Descontaminan plantas un lago; hacen posible proyecto de desarrollo

10 diciembre 2007

Porto Alegre, Brasil (9 de diciembre de 2007).- Lentejas de agua, lechugín y totora han servido a comunidades de Ecuador para tratar aguas residuales, descontaminar su lago y obtener mayor ingresos, un trabajo que ahora ha recibido el reconocimiento internacional.

Representantes de esta comunidad que vive en la parroquia de San Rafael de la Laguna, en el municipio de Otavalo, presentaron su iniciativa en Porto Alegre durante la Feria de la Innovación Social, un evento que reúne las mejores experiencias comunitarias en el área social de Latinoamérica.

El de San Rafael es un proyecto que cubre varios aspectos: el medioambiental, el económico y el educacional. Partió de la preocupación de la población local, y ha sido desarrollado por los propios habitantes.

En el lago viven unas 30 mil personas repartidas en cuatro parroquias, explica Fredy Sánchez, de la Junta de San Rafael, ganadora del segundo premio del concurso de innovación social que organiza la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y otorga en Porto Alegre.

La comunidad emprendió hace siete años un trabajo de tratamiento de las aguas residuales con plantas acuáticas nativas: la lentejuela de agua y el lechugín, mediante un proceso "bastante simple" que permite descontaminar el agua en el 90%, dice Sánchez.

El lechugín se aprovecha para alimentar a los cerdos y el agua depurada para regar la totora, una planta usada tradicionalmente en la fabricación de esteras y algunos productos domésticos sencillos.

La mejora del cultivo llevó a un grupo de la comunidad, apoyado por la organización Fundación Alternativa, a montar la empresa Totora Sisa, que comenzó con la producción de artesanías y ahora está fabricando muebles de diseño moderno.

La empresa reúne a 42 familias socias, a las que un experto colombiano ha dado capacitación en diseño, de manera que han incorporado técnicas de Colombia y Bolivia, y desarrollado otras nuevas que ofrecen mayores posibilidades creativas.

El gerente de Totora Sisa, Juan Aguilar, señala que la totora crecía a 2 metros, pero, desde que comenzaron a tomar medidas para mejorar la calidad del agua, los cultivos ha aumentado a 4 metros, lo que aumenta su rendimiento.

También han mejorado los ingresos de quienes trabajan en la empresa, que generó en el año 2006 unos ingresos de 22 mil dólares.

Sánchez comenta que la totora era sólo un medio de subsistencia antes del proyecto, ya que las esteras, usadas para techos, suelos, secar granos y otros usos domésticos, se vendía muy barata.

La mejora de las técnicas y la diversificación ha supuesto también unos precios más justos.

"Lo que pretendemos es que se haga un uso adecuado de nuestros recursos y se remunere el trabajo", explica Sánchez, un nativo de San Rafael, que tuvo "la oportunidad de estudiar" Ciencias de la Educación y una maestría en manejo de recursos naturales.

Actualmente hay un planta de tratamiento de aguas en San Rafael, pero el gobierno municipal tiene un proyecto listo para crear un 14 más en las cuatro parroquias de la zona.

Son proyectos "caros, porque el nivel freático es muy alto", explica Sánchez para aclarar que el coste total está estimado en 1.5 millones de dólares.

Los planes de la comunidad son impulsar la descontaminación del lago, crear una empresa para procesar el alimento para los animales, mantener el cultivo sustentable de la totora y desarrollar un proyecto turístico, que incluye la construcción de un puerto para paseos en balsas fabricadas con esta planta.

El proyecto ha contribuido a mejorar los niveles de educación y capacitación de la comunidad, que, según dicen sus responsables, espera, con el tiempo, poder ofrecer sus productos para la exportación, algo por ahora inalcanzable por los elevados costes del transporte.

Fuente: EFE

Fuente: El Universal

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