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El agua los dejó más pobres

Por: El Siglo De Durango / El Nayar, Dgo. – 25 de sep de 2008.

Sus rostros revelan angustia, cansancio y enojo, no han dormido en toda la noche, nada les apetece; en lo único que piensan es en rescatar sus pertenencias del agua y fango que los sorprendió cuando dormían.

Tres familias son las afectadas por el desbordamiento del río Tunal en un paraje conocido como Los Llanitos, de El Nayar, hecho que los agraviados atribuyen a la ruptura de una de dos represas que se construyeron a algunos metros del lugar para almacenar agua para los animales.

Pero también culpan a los areneros, ya que de tanto material que han sacado de la ribera del río, a unos pasos de las viviendas inundadas, el cauce se modificó y llegó golpeando con toda su fuerza los domicilios ubicados en esta zona de El Nayar, incluso tumbando una barda.

“El agua casi le arrebata su niña a mi cuñada, cuando intentaba escapar de la creciente junto con sus tres hijos, pero ella se le soltó y lo bueno fue que una señora la alcanzó a agarrar antes de que se la llevara la fuerte corriente”, platicó Estela Rodríguez Hernández.

Mientras algunas mujeres platican a los medios de comunicación cómo ocurrieron los hechos, otras personas se abocaban a sacar muebles, ropa, despensa y papeles de los domicilios que estaban llenos de agua y lodo, ya con un nivel bajo de agua luego de que ésta subió hasta un metro.

Por sorpresa

Julia Valdez Rojas invitó a los reporteros de El Siglo de Durango a pasar a su casa, donde el piso de tierra quedó en tal malas condiciones que lo trataban de emparejar con grava.

Dijo que ella y su esposo dormían cuando de pronto como a las 4:00 horas escucharon el fuerte ruido del agua que golpeó las viviendas e inundó esta vulnerable área de El Nayar, muy cercana al panteón.

Ella dijo sentirse preocupada por la situación en que se encuentran ella y su esposo, que por sus enfermedades es poco lo que puede hacer para proteger a su familia.

“Nos salimos para ir a una parte más alta y ponernos a salvo y al momento de cruzar por el agua las pencas de nopal y ramas de palma golpearon a algunos de nosotros”.

El agua arrasó con las gallinas, derribó una barda y echó a perder muebles de estas familias humildes que con mucho esfuerzo habían logrado adquirirlos.

Solidaridad

Vecinos y familiares de las personas afectadas acarreaban los muebles de los damnificados a lugares seguros, aunque algunos ya se habían echado a perder, como los colchones y algunos aparatos eléctricos.

Ya es la segunda vez que sucede un siniestro provocado por el agua, pero en esta ocasión los resultados fueron peores porque lo que provocó la inundación fue la ruptura de una represa y no la lluvia, aunque ésta fue copiosa.

Pero los afectados no estaban solos: algunos vecinos llegaron al lugar, se quitaron los zapatos y comenzaron a ayudar; incluso, los niños cargaban algunos cuadros y adornos de las casas inundadas.

A temprana hora el DIF hizo llegar a las familias anegadas, despensas, cobijas, colchonetas y hules, mientras que elementos de Protección Civil hacían un recuento de los daños.

Piden auxilio

Las familias afectadas por el desbordamiento solicitan a los gobiernos Municipal y Estatal ayuda para no volver a ser víctimas de la misma situación, pues por sus condiciones económicas les será difícil recuperarte de ésta.

Piden incluso ser reubicados de esta zona, que los areneros y una represa han hecho riesgosa, e incluso hay a quienes ya se les prometió un terreno, pero aun así, no tienen el dinero para construir.

Otras personas apenas pretendían radicar en la zona e incluso ya habían empezado a fincar, como Antonia Ortiz y Guadalupe Hernández, a quienes las aguas broncas dañaron parte de su propiedad, en la que apenas planeaban establecerse.