Investiga UNAM hundimiento en siete ciudades del centro del país

14 agosto 2013

 

 

Las ciudades de México, Toluca, Pachuca, Puebla, Querétaro, Morelia y Guadalajara comparten los problemas de hundimiento, las condiciones y los retos, subrayó Dora Celia Carreón Freyre, investigadora titular de ese centro de la Universidad Nacional autónoma de México (UNAM).

En esas zonas cada vez se extrae agua “de mayor profundidad”, pues hace 50 años se encontraba a 30 metros de profundidad y hoy se ubica a 150 o 200 metros, ya que “hemos drenado las capas más superficiales y bajado el nivel del agua aproximadamente 100 metros”, sobre todo en la zona central del país.

“En general bajamos el nivel del agua subterránea 1 o 2 metros por año en las zonas urbanas”, advirtió.

La problemática va de la mano con hundimientos e inundaciones en las ciudades que fueron establecidas en los valles volcánicos que se ubican en la faja volcánica transmexicana, que forma una especie de cinturón en el centro del país.

“Estos valles volcánicos tenían tierra muy fértil y por eso ahí se asentaron las primeras culturas. Las ciudades tienen un problema de hundimiento generalizado de terreno, en términos geológicos se llama subsidencia”, explicó.

Carreón Freyre explicó que esto se debe a que el vulcanismo del centro del país es muy joven y los valles volcánicos tienen un suelo “muy heterogéneo y sensible a cualquier cambio. Sobre todo si le extraemos agua y lo sobrecargamos de infraestructura urbana”.

Con 16 años de investigación en el tema, la experta consideró que hoy se juntan todos los factores que desestabilizan la superficie del terreno en las zonas urbanas, tienen zonas naturales de debilidad y tienen, como elemento común, acuíferos sobre explotados.

Pero el problema, que no es sólo el drenado del agua subterránea, requiere una visión integral. “Es como un círculo vicioso: se extrae agua o gas, petróleo, materiales pétreos y los vacíos generados por la salida de materiales del subsuelo generan reacomodos y hundimientos que causan problemas en infraestructura civil e inundaciones, además del problema de abastecimiento de agua potable.

“Hay inundaciones asociadas a los hundimientos, cuando llueve agua y se acumula en pequeñas cuencas y tienes todos los problemas juntos en zonas densamente pobladas”, agregó.

La investigadora comentó que la Comisión Nacional de Agua (Conagua) reconoce las consecuencias de la sobreexplotación de los acuíferos e intenta generar políticas de mitigación, pero hay otras cuestiones a resolver de manera alternativa.

“Por ejemplo, fomentar la captación de agua pluvial y su canalización; la restricción de construcción en zonas de recarga, para permitir la recuperación del acuíferos”, mencionó.

Para la especialista, la situación “es crítica”, porque mientras más abajo se encuentre el agua es más complicado estudiar y promover su recarga y todavía no se tienen mapas de zonas de recarga de acuíferos en las principales ciudades del país.

“Se requieren estudios sistemáticos. Además de medir los niveles de agua en los pozos, tener un modelo de flujo con estudios de geología y geoquímica, con más estudios se mejora la certeza de por dónde se va el agua”, detalló.

Una de las metas del trabajo que se desarrolla, mencionó, es revisar el concepto de riesgo geológico para que facilite su utilización en la toma de decisiones políticas y socioeconómicas, porque hoy no se considera el riesgo geológico en los planes de desarrollo urbano.

Carreón Freyre refirió que cuando una inmobiliaria quiere hacer un desarrollo no está obligada a hacer estudios de factibilidad de abastecimiento de agua subterránea ni de geología ni de geofísica “que localicen posibles fallas o zonas de hundimento y fracturamiento”.

“Con una perforación de 4 pulgadas de diámetro sacan muestras para hacer pruebas al suelo y determinar si tiene la capacidad de carga adecuada, con eso se obtiene el permiso de construcción y si hay fallas o otros problemas geológicos no se considera, de cualquier manera se puede obtener el permiso de construir”, alertó.

El objetivo de los estudios de la investigadora es que sirvan como base para la modificación de los reglamentos de construcción, dijo, para que las empresas hagan los estudios de evaluación de riego geológico, lo que no incrementaría los costos de inversión.

“El problema es que hay muchos intereses invertidos en la compra-venta de estos terrenos, un mapa puede bajar la plusvalía de estos terrenos”, resaltó la investigadora titular del Centro de Geociencias de la UNAM.

Admitió que hay esfuerzos importantes de algunas dependencias federales para definir las zonas donde no se puede construir, pero aún se trata sólo de un “pedacito del problema. Faltan una ley de riesgo y una red de abastecimiento de agua”.

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