La crisis económica y el gran lago de Nicaragua

01 octubre 2009

1 de octubre de 2009
Fuente: El nuevo diario
Nota de Carlos Corea Balladares

Los analistas de las naciones más poderosas del planeta, han señalado y reiterado en varias ocasiones que las próximas guerras serán por la posesión del agua, ese vital líquido indispensable para la existencia humana. Estos señalamientos deben servir para reflexionar sobre la irracional destrucción del planeta producto de la voracidad y enriquecimiento desenfrenado del capitalismo.

El cambio climático y el recalentamiento de la tierra son manifestaciones del nivel de enfermedad del planeta azul. La erosión de los suelos, el despale indiscriminado, la desaparición de los bosques con su flora y fauna; la contaminación de los mantos acuíferos y tantos otros problemas presentados, demandan la necesidad de cambiar la forma de pensar y actuar respecto a la naturaleza. El pensamiento irracional debe cambiar y dar paso a la reflexión, el análisis, y la preocupación de la sociedad en la búsqueda de opciones y alternativas para enfrentar los retos específicamente en cuanto al medioambiente, que constituye la vida misma.

En nuestro país, la catástrofe ecológica – ambiental es terrible y de impredecibles consecuencias. La destrucción a ritmo acelerado de nuestros bosques ha impactado terriblemente en el clima: altas temperaturas en todo el país, sobresaliendo por el calor infernal la región del Pacífico y Central; desaparición de ríos, riachuelos y quebradas, amenazas de extinción de gran parte de la flora y fauna; erosión de las cuencas hidrográficas ; contaminación con desechos químicos de las aguas, en fin Nicaragua enfrenta un SOS ecológico-ambiental, que se debe tener presente como un eje de prioridad en la planificación y desarrollo socio-económico del país en general y de los departamentos y municipios en particular independientemente de sus propias características y particularidades.

Las reflexiones anteriores son producto del énfasis y la importancia que en los últimos tiempos se le ha dado al Gran Lago de Nicaragua, al lago Cocibolca como la opción de futuro para combatir el flagelo de la escasez del agua. Para nadie es un secreto que la importancia de este cuerpo de agua es fundamental para la supervivencia en los próximos años de la sociedad nicaragüense en particular y de la sociedad centroamericana en general. Sin embargo, su grado de contaminación es terrible y sistemático. No se trata de limpiar con brigadas ecológicas, funcionarios y estudiantes las costas impregnadas de desechos sólidos. Se trata de todo un plan que esté inserto en una estrategia de desarrollo económico-social que promueva la modernización tecnológica-científica incluyendo, si es posible, el traslado de empresas ubicadas en Rivas, Granada, Chontales y el mismo Río San Juan que vierten diariamente sus desechos tóxicos al lago como gran vertedero acuífero. Esta estrategia debe comprender todo el aspecto hídrico del país.

Paralelamente debe entablarse conversaciones diplomáticas serias y formales con la hermana República de Costa Rica para sensibilizarla del esfuerzo conjunto, tratamiento y sanación del Gran Lago con lo cual se beneficiará la sociedad costarricense. Es decir, que mientras el plan de desarrollo comprenda el tratamiento estratégico al recurso hídrico nacional, la cuenca binacional del Gran Lago de Nicaragua debe ser atendida nacional, binacional y multilateralmente. Las conversaciones y negociaciones de Centro América con la Unión Europea debe poner en el tapete este tema y la consecución de financiamiento. La situación es apremiante. El cambio climático se está presentando; el recalentamiento del planeta es una realidad. Si queremos salir adelante y fortalecidos ante los embates de la crisis económica- financiera mundial, se debe trabajar con agresividad, dinamismo y visión de futuro. Es insoslayable enfrentar el reto hídrico. De lo contrario todas las palabras e intenciones serán solo eso: palabras y buenas intenciones. El reto tiene que ver con el cambio de mentalidad de los diputados de la asamblea nacional y funcionarios del ejecutivo a la hora de la definición del presupuesto. Los ministerios que tienen que ver con esta situación (Marena- Magfor-Inafor) no pueden continuar con raquíticos y escuálidos presupuestos.

Una opción para enfrentar el reto ecológico-ambiental desde el punto de vista económico-financiero es que los millones de córdobas asignados como un gran pastel a los diputados (420 mil anual) se destinen a engrosar el presupuesto de estas entidades y de la sociedad representada en las brigadas ecológicas y, entre todos, aunar esfuerzos para detener la destrucción de nuestro país. Cuando nos juntamos y unimos suceden grandes cosas y transformaciones ¿Quién lo pone el cascabel al gato?

 

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