Confirma la UNAM alta radiación en agua de La Cantera

06 octubre 2016

El ININ realizó una medición y se determinó que la radiactividad de este pozo es cuatro veces mayor que el límite permitido.

Tras confirmar la muerte de cinco personas -entre estas tres niñas-, por leucemia linfoblástica aguda, luego de beber agua contaminada en el pozo de La Cantera, en San José Iturbide, el investigador de la UNAM, Marcos Adrián Ortega, dio a conocer los avances de la segunda etapa de sus investigaciones, y los obstáculos interpuestos por autoridades de Conagua, estatales y municipales, para buscar una solución, ante la "situación crítica" que enfrentan miles de familias.

Altas dosis de radiación provocadas por la sobre explotación del manto acuífero

En el auditorio del Centro de Geo Ciencias de la UNAM, campus Juriquilla, Ortega Guerrero explicó que los principales contaminantes de estas aguas subterráneas de la Cuenca, que han comenzado a cobrar vidas, son el arsénico, fluoruro, radón, uranio y torio, en cantidades que van desde cuatro hasta 30 veces más de lo recomendable para el consumo humano.

Momentos antes de encabezar un recorrido organizado por la máxima casa de estudios por la localidad de La Cantera, donde olvido de autoridades, pobreza y condiciones geológicas, mantienen en un mayor riesgo de vulnerabilidad a mil 500 personas, el investigador manifestó que después de más de 15 años de investigaciones, está confirmada la presencia de grandes cantidades de radicación en la zona.

Detalló que el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) realizó recientemente una medición de radiactividad a solicitud del CGeo, y se determinó que el agua del pozo que abastece a la población de La Cantera, registró niveles de radiactividad Alfa Global con niveles de 2.3 becquereles por litro, cuando la norma nacional considera como máximo aceptable 0.56 becquereles por litro, es decir, la radiactividad de este pozo es cuatro veces mayor que el límite permitido.

DESDE LOS 80S, ABIERTO UN "BASURERO INDUSTRIAL"

Agregó que a 20 metros del pozo está un antiguo basurero en desuso, pero no clausurado por las autoridades responsables. "Este depósito de 30 mil metros cúbicos de capacidad ha recibido desde los años setentas y ochentas descargas de basura industrial de las decenas de fabricas apostadas en la zona.

Marcos Ortega manifestó que ante la indiferencia de las autoridades, que a la fecha no han ofrecido una solución, la población de esta localidad -actualmente bajo administración del Partido Verde Ecologista de México (PVEM)- acudió a la UNAM para solicitar apoyo con una investigación que expusiera con seriedad y responsabilidad la magnitud del problema.

La Cuenca Independencia, ubicada en la zona norte de Guanajuato, abarca una extensión de 7 mil kilómetros cuadrados, con una población de casi 500 mil habitantes, distribuidos en los municipios de San José Iturbide, Doctor Mora, San Luis de la Paz, Santiago de la Unión, San Felipe, Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende.

El investigador explicó que la población de estas comunidades enfrente riesgos aunque en diferentes niveles de radiación y contaminantes, así como por su posición geográfica. Citó como ejemplo, el hecho de que hace unos 15 años, la población de San Miguel de Allende con flourosis dental sumaba 5 mil personas, "ahora son más de 50 mil", acotó.

Residentes afectados por la amenaza a su salud y autoridades universitarias coinciden en que "el Gobierno municipal actual de la localidad, y el Gobierno de Guanajuato, así como la propia Comisión Nacional de Agua (Conagua), han desestimado los resultados presentados por la UNAM, cuestionando su veracidad e incluso, negando los accesos al pozo contaminado".

SE EXPANDE CONTAMINACIÓN RADIACTIVA A MUNICIPIOS Y ESTADOS ALEDAÑOS

De acuerdo con las investigaciones, se encontró que los límites de acuíferos son administrativos y no naturales, lo que está generando su sobreexplotación y provocando una migración de los contaminantes hacia otras regiones, ampliando el radio de afectación. Al agotarse el agua superficial, se ha comenzado a jalar aguas subterráneas con hasta 35 mil años de antigüedad, con la incorporación de mayores contaminantes que ahora migran hacia zonas superiores, tales como arsénico y fluoruro".

Un estudio de CGeo de la UNAM revela que la concentración de arsénico y fluoruro en el acuífero Lerma-Chapala se duplicó en los últimos 14 años y una condición de semejante contaminación ya se encuentra en las aguas subterráneas de seis Estados más, que son Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, Durango y Sinaloa.

De acuerdo a los estudios, las concentraciones de arsénico y fluoruro en 250 de la Cuenca presentaban concentraciones hasta diez veces por encima de los límites tolerables para consumo humano, de acuerdo con la Norma 127 de la Secretaría de Salud, que es de 1.5 miligramos por litro.

Durante el recorrido, el doctor Marcos Adrián expuso que el arsénico está causando cáncer en la población, y el fluoruro ya pasó de causar daños en los dientes y en el sistema óseo, a ser asociado con daños en los neurotransmisores, por lo que los niños tardan en aprender y su coeficiente mental se reduce entre 40 y 50 por ciento.

El investigador reconoció que los contaminantes ya están prácticamente en toda la cadena del ecosistema de estas localidades, pues los contaminantes están en el agua y al evaporarse también se encuentran en el aire y los alimentos que ingiere la población del lugar.

El investigador de la UNAM, Marcos Adrián Ortega

Frente a este panorama, el grupo interdisciplinario de expertos de la UNAM -instituto de Física (IF), Ciencias Nucleares (ICN), Ciencias del Mar (ICML) y CGEO-, sostienen que en los resultados de las investigaciones no se identificaron fuentes antropogénicas de radioactividad y propusieron medidas para enfrentar el problema:

Incorporar sistemas de aireación en la red de abastecimiento de agua; almacenar agua en tanques elevados; usar tinacos con sistemas de venteo en las casas de la comunidad y mantener un monitoreo permanente de los niveles de radiación.

06 de octubre de 2016
Fuente: El Occidental
Nota de Salvador Martinez Pavón