Ante la falta de un reglamento para cenotes y vigilancia por parte de las autoridades en materia ambiental, ciudadanos arrojan a cenotes aguas residuales de casas y negocios en zonas habitacionales y turística.

Aunque la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA) debe verificar cada lote de la zona turística, las autoridades permiten que se siga contaminando el subsuelo a pesar de que en 80% de la ciudad se cuenta con la red de drenaje.

A la altura de la calle 14 norte sobre la Quinta Avenida, hay un cenote debajo de un vestigio maya, ahí nadan alrededor de tres tortugas en medio de agua sucia generada por establecimientos cercanos.

Este cuerpo de agua no sólo recibe aguas residuales que llegan a través de una tubería blanca de alrededor de dos pulgadas, sino que también es un criadero de moscos.

Los cenotes ubicados en los fraccionamientos Bosque Real están cercados, pero ahora no tienen agua, se secaron cuando se concluyó el desarrollo inmobiliario. En Villamar I es utilizado para uso recreativo, pero con los años se ha contaminado.