En Honduras, el río Ulúa desata su furia

08 septiembre 2010

* En Potrerillos, más de 300 familias alojadas en escuelas.

08 de septiembre de 2010
Fuente: El Heraldo

Los miembros de las FF AA han sido fundamentales en las labores de rescate de bienes y personas.

Los miembros de las FF AA han sido fundamentales en las labores de rescate de bienes y personas.
Villanueva, Cortés. Honduras.- La tierra del azúcar vuelve a sentir el sabor amargo de las inundaciones.

Este municipio tiene albergadas, aproximadamente, a 350 familias y su población vecina, Pimienta, a más de 200, además de 12 mil personas incomunicadas.

En Villanueva las aguas del Ulúa golpearon a los pobladores del sector de Dos Caminos, Kilómetro 86 y la colonia Municipal. Entre adultos y niños las autoridades municipales reportaron más de 700 personas afectadas.

Anoche las evacuaciones continuaban en Dos Caminos. Muchas personas se negaban a salir pese a la amenaza inminente y tener a la puerta de sus casas el apoyo de las autoridades.

Las inundaciones también han afectado decenas de manzanas de cultivos de caña.

El paso del puente de Potrerillos a Pimienta sigue interrumpido pues las autoridades han tomado esa medida preventiva por el alto nivel del Ulúa y porque el puente tiene algunas averías.

En Pimienta se reportaron 235 familias evacuadas, la mayoría de la comunidad de Santiago donde unas 12 mil personas permanecen incomunicadas en el sector de La Bomba.

El río Ulúa se desbordó en unos dos kilómetros de la carretera de tierra que conduce a esta comunidad dejando como única opción el ingreso en lanchas o por un cerro donde tienen que caminar de 30 a 45 minutos.

Los afectados dijeron que para ir a traer comida deben turnarse para usar las lanchas.

Los campesinos también lamentaban la inundación.

“Todos los cultivos los hemos perdido. Le pedimos al gobierno que una vez termine la llena nos traigan semillas para volver a cultivar”, dijo don Víctor Argueta, campesino.

En Potrerillos se vive la crisis

El agua parece ceder, pero la amenaza continúa.

En los albergues, la angustia es latente por las consecuencias de las llenas y en los campos la esperanza de una formidable producción se acabó.

Hasta tres familias completas comparten aulas de los centros educativos que han destinado las autoridades municipales para su refugio.

No solo la comida es preocupación para las más de 300 familias que fueron evacuadas en este municipio de los barrios Suyapa, La Pedrera, Morazán y de Cabañas, de donde la gente no salía de las viviendas desde el azote del Mitch.

En la escuela Minerva, Kilme, José y Alejandra, hacen sus tareas escolares sobre una cama húmeda.

Doña Mirgia Macías camina desesperada por su pequeño hijo Kelvin Matute, de 14 meses, quien sufre de asma.

“He estado esperando ansiosa un doctor para que me lo inyecte. Se me ha puesto muy mal y me tiene angustiada. Le pido, por favor a las autoridades que nos traigan salud”, suplicó doña Mirgia.

Doña Tomasa Rodríguez se queja de la infección en sus pies. “Caminar es un sacrificio para mí. Todo el domingo pasé con el agua hasta el cuello intentando poner a salvo mis pertenencias y el agua sucia me ha causado infección en los pies”, expresó.

Más de 650 personas son las afectadas por las inundaciones en esta zona. De ellos, la mitad son niños.

Angustia en Campo Blanco

Los campesinos observaban ayer la llena sin ninguna esperanza en el sector de Campo Blanco. “Lo hemos perdido todo. Muchos somos miembros de empresas campesinas y otros independientes que nos dedicamos al cultivo de maíz, palma africana, caña y todo se ha perdido. En los últimos años se había inundado pero no tanto como hoy”, dijo Gilberto Zelaya.

Las autoridades del Comité de Emergencia Municipal (Codem), pidieron a la población estar atentos y no volver a sus casas aunque baje el agua pues se debe estar pendientes de los pronósticos.

“No podemos descartar nada y que hayan más evacuados. Incluso en colonias céntricas se han presentado problemas por aguas negras”, informó la secretaria del Codem, Patricia Orellana. De momento, lo que los afectados esperan es la entrega puntual de víveres y que las brigadas médicas se hagan presentes de inmediato a los albergues.

Pero la crisis no se ha vivido solo en Potrerillos, también en otros municipios como San Manuel y Choloma.

En San Manuel, doña María Concepción Alvarado salió a la 1:00 de la madrugada con sus cuatro hijos y dos nietos en brazos.

El desbordamiento del río Ulúa la dejó en la lista de los 2,500 damnificados que resultaron afectados en cinco comunidades de San Manuel, Cortés.

La mujer, de 40 años, solo pudo llevar con ella una bolsa de ropa, una cama unipersonal y unos trastes de cocina que instaló en una carpa a la orilla de la carretera la madrugada de ayer.

Con su rostro lleno de preocupación hoy se pregunta qué le dará de comer a sus hijos pues además de su pequeña vivienda, sus cultivos de maíz también quedaron bajo las aguas del Ulúa.

“Perdí todo y no sé qué hacer”, repetía doña Eugenia Velásquez, una mujer de 63 años que se gana la vida con la venta de tortillas.

Las familias afectadas son de las comunidades de la Guadalupe, el Campín, Liberación, Flor de Oriente y Movimiento Campesino.

“Cuando nos avisaron los bomberos que teníamos que salirnos ya teníamos el agua encima y no logramos rescatar nuestras cosas”, se lamentaba Emelina Rodríguez, residente de la colonia Guadalupe.

Los residentes de esta zona aseguran que no fueron a evacuarlos con tiempo y en la madrugada salieron casi corriendo a apostarse a las orillas de la carretera.

Ahí permanecen esperando que el agua del río baje para poder regresar a sus hogares.

Algunos hicieron champas y otros esperan poder conseguir un pedazo de plástico para poder cubrirse de la lluvia.

Lagos en Choloma

En Choloma, las calles de la aldea Monterrey se han convertido en lagos pero las inundaciones todavía no alcanzan las viviendas.

El vocero de la municipalidad, German Miranda, informó ayer que se realizó un monitoreo en los bajos del municipio pero no se reportaban pérdidas humanas ni materiales.

Indicó que el agua que saturaba las calles se debe a la lluvia que afecta la ciudad pero los bordos han resistido y no se ha registrado desbordamiento de río. La vigilancia se mantiene en el municipio pese a que no se reportan pérdidas.

Las filtraciones de los criques adyacentes al acceso de la carretera que conduce a Monterrey más el agua lluvia mantienen anegada la vía pero no se reportan mayores daños.

Las autoridades municipales de la localidad indicaron que se mantienen en alerta para evitar que ocurra cualquier tragedia y evitar que la llena los tome por sorpresa sobre todo en los sectores bajos. El acceso al Ramal del Tigre luce anegado, por lo que unas veinte comunidades están incomunicadas por la salida del río Ulúa.

 

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