El TLC y la privatización del agua

02 julio 2013

Cuando Ramírez Acuña creó la CEAS, se le aprobó un Decreto que le dio tres mil 500 mdp para el saneamiento de las aguas pero, el entonces Director de la CEAS pidió al Congreso que cancelara el proyecto de las seis plantas de tratamiento y propuso que se construyeran nada más la de El Ahogado y la de Agua Prieta, así nació el negocio de Renova Atlatec, por lo que, aquí en Jalisco solamente falta de privatizar la distribución del agua y esto se va a realizar cuando el Comité Ciudadano Tarifario del Agua repita la burla a los ciudadanos haciéndonos pagar un precio más alto como el precio internacional que le están fijando los organismos operadores de la iniciativa privada.

Cuando nuestro país firmó el TLC por iniciativa de Salinas, nos condenó a los mexicanos a pagar los servicios públicos más caros del mundo como: los financieros, gasolina, carreteras, paquetería y, ahora el agua, porque el BID condiciona el crédito de obras hidráulicas a que los gobiernos privaticen el agua. El TLC se firmó para que los grandes capitostes se quedaran con los servicios que los tres niveles de Gobierno tienen la obligación de darnos a los mexicanos; este salinazo consistió en menos salario, servicios más caros, concentración de la riqueza y miseria generalizada.

El en foro referido, se dejaron escuchar voces de la izquierda quienes manifestaron que los servicios públicos privatizados sólo han aumentado el costo de los servicios y pusieron como ejemplo Mexicali, Aguascalientes y Saltillo. Estamos conscientes que la codicia de los privatizadores del agua en el DF es enorme, porque ahí están usando 75 M3/s; esperamos que la Conagua piense más en atender a los ciudadanos y menos en entregar su responsabilidad a la iniciativa privada, porque vender a la IP la Conagua y los organismos operadores del agua estatales y municipales, es una traición al pueblo; el agua ya tiene la categoría de servicio público de conformidad con la última reforma a la Constitución que define de esta manera el derecho de los mexicanos a tener agua suficiente y de calidad, a precios accesibles, sin la especulación de los pulpos que convirtieron a Guadalajara en la ciudad más garrafonera del país.

02 de julio de 2013
fuente: El Occidental