¡El agua bien aprovechada es nuestro petróleo!

29 mayo 2008

Fuente: Noticias

Panamá, 29 de Mayo de 2008

Hasta principios de la década de 1970, el precio del petróleo crudo oscilaba en torno a 2 dólares el barril de 42 galones; hoy está por los 130 dólares y seguirá subiendo. Nuestro desarrollo y progreso material ha dependido de la energía abundante y barata, basada principalmente en petróleo. Este se nos ha vuelto caro y, por su agotamiento, entre otros motivos, para fines de esta generación posiblemente escaseará, por consiguiente, su precio será carísimo. Las consecuencias son obvias, ya las estamos empezando a sentir en el encarecimiento de todo lo que depende de la energía. ¿Qué hacemos?

En Panamá afortunadamente tenemos, entre otros, un potencial hidroeléctrico de alrededor tres veces nuestro consumo actual que, por desidia, continuamos demorándonos demasiado en desarrollar. A principios de la década de 1970, el 3% de nuestra electricidad era producida por las hidroeléctricas y el 97%, por el petróleo. En la siguiente década llegamos al 100% de energía hidro por varias semanas. Hoy día, por el aumento en la demanda y el retraso en la construcción de nuevas plantas, sólo entre el 50% y el 60% de la energía es hidro. Si no fuera por ellas nuestra cuenta de electricidad actual sería el doble… y seguiría subiendo.

¿Qué pasó? Sin entrar en detalles, por falta de espacio, creo que todos nos hemos alelado demasiado. Los gobiernos y los generadores, por motivos diferentes, no han empujado el desarrollo de nuevas hidroeléctricas lo suficientemente rápido. Por las quejas y protestas de unos pocos grupos.

¿Por qué hay oposición a los embalses? Creo que algunos los rechazan por temor al cambio (el ser humano teme el cambio aunque sea para bien), otros por estar mal informados, otros porque les afecta sus tierras o viviendas (estos deben tener una justa compensación), otros azuzados por personas pagadas con fondos extranjeros, cuya verdadera finalidad aún desconocemos, pero que siempre argumentan, entre otros motivos, la protección al medio ambiente.

En ese sentido, cabe señalar que las hidroeléctricas producen la energía más limpia, económica y duradera conque contamos (y es soberana), seguida de la eólica (molinos de viento), ambas se complementan pues hay más viento en verano cuando las lluvias disminuyen. Además, en el Atlántico llueve cuando en el Pacífico es verano.

Las represas sirven para controlar las crecidas de los ríos e inundaciones que tanto daño causan todos los años. Los embalses y lagos acumulan agua que, de ser necesario, podemos utilizar durante la época seca para nuestras necesidades, irrigación de los campos agrícolas, cría de peces y patos, navegación, recreación, turismo, etc. ¡Ah, pero inunda tierras agrícolas! Sí, pero nos compensa con lo arriba expresado.

¡Qué afecta la fauna y flora! Sí, nos puede cambiar el ambiente, la flora y fauna por lo general para bien. ¿Pero afectará la flora y fauna del Parque Internacional La Amistad entre Panamá y Costa Rica, y el Corredor Biológico Centroamericano? … Muchos ignoran que el arquitecto Edwin Fábrega y su equipo, durante su administración del Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (IRHE), fueron de los principales promotores de la creación de esas reservas con miras a preservar las cabeceras de los ríos del Atlántico y del Pacífico –con fines hidroeléctricos– entre otros, pues se complementan con el medio ambiente. Algo hemos hecho bien porque, aunque cara, aún no nos ha faltado la energía. Se calcula que por cada balboa de energía necesaria para producir y que no esté disponible, el país pierde cien balboas. La energía más cara es la que no está disponible, y la más barata la que no se desperdicia.

Un programa continuo de uso racional de la energía en todas sus formas debe ser parte de nuestra rutina. Necesitaremos un parque térmico de reserva. Y, por supuesto, acelerar al máximo el desarrollo de nuestro potencial hidroeléctrico ¡El agua bien aprovechada es nuestro petróleo!