La presunta “no guerra del agua”

06 abril 2008

Fuente: Ecoperiodico  

Publicado el 06 Abril 2008 por Arnau Fuentes

Uno de los temas estrella de estos días está siendo la sequía que azota a todo el estado, pero especialmente a Catalunya y a Barcelona y su área metropolitana.

Aún cuando ya en diciembre la Generalitat activó las alertas de incendio debido a las pocas precipitaciones recogidas en todo el territorio catalán, las infraestructuras para una gestión correcta de los recursos hídricos están brillando por su ausencia.
La planta desaladora de El Prat parece que entrará en servicio justo a tiempo, pero no será suficiente.

Los otros proyectos que se empezaron a estudiar hace ya años, como el trasvase del Ródano que debería haber sido la panacea según los gobiernos de CiU, que incluso de haberse llevado a cabo, a día de hoy faltarían aún cuatro años más para terminar las obras.
El caso de CiU es bastante significativo, ya que tras más de 20 años en el gobierno de la Generalitat, la situación actual demuestra que en todo ese tiempo no se hizo nada para prever este tipo de problemas. Pero la cosa iría poco más lejos si luego no hubiera votado a favor del terrible Plan Hidrológico Nacional con el consecuente trasvase del Ebro hacia otras cuencas, cosa que se está viendo que hubiera sido terriblemente peor. Pero la guinda del pastel de los nacionalistas catalanes son las repetidas críticas de los últimos días a la gestión de la crisis por parte del gobierno actual de José Montilla, recriminando por ejemplo la famosa tubería rota de Badalona, que quizá haya sido el pistoletazo de salida de todo el espectáculo.

Las críticas de CiU al problema en Badalona son totalmente inadecuadas, ya que según se ha ido tirando del hilo, se ha demostrado que dicha canalización pierde agua casi desde hace quizá unos 30 años o más, de los cuales la gestión pertenecía a los sucesivos gobiernos de CiU, o si no la gestión, si al menos la responsabilidad de velar porque las infraestructuras hídricas catalanas se mantenían en un perfecto estado de conservación (se calcula que la red de distribución de agua catalana pierde alrededor de un 17% del total de agua transportada), debiendo haber avisado a la administración responsable en el momento en caso de cualquier problema. No solamente no se hizo, si no que ahora se culpa al Conseller Baltasar y se exige su cese inmediato.
Por su lado, la compañía responsable de la canalización, Aigües del Ter/Llobregat, cuando se dio cuenta de lo que pasaba ya hace años, hizo sus propios estudios, para acabar decidiendo que una reparación de la tubería rota supondría un gasto excesivo y que era mejor esperar que entrase en servicio la nueva canalización mucho más moderna, en construcción actualmente, y que mientras tanto no se podía hacer nada con los miles de litros de agua que se llevan perdiendo durante hace décadas.

Sin embargo, el Conseller tampoco sale demasiado bien parado de todo este embrollo. A pocos días de las elecciones generales, una pequeña noticia apareció en la prensa local. Al parecer, en la cabecera del río Segre, en Lleida, se había encontrado material de obra y algunas señalizaciones, de las que nadie sabía nada en ningún lado. Tras las elecciones, la noticia fue adquiriendo cada vez más envergadura y se empezó a sospechar que las señalizaciones y el material “abandonado” podrían ser de un mini-trasvase desde el Segre hasta el Llobregat, uno de los ríos que abastecen la capital catalana.
El Conseller negó sistemáticamente que se fuera a realizar ningún trasvase hasta que la mentira no se sostenía ya por ningún lado, admitiendo finalmente que el trasvase estaba planeado desde hacía tiempo y que había un pacto de silencio entre el gobierno central español y el gobierno autonómico catalán, por el cual este tema no debía salir a la luz publica durante el periodo pre-electoral.

Mientras unos no supieron, quisieron o pudieron planificar durante 20 años y otros escondían trasvases, o como se le ha llamado últimamente, “captación temporal de agua” o con cualquier otro eufemismo, desde el Ministerio de Medio Ambiente se han lavado las manos por completo, asegurando que ese ministerio no sabía nada de ningún trasvase y que no corresponde a un gobierno autonómico la decisión de hacer actuaciones de este tipo, sacándose de la manga una oferta en 2004 del Gobierno Central al autonómico de 40 hectómetros cúbicos sobrantes del minitrasvase del Ebro a Tarragona y que no se consumían, y que resulta que la Generalitat rechazó.

Mientras tanto, otros actores se han sumado a la función. Gobiernos autonómicos como Aragón o Castilla-La Mancha y Colegios de Ingenieros como el de Murcia han dado sus opiniones respecto al tema, pero en cualquier caso, estas opiniones han arreglado o ayudado más bien poco.

Pero las actuaciones pésimas de todas las administraciones involucradas no terminan aquí. La Generalitat dictó hace pocos días unas sanciones de hasta 3000 euros para
aquellos ciudadanos que malgasten agua
.
La primera multa, a los pocos días de entrar en vigor la norma, ya tuvo su polémica, ya que se sancionó una actuación que se había realizado bastantes semanas antes de la fecha de aplicación de dichas sanciones.

Tras este otro fiasco en la toma de medidas para atajar este gran problema, llega quizá lo más rocambolesco de todo. Cómo abastecer un área donde viven 5 millones de personas. Pues bien, el agua destinada a Barcelona llegará por tierra, mar y… ferrocarril. Barcos-cisterna viajarán desde Tarragona y Almería transportando agua para Barcelona. En el caso de Tarragona, la toma de esa decisión llegó a provocar que una plataforma ciudadana pidiera un referéndum público para autorizar la venta, que no cesión, de agua a la capital. En el caso del agua almeriense, el coste de la operación se acerca, e incluso podría superar, los 22 millones de euros. Seguramente este presupuesto sube un poco más que la reparación de cierta tubería rota.
Se están haciendo gestiones para que camiones cisterna también lleven agua desde diversos puntos hacia la ciudad condal.

Pero lo más surrealista de todo es el último medio de transporte sugerido: en tren. Tras todo el espectáculo que supuso la llegada del AVE a Barcelona, paralizando parte del servicio de cercanías durante un mes, ahora los barceloneses tienen que verse dependiendo en parte de que el agua les llegue por este, temido a veces, medio de transporte cuya situación desastrosa en los últimos años ha causado infinitos disgustos en la ciudadanía.

Tanto como en la gestión del tema del AVE, en el problema del agua en Barcelona todas las administraciones se echan las culpas las unas a las otras, nadie reconoce sus propios fallos e incluso podemos ver al Conseller Francesc Baltasar, ecosocialista, que no tiene reparos en admitir que se ha encomendado a la Virgen de Montserrat, la Moreneta, para que intente arreglar este desaguisado.

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