El Río Santiago, emblema de Greenpeace

13 diciembre 2012

Manifestación de Greenpeace en México. Foto cortesía Greenpeace

 

En esta etapa, el colectivo se ha concentrado en empresas dedicadas a la industria de la moda, pues muchos proveedores de textiles utilizan tintes que contienen químicos que afectan los cuerpos de agua, la biodiversidad y la salud humana.

La organización internacional encontró que las maquiladoras Lavamex y Kaltex –proveedores de la corporación estadunidense Levi’s–, realizan descargas de contaminantes en sus plantas de Aguascalientes y Querétaro.

Con anterioridad, la asociación internacional ha logrado que empresas multinacionales como Zara (española) se unan al reto Detox y eviten el uso de químicos en sus prendas; ahora están enfocados en lograr que Levi’s se adhiera también a esta tarea por mantener ríos limpios.

El caso de la comunidad de El Salto ha sido usado como emblema para la campaña, tanto a nivel nacional como internacional, debido al espectáculo de contaminación industrial que representa el Río Santiago. El citado documental, dirigido por el cineasta Eugenio Polgovsky, ha servido para crear conciencia sobre lo que sucede en otras partes de México y el mundo.

El caso de Lavamex afecta la cuenca Lerma-Chapala-Santiago pues, según la investigación Hilos tóxicos: al desnudo la planta perteneciente al grupo Inisa, utiliza sustancias tóxicas con impactos peligrosos para el medio ambiente y a la salud, los cuales llegan al Río San Pedro, cuerpo de agua que desemboca en el Santiago.

Desde el año 2000, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se cuenta con un permiso de descargas de aguas residuales, sin embargo se detectaron dos tubos más que estarían de manera irregular descargando los residuos industriales de la mezclilla que sale de Lavamex.

El otro caso estudiado afecta la cuenca del río Pánuco. La planta Kaltex –la compañía textil más grande de Latinoamérica y que genera alrededor del 30% de la mezclilla en México– ubicada en San Juan del Río, Querétaro, tiene dos permisos oficiales para descargar sus vertidos, uno al río San Juan y otra descarga más pequeña a un campo. Las licencias están limitados a establecer máximos permisibles para los parámetros de contaminación general y ciertos metales pesados.

Ahí se encontró presencia de químicos dañinos –algunos similares a los de Lavamex–, y además se localizó un tubo de descarga residual directamente al río San Juan.

“El caso del río Santiago es sintomático del tipo de problemas que se enfrentan en muchas de las cuencas de ríos en México”, explica Greenpeace en su informe, lo cual hace que se utilice como símbolo de la campaña, relatando los problemas que este tipo de industrias causan, a través de los ojos de los activistas de la asociación Un Salto de Vida y la familia Enciso González.

Muchas de las fábricas ubicadas en El Salto descargan directamente en tuberías que llevan a cuerpos de agua que desembocan en el Río Santiago y que afectan la cuenca de El Ahogado, en donde se construyó la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales del mismo nombre, altamente criticada por solamente tratar desechos orgánicos.

Según la Comisión Estatal del Agua, de las 32 empresas que están ubicadas en el Corredor Industrial El Salto solamente tres cumplen con el requisito de contar con sus propios mecanismos de saneamiento, y pese al grave problema apenas tres industrias han sido apercibidas (y denunciadas ante las autoridades de procuración de justicia) por descargas irregulares.

Desde Guadalajara, el grupo local de Greenpeace ha realizado acciones en las tiendas de la empresa en cuestión en diferentes plazas comerciales de la ciudad, a fin de informar a la ciudadanía sobre el problema que representa.

Así, el pasado domingo realizaron un tour en bicicleta en el municipio de Ocotlán, en donde frente al puente que cruza el Santiago mostraron su rechazo al uso de tóxicos en las prendas de moda de la transnacional Levi’s.

Los habitantes de El Salto han exigido de diversas maneras acciones contundentes por parte del gobierno, y al paso de los años los vecinos mueren, los niños nacen con enfermedades respiratorias, los casos de cáncer aumentan y las descargas continúan.

“Los lugareños no saben exactamente qué tubería contaminante pertenece a cada fábrica, ni los tóxicos que están arrojando, y mucho menos las marcas que están detrás de este sucio suceso. Sin embargo, los documentos gubernamentales que fueron desclasificados por Greenpeace revelan que los funcionarios estatales sí son conscientes de las enfermedades que la contaminación química está dejando a su paso en México”, explica Pierre Terras, coordinador de la campaña de Tóxicos de Greenpeace México, en la presentación del documental que narra la historia de lucha de una comunidad.

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