Huacapa, un río de basura y escombros

25 mayo 2010

Alrededor de 3 mil personas asentadas en el cauce del río, que atraviesa a Chilpancingo, Guerrero, están en riesgo de sufrir una segunda inundación en sus viviendas, debido a las fallas que presenta el vertedero de la presa Cerrito Rico

25 de mayo de 2010

Fuente. El Universal
Por Juan Cervantes Gómez, corresponsal

Ciriaco García Nava perdió su empleo de barrendero por un accidente. Hace 19 años, una caída cuando cortaba cocos de una palmera lo dejó semiparalizado. La lesión en su espalda lo imposibilitó incluso para trabajar en el campo, en la siembra de maíz, jamaica y calabaza.

Ahora tiene medio siglo de vida. Abandonó su pueblo en el municipio de la Costa Chica para habitar “por invitación de un amigo” en la margen del río Huacapa. “Me olvidé de La Cidra. El gobierno municipal de Ayutla ya no me volvió a dar trabajo, por eso decidí venirme a Chilpancingo, con mi jefecita”.

Ciriaco coincide con Onésimo Guerrero Mendoza, uno de sus vecinos, y con las 450 familias que viven junto al río: “Está lleno de basura, de aguas sucias y de escombro. Sabemos que estamos en riesgo. Lo peor está en Cerrito Rico, esa se nos va a reventar, porque ya no aguanta el agua”.

Las tres mil personas asentadas en el cauce del río Huacapa, que atraviesa a Chilpancingo, están en riesgo de sufrir una segunda inundación en sus viviendas, debido a que la presa de Cerrito Rico, al norte de la capital, presenta diversas fracturas en el vertedero y parte de las piedras de su cortina han sido removidas y otras robadas.

El alcalde Héctor Astudillo Flores y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) tienen conocimiento de las fallas, ya que ambas autoridades recibieron un estudio estructural con el detalle de las cinco anomalías que presenta la presa de Cerrito Rico. De no ser rehabilitadas a la brevedad, urgen los propios habitantes, se causaría una desgracia mucho peor a la de febrero pasado.

Astudillo Flores indica que uno de los primeros acuerdos con la Conagua fue desmontar los árboles que crecieron a un costado del vertedero, para quitar presión, en caso de que se repita el fenómeno de lluvias atípicas. Reconoce que la presa, construida hace 60 años, representa un serio peligro para las familias precaristas asentadas en su cauce desde hace más de 25 años y explican que “su rehabilitación es urgente”.

Al menos 450 viviendas están metidas en el cauce del río, desde la colonia Galeana hasta la cortina de la presa, asentadas a lo largo de un kilómetro y medio, “que es lo que falta por encauzar del Huacapa, al norte de la ciudad, y que requiere una inversión de más de 100 millones de pesos”.

Poblaciones en peligro

También existen diversos asentamientos como La Haciendita, Bugambilias, Industrial, San Rafael, El Amate, Azteca II, La Bloguera, Lucía Alcocer, la ampliación Lázaro Cárdenas y en el propio aeropuerto, entre otros.

En tanto los gobiernos estatal y federal aprueban los recursos para encausar lo que falta del río, poner cemento a su cauce, colocar colectores laterales y vialidades, el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) destinó 15 millones de pesos para rehabilitar los daños que sufrió por las lluvias atípicas del pasado mes de febrero.

Gerardo Nabor Ojeda, director de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Chilpancingo (Capach), y Rodrigo Alarcón Sánchez, coordinador de Proyectos Especiales de ese órgano para el municipio, informan que personal especializado de Conagua “vio los puntos de riesgo en la presa, dos en el vertedero, uno en la cortina”, para evitar que se deslave por dentro, además de que se “tienen que reponer las rocas robadas”.

Explican que los recursos en Cerrito Rico son urgentes para que pueda resistir el caudal de agua que generen las lluvias de temporal y atípicas, “porque ya no sirve para irrigar tierras y en el futuro tendrá que ser una presa reguladora de las aguas del río Huacapa, para evitar inundaciones. Tenemos un problema de seguridad de cientos de personas”.

Las familias que construyeron sus viviendas sobre el cauce del río Huacapa son en su totalidad precaristas, que ante la falta de recursos para pagar la renta de un cuarto, decidieron vivir en esa zona considerada de alto riesgo, “lo hicimos por necesidad, porque ya ve usted, el sueldo no alcanza ni para comer”.

Irma García, de 42 años, dice que “con todo y miedo” siguen viviendo en las márgenes del río, a la espera de que otra vez en las próximas lluvias de temporal “se nos venga encima, porque no vemos que el gobierno federal, estatal y las personas de la Conagua, le pongan interés en solucionar el problema”.

Advierte que mientras no sean reubicados, como es la promesa del alcalde y de todos los políticos, “aquí vamos a resistir las lluvias, en espera de que otra vez se inunden nuestras casas, porque esos señores de Comisión Nacional del Agua (Conagua) sólo pasan haciendo anotaciones dizque para encauzar el río, pero no vemos claro”.

“No vemos claro”

Junto con Ricardo Pastor Gómez, de 20 años de edad, y quien siempre ha vivido al lado del río Huacapa, de Ciriaco —minusválido— y de Onésimo Guerrero Mendoza, asegura: “Estamos dispuestos a pagar un terreno, pero en pagos, con facilidades, en eso andamos, pero tampoco vemos claro”.

El presidente municipal informó que se adquirieron tres terrenos donde serán reubicadas las familias que se encuentran asentadas sobre el cauce del río, que calculó que serán como 200, pero don Onésimo Guerrero asegura que “sólo es una promesa, puras promesas y uno ya está desmoralizado, porque los políticos son como los religiosos, siempre dicen que traen la verdad”.

Ciriaco García agrega que no se oponen al encauzamiento del río Huacapa, porque les daría mas seguridad a quienes quieren seguir viviendo aunque sea en un pedazo de terreno que les deje el deslinde, pero también serviría para “que los que tienen carros, puedan salir más rápido de Chilpancingo”.