Judith Cardoso Martínez, del área de Polímeros del Departamento de Física de esa casa de estudios, destacó que se ahorrarán miles de litros en cada negocio que haga uso de esta tecnología, capaz de limpiar hasta mil litros del líquido cada 30 minutos.

En el servicio de autolavado se utilizan de 30 a 100 litros por carrocería, o en lavanderías se llegan a ocupar hasta mil litros por cada tanda de ropa, los restaurantes generan agua con grasas y buscan alternativas para tratarla y reusarla, precisó.

La investigadora, quien encabeza a este grupo y como producto de este trabajo ha registrado dos patentes relacionadas con el tratamiento del agua producida en este tipo de negocios a partir de la utilización de materiales poliméricos de origen biológico, en este caso, obtenido de los desechos de camarón, en especial del caparazón del crustáceo.

Con el apoyo del Instituto de Ciencia y Tecnología del Gobierno del Distrito Federal se diseñó un prototipo que funciona para 10 litros de agua que podría escalarse a otro de 1.3 metros cúbicos, cantidad de agua para tratar que se produce en una agencia de autos donde cuentan con talleres y lavado de autos, precisó.

El prototipo se pondrá en operación en una agencia automotriz del sur de la ciudad de México interesada en convertirse en una empresa “verde” y en cumplir la normatividad respecto a la calidad del agua que se genera y su tratamiento para ser reusada.

Cardoso Martínez explicó que uno de los problemas de las aguas producidas en este tipo de establecimientos es su alto contenido de grasas, ceras y compuestos inorgánicos como tierra metales, sales metálicas de carrocerías y los detergentes que en presencia de grasas hacen emulsiones que no pueden ser separadas fácilmente.

El tratamiento que generalmente se realiza en muchos de estos lugares es eliminar la grasa superficial por métodos físicos por diferencia de densidades; sin embargo, no se hace nada con la grasa emulsionada.

Con la planta diseñada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) “sí logramos eliminar prácticamente todos los componentes orgánicos e inorgánicos”, aseveró.

Adicionalmente, con el apoyo de investigadores del Departamento de Biotecnología se trabaja también en la biodegradación de sólidos orgánicos, “de tal manera que tenemos un proceso sustentable porque eliminamos los contaminantes, tratamos el agua y queda con características para volverse a usar en el propio establecimiento.

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Fuente: Milenio

04 de septiembre de 2012