España sufre la mayor escasez de agua en los últimos 10 años

19 febrero 2008

Fecha: 17 de febrero 2008

DPA – 2/17/2008 Madrid.-

España mira al cielo esperando agua. Los embalses del país se encuentran en el nivel más bajo de capacidad de los últimos 10 años. Pastos verdes, como los de Galicia, han amarilleado. Y en Barcelona se preparan para recibir agua dulce en barcos procedentes de otros lugares españoles e incluso de Francia.

El país "sufre la peor sequía de los últimos decenios", asegura el director general del Agua, Jaime Palop. Su intensidad supera incluso la de los años 90, una década negra en la que algunas zonas del país vivieron cortes de agua de 12 horas al día. Las primeras restricciones ya han comenzado. Varias cuencas han limitado el regadío en un intento de evitar cortes de agua en el consumo humano durante el próximo verano. Más de 400 localidades de Cataluña, entre ellas Barcelona, no pueden usar ya agua potable para regar, limpiar las calles o llenar piscinas. Las imágenes de algunos embalses en los que el agua escasea en el centro de un inmenso secarral árido son desoladoras. Y aún es invierno. El arco mediterráneo es la zona más afectada. En Cataluña no ha habido lluvias considerables en 20 meses. La situación "es muy dura", dice Palop; "de sequía extrema", asegura el gobierno regional. Pero la falta de agua afecta a más zonas: Andalucía, en el sur, encara en 2008 su cuarto año de consecutivo de sequía. Valencia tendrá que aplicar también restricciones de agua en los cultivos agrícolas.

Madrid acaba de cumplir un año sin restricciones, pero la falta de lluvias tiene en la capital y su entorno otra consecuencia: la contaminación no se limpia y se refuerza con vientos africanos. España es un país que conoce bien la escasez de agua. En los últimos decenios se ha enfrentado en no pocas ocasiones a periodos de sequía. La anterior fue en 2005, aunque hay quien considera que desde entonces no se ha superado. Los medios dan la voz de alarma todos los veranos, cuando la falta de precipitaciones y el calor agudizan la situación de los embalses. La administración trata de afrontar la escasez con la utilización de desaladoras, el trasvase de agua y la realización de pozos.

En un momento en el que en el mundo parece extenderse la concienciación sobre el cambio climático, es inevitable referirse a él también en este contexto. "Es bueno que vayamos acostumbrándonos a esa escasez de lluvias y a episodios más prolongados de sequía, que van a ser más habituales en los próximos decenios a consecuencia del cambio climático", dice la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. El ex vicepresidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz Al Gore ya lo advirtió cuando acudió a recoger el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional: "España es el país europeo más vulnerable al cambio climático", dijo. Y mostró datos que demuestran que los periodos de sequía en el país son cada vez más frecuentes. El año pasado fue muy seco en España, con un 20 por ciento menos de las lluvias que los últimos 30 años. La ausencia de agua no se dio ya sólo en regiones que tradicionalmente han soportado los peores momentos de escasez de precipitaciones, sino que alcanzó a zonas en las que antes nunca faltaba agua, como Galicia y Cataluña. Afortunadamente, las lluvia han llegado en las últimas semanas a Galicia y han permitido a esta región del noroeste español tradicionalmente húmeda susperar una situación difícil que había hecho amarillear pastos.

La sequía otoñal e invernal gallega se vio acompañada por otro fenómeno del todo inusual: una ola de incendios fuera de la época estival. Los ganaderos han encontrado este otoño, cuando normalmente los prados rebrotan y la hierba de gran concentración proteínica sirve entonces de pasto al ganado, la tierra más seca de los últimos 50 años. "Los grelos desaparecieron de las huertas", se queja una agricultora gallega. "Se está produciendo una reducción de caudales y la perspectiva es que ésta se acentúe hasta una media de un 30 por ciento durante la segunda mitad de este siglo. Por ello, cada vez será más necesaria una política racional del agua, alejada del viejo concepto del agua como un bien ilimitado y gratuito que algunos se empeñan en mantener", indica la ministra de Medio Ambiente. Los ecologistas coinciden con ella, pero se quejan de que las políticas de desarrollo en España no tienen en cuenta este aspecto. Greenpeace, por ejemplo, insiste en atacar la construcción de nuevos campos de golf y de urbanizaciones en la costas del sur del país, territorio árido donde los haya. "En abril, aguas mil", dice el refrán. Y España tiene ahora puestas sus esperanzas en la primavera, que permitirá conocer si las restricciones que ya están en marcha se extenderán a otras zonas del país y al consumo.

En el Instituto Nacional de Meteorología prevén lluvias antes de ese mes. Pero ese agua "no será suficiente y no solucionará los problemas de sequía", advierten. "La sequía que afecta a la Península está para quedarse", asegura rotundo el experto Millán Millán, director de la Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo.