La gobernanza del agua potable

02 septiembre 2016

Las diferentes especialidades de los convocados conllevaron a verter puntos de vista distintos sobre la gestión del agua; no obstante, la diversidad de opiniones sobre el tema enriqueció las discusiones y conclusiones. Aun así, prevaleció como elemento común y aglutinador la gobernanza del agua, independientemente del carácter público o privado del operador. Se expusieron temas como las condiciones emergentes para el agua ante el cambio climático, la nueva geografía del agua negra, el empequeñecimiento de la agricultura de riego en México y el destino del Lago de Chapala, entre otros tópicos de interés regional y nacional.

La gobernanza del agua. Esta sencilla frase atribuye al Gobierno, en cualquiera de sus instancias, la responsabilidad de prestar servicios de agua potable a la sociedad porque una adecuada administración del vital líquido trae sin duda beneficios a la población, principalmente en salud. Sin embargo, parece ser que esa obligación ha quedado solamente plasmada en acuerdos y manuales, pues no ha transitado de lo teórico a la práctica. Dicha afirmación se hace en función de los datos que presenta la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en el documento Principios de Gobernanza del Agua de la OCDE, de junio de 2015.

El informe parte de que no existe una solución única para los desafíos del agua a nivel nacional y mundial, y que las respuestas de gobernanza deben adaptarse a las características del territorio y su contexto político y social. Un ejemplo cercano a nosotros los saltillenses lo tenemos con la Operadora de Agua y Drenaje de Monterrey y la paramunicipal Aguas de Saltillo, que a pesar de las diferencias en sus gobiernos corporativos (privado y público) han funcionado relativamente bien.

Cifras poco esperanzadoras sobre el agua: “El agua dulce accesible y de alta calidad es un recurso limitado y de gran variabilidad. Las proyecciones de la OCDE indican que el 40% de la población mundial vive en cuencas hidrográficas bajo estrés hídrico y que la demanda del agua se incrementará en 55% para el año 2050 (OCDE, 2012a). La sobreexplotación y contaminación de los acuíferos a nivel mundial planteará retos importantes a la seguridad alimentaria, a la salud de los ecosistemas y al suministro de agua potable, y elevará el riesgo de subsidencia, entre otras repercusiones. Para el año 2050 se espera que 240 millones de personas sigan aún sin acceso a agua potable, y mil 400 millones al saneamiento básico. La infraestructura hidráulica en el área de la OCDE está envejeciendo, la tecnología es obsoleta y los sistemas de gobernanza a menudo no están bien equipados para atender la creciente demanda, los desafíos ambientales, el continuo proceso de urbanización, la variabilidad climática y los desastres ocasionados por el agua…”.


2 de septiembre de 2016
Fuente: Periódico Zócalo
Nota de Federico Muller

 

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