Honduras: de la sequía a los desastres por lluvias

26 mayo 2010

26 de mayo de 2010
Fuente: El Heraldo

Entre la furia de la naturaleza, multiplicada por el poder destructor del hombre y la falta de previsión y abundancia de descuido por parte de los gobernantes y de quienes construyen en zonas de riesgo, han hecho que tanto la época seca como la de lluvia se conviertan en una amenaza constante para los hondureños.

Apenas respiramos de alivio cuando las primeras lluvias derrumbaron los pronósticos de un prolongado verano que tenía alarmada a la población, principalmente en la capital, que ya sufría uno de los más drásticos racionamientos de agua, pero no por falta de fuentes del vital líquido o insuficiente precipitación pluvial, sino porque la población crece en forma exponencial, pero hace años no se construye una nueva represa.

Ni siquiera pudimos disfrutar de la alegría por las lluvias que le ponían fin a la sequía y apagaban los incendios forestales que año con año consumen los bosques, ya que con los copiosos aguaceros vinieron también las inundaciones, los derrumbes, los deslizamientos y los daños, los temores y las preocupaciones, algo que se repite cíclicamente.

En Tegucigalpa y Comayagüela, para el caso, las lluvias que han caído este fin de semana lograron incluso rebalsar la represa Los Laureles, la misma que estaba a punto de secarse. Decenas de millones de metros cúbicos de agua avanzan furiosamente hacia el mar, mientras los capitalinos, en los primeros meses del verano próximo, empezarán a sufrir la sequía.

Pero no solo eso. Las abundantes zonas de riesgo que hay en la capital, en las que para sus habitantes las lluvias son siempre un motivo de temor, empiezan a exhibir más su vulnerabilidad con inundaciones, derrumbes y deslizamientos. Muchos muros y hasta paredes de vivienda han cedido.

El desorden que permite que muchos ciudadanos sigan lanzando la basura a las calles y cunetas también contribuye a empeorar la situación de la capital en épocas de lluvia.

En la zona sur también las inmensas olas han causado destrucción en poblaciones costeras como Los Delgaditos, Cedeño y El Edén, dejando a cerca de 2000 personas damnificadas. Aquí vale destacar que una oportuna evacuación impidió, por lo menos hasta el mediodía de ayer, que se reportaran pérdidas de vidas humanas.

Sin embargo, hasta ayer en la tarde se reportaban tres compatriotas muertos en diversos lugares, donde las lluvias también han ocasionados daños a la ya deteriorada infraestructura vial.

Hasta las sociedades más organizadas son víctimas del embate de la naturaleza, pero no hay duda que los daños mayores se producen cuando no funcionan los mecanismos de prevención, cuando no hay obras de mitigación y, más todavía, cuando no existe la capacidad para almacenar algo tanto necesario como el agua que en vez de venir a aliviar problemas y crear nuevas oportunidades se convierte en un problema más.

 

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