En España, expertos llaman a usuarios de agua subterránea a asociarse para mayor eficiencia

27 enero 2010

27 de enero de 2010
Fuente: ABC (EFE)

La directora general del Agua, Marta Moren, ha inaugurado hoy en Valladolid la jornada “Participación de los usuarios de aguas subterráneas en la gestión y planificación de los recursos hídricos”, en la que ha apostado por establecer nuevos cauces de diálogo con el objeto de conseguir un uso sostenible de estos acuíferos.

“Se quiere que la explotación del agua subterránea sea sostenible y la tengamos ahí para cuando haya escasez”, ha añadido.

El presidente de la Asociación Española de Usuarios de Aguas Subterráneas, Bernardo Díaz, ha incidido en que hay que “aprender” a medir el uso de estos espacios si se quiere garantizar su permanencia en iguales condiciones en el futuro, para lo que habría que tomar medidas en campos como la agricultura y regular, por ejemplo, la producción de excedentes.

Díaz ha sostenido, no obstante, que la gestión de este patrimonio hídrico ha de incumbir a todos los usuarios, es decir, a la industria, a la agricultura y a los que la consumen para abastecimiento, por lo que ha abogado porque las partes se asocien para mejorar su uso.

Esta posición ha sido respaldada por el presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Antonio Gato, quien ha advertido de la necesidad de que en Castilla y León surja un interlocutor con el que se puedan tomar, “entre todos”, decisiones que garanticen un futuro mejor de las aguas subterráneas.

Ha recordado que, hasta ahora, los usuarios de esta cuenca han ido por libre, algo que contrasta con la “impresionante” tradición de organizarse que han tenido los regantes de aguas superficiales.

Las reservas subterráneas abastecen a casi el 40 por ciento de la superficie que se riega en la Cuenca del Duero, a través de acuíferos como Los Arenales -que con 7.000 kilómetros cuadrados discurre por cinco provincias del centro de la cuenca-, el del Páramo de Cuéllar en Segovia o el de Tordesillas, en Valladolid.

En los últimos tres años, se ha paralizado la curva descendente de calidad y cantidad de agua en estas superficies y, por ende, la contaminación por arsénico, que se desencadena de forma natural ante la escasez de recursos hídricos en los acuíferos, según Gato.

En la Cuenca del Duero funcionan 550 puntos de control del nivel y el estado del agua subterránea.

Cada año se extraen de estos espacios entre seiscientos y mil hectómetros cúbicos para atender abastecimientos urbanos, individuales y a cerca de 200.000 hectáreas de regadío.

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