El agua de la llave, un recuerdo en la sierra de Guadalupe

08 enero 2009

 

Emilio FernándezCorresponsal
El Universal
Jueves 08 de enero de 2009
emilio.fernandez@eluniversal.com.mx

ECATEPEC, Méx.— Las calles aquí dejaron de ser ocupadas por los automóviles. Los tambos de plástico y de metal los desplazaron desde hace muchos años.

Medio llenos de agua o la mayoría de las veces vacíos, forman parte del escenario urbano y de la identidad de miles de familias que escogieron este lugar para mal vivir.

Son esenciales para subsistir. Su supervivencia depende de lo que en ellos acumulan. Sin ellos, su situación sería aún más difícil.

Es la parte alta de la sierra de Guadalupe donde se respira la pobreza, en la que los servicios básicos son un lujo para los que menos tienen.

Han aprendido a vivir con poca agua. La memoria de doña María Díaz, una octogenaria que habita en la colonia El Mirador, está fresca aún.

“Fue en el año 2000 cuando dejamos de recibir agua de la llave. Desde entonces ya no nos llega hasta acá arriba”, recordó.

Pero en el inicio del nuevo milenio el agua de las llaves de esas familias sólo conducía agua una vez cada dos meses. Las penurias siempre las han acompañado.

Juan Carlos Acevedo llegó a esta colonia cuando tenía seis años, hoy tiene 23 y la escasez del líquido lo acompañó hasta convertirse en padre.

Ahora tiene dos hijos, uno que cumplirá dos años y otro de tres meses. Está resignado a que crecerán como él: sin agua potable en su red por el resto de sus vidas.

Los tambos están por doquier, siempre a la espera de ser llenados por la manguera de una pipa.

“Aquí sí cuidamos el agua”

Irene Rodríguez enseñó a sus cinco hijos a no malgastar el agua. Su familia compra el líquido para almacenarlo en siete tambos de 500 litros cada uno. Por cada tambo paga cinco pesos. El precio autorizado por el organismo local es de cuatro pesos.

“Nos bañamos primero; luego esa agua la utilizamos para lavar la ropa y al final se la echamos al baño”, contó.

“Aquí sí cuidamos el agua porque sabemos lo que se sufre al no tenerla todos los días”, dijo.

Silvia Ramírez vive en la colonia Los Bordos, también localizada en la sierra de Guadalupe, y es otra víctima de la escasez del recurso hídrico.

“Cada ocho días pasa la pipa y si no le compro me quedo sin agua hasta 15 días. Nosotros la cuidamos como si fuera oro porque está cara y escasa”, narró.

Los vecinos de estas dos colonias no sabían que se suspenderá el servicio del Sistema Cutzamala tres días cada mes, a partir de enero y hasta mayo.

Al enterarse, se encomendaron a Dios. “Rogamos que se acuerde de nosotros y que no nos desampare, porque sólo él podrá ayudarnos”, clamó doña María Díaz.

Los augurios no son nada halagüeños para los que siempre han padecido por el servicio de agua.

El titular del organismo de agua del municipio de Ecatepec, Francisco Reyes Vásquez, advirtió que los que reciben el líquido cada 21 días podrían tardar más tiempo en recibirla por los problemas del Sistema Cutzamala.

“Que Dios nos ayude”, rogó otra vez doña María Díaz.

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