Para evitar el riesgo de inundaciones catastróficas en la zona metropolitana, los gobiernos federal, del Distrito Federal, Estado de México e Hidalgo acordaron unir esfuerzos para construir el Túnel Emisor Oriente, que a decir del presidente Felipe Calderón será “la obra políticamente más complicada y costosa de la actual administración”.
En la puesta en marcha de estas obras, que resolverán de fondo la problemática del sistema de drenaje y de aguas pluviales en la zona metropolitana, el Ejecutivo federal señaló que se trata de una obra políticamente compleja porque tendrán que “entrarle” gobiernos de distintos signos y lugar. “Hay gobiernos del PRD, del PAN, del PRI, estatales, federal, municipales, y eso implica un enorme grado de complejidad”, señaló el mandatario.
Explicó que, de acuerdo con los mitos de la política tradicional, “se decía que hay que hacer sólo obras públicas que se vean y las que la gente puede reconocer; pero las que van bajo tierra y las que la gente no ve, pues es dinero prácticamente tirado o enterrado, literalmente”.
Con la colaboración de los diferentes órganos de gobierno, dijo, eso viene a resultar en un falso mito, porque obras como ésta no se hicieron durante mucho tiempo.
Al respecto, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, dijo que “no es una obra de relumbrón, porque es una obra que irá en el subsuelo, estará enterrada, pero es una obra que acredita la responsabilidad histórica de los cuatro gobiernos que en ella habrán de participar”.
Su contraparte del estado de Hidalgo, Miguel Osorio Chong, mencionó que sin la participación coordinada de los tres órdenes de gobierno y de la sociedad, la planeación y el desarrollo de obras “son un mal disimulo del autoritarismo”.
Para construir el Túnel Emisor Oriente se destinarán 13 mil millones de pesos, tendrá una longitud de 62 kilómetros y un diámetro de siete metros y concluirá en 2012. La obra dará seguridad a 20 millones de habitantes y su descarga total será en el río El Salto, en Hidalgo, donde se construirá la planta de tratamiento de aguas más grande de Latinoamérica.
Ante los gobernadores priistas del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong; el secretario General de Gobierno, José Ángel Ávila Pérez, así como el alcalde perredista de Ecatepec, José Luis Gutiérrez Cureño, el presidente Calderón manifestó:
“Esta obra va a ser muy cara, más cara de lo que puede costar una carretera, pero la necesitamos. Y esta mañana celebro que nos hayamos podido poner de acuerdo para hacer esta obra medular para la ciudad de México y su zona metropolitana”, afirmó el presidente Felipe Calderón, quien reiteró que este túnel va a costar más que la presa más grande de México, que es El Cajón.
Será el túnel más grande que tenga el país y muy probablemente el emisor de drenaje más grande del mundo.
“Se tiene que hacer rápido esta obra. Es una situación de urgencia que se enfrenta”, enfatizó el primer mandatario.
Indicó que “su longitud será mayor que la distancia entre Indios Verdes y Pachuca o entre México y Toluca”.
Luego afirmó: “Estoy convencido que cuando los gobiernos nos ponemos de acuerdo podemos atender los problemas de la gente y resolverlos. Estoy seguro que más grande es la voluntad y la fuerza de los mexicanos, y mientras más nos pongamos de acuerdo, más rápido habremos de superar los grandes desafíos del país, y hoy el arranque de obra del túnel emisor así lo demuestra”.
En este contexto, Calderón reconoció la voluntad del Gobierno del Distrito Federal y su secretario de Gobierno para alcanzar un acuerdo para construir dicha obra, pese a las “profundas” diferencias político-partidistas.
“La tarea de todo gobierno es generar bienes públicos, servir a la gente. A la gente no le importa si es un asunto de competencia municipal, estatal o federal, sino que le interesa que se resuelva el problema. Y lo que preocupa legítimamente a los ciudadanos es el agua y el drenaje”, enfatizó.
Al hablar de las bondades del Túnel Emisor Oriente, el presidente Calderón señaló que “nos va a ayudar a arreglar de manera clara y contundente ese problema de desagüe de las aguas del Valle de México, tanto de drenaje como pluviales, para evitar que se presente el riesgo de una catástrofe.
“Desde luego que nadie lo quiere, Dios no lo quiera, y aquí esperaremos que no sea así, pero se trata no sólo de atenernos a la buena voluntad de Dios y de la naturaleza, sino de hacer lo que tenemos que hacer para evitar que en el caso de presentarse una acumulación superior a las descargas que es capaz de resistir el sistema actual la ciudad de México y su zona metropolitana”, señaló.