En sólo dos años, la cifra de urbanitas que vivirán en condiciones "indignas" y "precarias" ascenderá a 1.115 millones de personas por el avance de la pobreza en las ciudades, el crecimiento continuo de la población y los desequilibrios económicos, según un estudio de Fundación CEAR (Comisión Española del Ayuda al Refugiado).

El análisis, que se presenta con motivo de la conmemoración hoy del Día Mundial del Hábitat, revela que el número de personas que vivirán en las ciudades en estas condiciones "seguirá incrementándose en 35 millones por año".

Así, se darán casos como el de Mauritania. Según la CEAR, "en 2010 un 95% de su población urbana vivirá sin condiciones de vida digna, por lo que no será raro que la inmigración proveniente de ese país aumente".

Ya los Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD) establecen que hay que mejorar considerablemente las vidas de por lo menos 100 millones de habitantes de tugurios para el año 2020. Según la ONU, en 2005 algo más de una tercera parte de la población urbana de las regiones en vías de desarrollo vivía en barrios de tugurios. En el África subsaharina, la proporción superaba el 60%, lo que quiere decir que harán falta grandes inversiones, por ejemplo para proporcionar acceso a agua, saneamiento, viviendas duraderas o suficiente espacio vital.

En la actualidad, el 60% de la población mundial vive en condiciones de habitabilidad precarias, es decir, "sin agua, sin espacio, propiedad o saneamiento básico", especialmente en las zonas rurales, donde el acceso al agua potable es seis veces más complicado.

Sin embargo, la Fundación CEAR menciona que "en lo que concierne al agua y saneamiento, la situación ha mejorado", ya que si en 1990, el 22% de la población mundial (1.161 millones de personas) no disponía de acceso a agua mejorada, diez años después las previsiones señalan que será un 15% (1.016 millones) quien se enfrente a este problema, la gran mayoría, en los países del Sur.

El agua sucia y la falta de saneamiento se cobra más vidas al cabo del año que la tuberculosis o la malaria, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud. Cuando se trata de niños, la mortalidad es mayor por diarrea que por sida, y mata 4.900 menores de edad todos los días (1,8 millones mueren cada año).

"La urbanización cambia para siempre la manera en que utilizamos la tierra, el agua y la energía. Bien hecha, puede dar opciones a la gente y ayudarla a prosperar. Hecha mal, disminuye la seguridad, depreda el medio ambiente y agrava la marginación de quienes ya padecen y están excluidos", recuerda Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas para conmemorar este Día Mundial del Hábitat.

El lema escogido este año por la ONU es del Ciudades armoniosas, con la idea de crear una mayor conciencia de los problemas que trae la urbanización acelerada, de sus repercusiones para el medio ambiente y de las consecuencias y retos de una pobreza urbana cada vez mayor.

En este sentido, Anna Tibaijuka, directora ejecutiva del Programa de la ONU para los Asentamientos Urbanos, habla de "la responsabilidad moral y ética de hacer que nuestras ciudades sean más armoniosas, haciéndolas incluyentes. Para lograr seguridad y desterrar el peligro en las ciudades tenemos, como sociedad, la obligación de luchar contra la pobreza y la miseria urbanas".

Y CEAR, por su parte, recuerda que con el presupuesto mundial militar de ocho días, es decir, 10.000 millones de dólares, se podría subsanar este problema, porque las previsiones de Naciones Unidas cifran en una cantidad equivalente las necesidades del sur para garantizar el acceso al agua potable y el saneamiento.