Está en zona inundable nueva ciudad universitaria

05 enero 2009

 

Gabriela Minjáres
El Diario

La Ciudad del Conocimiento, proyecto impulsado por el Gobierno del Estado para aglutinar en un predio a ocho instituciones académicas que prevén realizar este año una inversión superior a los 200 millones de pesos tan sólo para las primeras obras, se localiza en un terreno con riesgos de inundación.

Para evitar contingencias de este tipo, el gobierno estatal pretende dotar la zona de lagunas de captación de aguas pluviales, cuya construcción deberá ser financiada por los desarrolladores de proyectos en ese lugar, incluyendo a las instituciones académicas.

El mecanismo de distribuir entre los desarrolladores el costo de ese tipo de obras es, de alguna manera, un esquema similar al que se siguió para permitir la construcción de fraccionamientos en la Laguna de Patos hoy conocida como El Barreal, donde las inundaciones del año pasado anegaron las viviendas de más de tres mil familias.

Este desastre, según se estableció, se debió a omisiones, incumplimientos, violaciones normativas y fallas en la construcción de la infraestructura necesaria para evitar este tipo de situaciones en El Barreal.

El titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SDUE) estatal, Carlos Carrera Robles, asegura que en las zonas que registran riesgos de inundación no se construirá absolutamente nada porque esas superficies están reservadas como drenaje pluvial.

Para ello, explica que el Gobierno del Estado se quedó con unas 144 hectáreas de las mil 800 que tiene en su totalidad el predio en el que se impulsa el proyecto para construir nuevos campus de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), del Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez (ITCJ), la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Colegio de Bachilleres (Cobach), el Tec Milenio y el Colegio de la Frontera Norte (Colef).

El terreno donde se construirán estas instituciones académicas, conocido como reserva San Isidro, se localiza en el suroriente de la ciudad, prácticamente en la periferia, pues apenas se encuentra a 7.5 kilómetros de la Sierra del Presidio.

“En este desarrollo el Gobierno del Estado se está reservando la propiedad de casi el ocho por ciento de toda la superficie en donde van a estar ubicadas las lagunas de captación del drenaje de lluvias”, afirma.

Añade que estas obras hidráulicas que define como “agujeros en el terreno” actualmente se encuentran en diseño para definir sus especificaciones técnicas, costos y construcción, detalles que quedarán integrados en el plan parcial de desarrollo urbano que realiza de la zona el consultor externo Manuel López.

“Esas (lagunas) se tienen que diseñar para que los particulares no digan que ahí no quieren porque en la reserva quedó la laguna, no, el gobierno se reserva la superficie en donde van a estar ubicadas las superficies de agua pluvial”, reitera.

El funcionario estatal abunda que esas inundaciones se deben a que en la zona hay “micro-cuencas cerradas” en las que se acumula el agua pluvial.

Según define el Plan Sectorial de Manejo de Agua Pluvial de Ciudad Juárez elaborado por el IMIP, una micro-cuenca es una área con características únicas de distinta índole, que reciben y conducen las aguas pluviales hacia la sub-cuenca de la cual son tributarias.

Mientras que a una zona inundable la define como el lugar que resulta anegado durante eventos extraordinarios, por ejemplo, aguaceros intensos.

Carrera Robles agrega que el problema en el predio quedará “totalmente” resuelto si se construyen estas lagunas artificiales que son parte de la infraestructura de cabecera que se debe hacer y que no le representarán costo alguno al Estado por ser éste quien aporta la reserva, por lo que el gasto se prorrateará exclusivamente entre todos los desarrolladores, incluyendo a la UACJ.

“El agua tiene que ir a algún lado y debe de ir a una laguna, como van ahorita”, expone para luego comentar que esos lugares de inundación son visibles en este momento si se sobrevuela el área, ya que ahí todavía hay agua acumulada de las pasadas lluvias.

Riesgo de inundación en la zona no ha sido estudiado— La zona donde el Gobierno del Estado donó terrenos a ocho instituciones educativas para construir nuevos campus no ha sido estudiada a detalle en materia hidrológica hasta el momento, pues apenas en abril de 2007 se integró ese predio a la mancha urbana.

Expertos en hidrología indicaron que se trata de una área con escurrimientos que registra inundaciones en ciertas secciones que se encuentran muy ubicadas porque la topografía es más baja.

Ante la falta de estudios de este tipo, de manera extraoficial se informó que actualmente el Gobierno del Estado realiza un análisis hidrológico de toda la zona que lleva a cabo el ingeniero Samuel Chavarría Licón, quien hizo el estudio Plan Sectorial de Drenaje Pluvial en la Ciudad de Chihuahua.

Sin embargo, de acuerdo con un diagnóstico del lugar que se incluye en el Plan Parcial de Desarrollo Urbano de la Reserva “San Isidro-Zaragoza”, se establece que el principal riesgo a resolver en esa zona son las inundaciones porque la topografía contribuye a agravar este peligro.

“Aquí, como se ha dicho, el tipo del subsuelo no permite la rápida infiltración lo que hace que se acumule el agua. Por lo anterior, en toda urbanización del predio éste es el principal problema a resolver para evitar inundaciones”, señala el documento en el apartado de “Riesgos y Vulnerabilidad”.

El diagnóstico no establece si el predio completo de estudio registra este riesgo de inundación o sólo algunas áreas focalizadas.

El plan fue elaborado en el 2007 por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología del gobierno estatal durante el tiempo que estuvo al frente de la dependencia Marco Adán Quezada Martínez, actual dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Establece que el desarrollo urbano en las áreas de estudio “requiere obligatoriamente la elaboración de planes maestros de subzona”. éstos, agrega, deberán de incluir el análisis y prorrateo de los costos de urbanización.

Especifica que estos estudios tienen la finalidad de garantizar la distribución equitativa de los beneficios y obligaciones que se generen, así como la factibilidad financiera de los proyectos de inversión en materia de infraestructura troncal.

Con ello coincide el Plan Sectorial de Manejo de Agua Pluvial, documento en el que se señala que quien lleva a cabo un desarrollo habitacional o de cualquier otra índole se encuentra obligado a crear la infraestructura necesaria para el control y desalojo de las aguas pluviales en su predio.

No obstante, por lo general no se toma en cuenta el resto de las superficies colindantes y al final, cuando el desarrollador entrega las obras de control al municipio para que se haga cargo de las mismas, no existe una instancia que se dedique a vigilar la operación y mantenimiento de ellas.

Por lo que una cosa es lo que se norma y otra lo que la autoridad hace cumplir, tal como ocurrió en El Barreal, donde el riesgo de inundación era conocido y se sabía el tipo de obras que se requerían para evitar el problema, pero se incumplió con todas las recomendaciones.

Al respecto, el presidente de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS), Ernesto Mendoza Viveros, agrega que el riesgo de inundación de esa área “no se ha vislumbrado en toda su magnitud” a pesar de que, asegura, se trata de una zona en la que se concentra no sólo el agua de lluvia, sino también el drenaje sanitario.

Explica que para resolver el problema de agua pluvial se pueden construir almacenes como diques o lagunas de captación para bajar la peligrosidad, pero para las aguas negras se requiere drenaje sanitario.

Por ello, indica, en la Ciudad Universitaria la JMAS construyó un colector en esa zona, por lo que el problema quedó resuelto y ahora las aguas negras irán a dar al Valle.

“Tenemos la necesidad de hacer obras muy grandes de miles de millones de pesos para prever todo este crecimiento, pero tenemos que hacerlas porque si no crece para acá la ciudad, a dónde va a crecer si para el surponiente no hay agua”, refiere.

Mendoza Viveros dice que, si bien, a la JMAS no le deben costar esas obras porque su trabajo no tiene nada que ver con el drenaje pluvial, de alguna manera lo han tenido que asumir porque son los únicos que tienen capacidad para evacuar el agua.

Menciona, por ejemplo, que en las inundaciones de El Barreal la JMAS evacuó dos millones de metros cúbicos de agua, trabajos que le representaron al organismo un gasto de unos seis millones de pesos que ni siquiera habían presupuestado.

Otros peligros a considerar— Las inundaciones en el predio donde se desarrolla la Ciudad del Conocimiento, una de las principales obras que promueve la actual administración estatal, no son los únicos riesgos que ahí se presentan, pues la zona está rodeada de otros factores que también la hacen vulnerable.

Entre los riesgos que ahí se presentan se encuentra el gasoducto que alimenta la red de la ciudad.

Según el Plan Parcial de Desarrollo Urbano de la Reserva “San Isidro-Zaragoza”, esta red representa un riesgo a considerarse debido a su ubicación.

Explica que, en su paso por la ciudad, el gasoducto se extiende aproximadamente en 30 kilómetros en los que atraviesa zonas altamente pobladas.

Pormenoriza que el gasoducto fue construido por Petróleos Mexicanos (PEMEX) a principios de los ochenta para suministrar el gas desde los centros de producción en sureste y noreste del país.

El estudio menciona que el diámetro del ducto es de aproximadamente 24 pulgadas en la mitad de su trayectoria y de 16 pulgadas en el resto. La presión del gas es de aproximadamente 300 libras por pulgada cuadrada, la cual varía de acuerdo a la época del año.

“Las nuevas dimensiones tratan de establecer una zona de amortiguamiento para casos de accidentes. Cabe mencionar que la gran mayoría de los 50 mil kilómetros de ductos que existen en el país tienen, en el mejor de los casos, derechos de vía con las dimensiones antiguas”, indica.

El plan parcial cita que de acuerdo al estudio de riesgo realizado por la unidad Municipal de Protección Civil pone de manifiesto que la distancia de 50 metros a cada lado apenas es superficie para amortiguar los efectos de una explosión provocada por una fuga a través de un orificio de una pulgada.

“Por otra parte, la probabilidad con la que pueden manifestarse este tipo de incidentes, aplicando estadísticas norteamericanas, resulta en una fuga cada 35 años para el caso de un ducto con las características del de Ciudad Juárez. Esta probabilidad es relativamente alta dadas sus consecuencias sobre la población”, dice.

Otros factores de peligro que el diagnóstico estatal advierte en la zona son las industrias de alto riesgo que se encuentran en las inmediaciones, entre las que enumera a Solvay, PEMEX Refinación y PEMEX Estación Méndez.

De Solvay se sabe que se trata de una industria de alto riesgo porque así la catalogó el Atlas de Peligros Naturales para el Municipio de Juárez debido a los productos y procesos.

“El riesgo principal de la instalación es una fuga masiva de ácido en estado gaseoso”, menciona el documento elaborado por el IMIP.

El documento explica que Solvay es una compañía que se dedica a la producción de ácido fluorhídrico o fluoruro de hidrógeno que tiene una capacidad de producción de 70 toneladas diarias; mientras que la capacidad de almacenamiento excede las 100 toneladas.

Menciona que además del ácido la planta utiliza amoniaco para cientos de procesos y para su sistema de refrigeración.

Solvay Fluor México S.A. de C.V. se localiza en la carretera Panamericana, a la altura del kilómetro 23.5.

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