Las asombrosas plantas del río Samaná
11 agosto 201710 de agosto de 2017
Fuente: El Espectador
Nota: Rodrigo Bernal*
En el último año, el investigador Rodrigo Bernal ha hecho importantes descubrimientos en la cuenca del río Samaná Norte. Estas especies estarían en riesgo con la construcción de la hidroeléctrica Porvenir II. El Grupo Argos envía “un mensaje de tranquilidad”.
“Nunca había visto nada parecido”, me dijo el doctor Frank Almeda, de la Academia de Ciencias de California, después de examinar la planta que le presenté: un hermoso arbusto de florecitas blancas y llamativos frutos azules. Almeda es una autoridad mundial en las melastomatáceas (la familia del sietecueros, a la que pertenece este arbusto), las cuales ha estudiado durante 45 años, así que su afirmación indicaba que estábamos frente a una planta realmente extraña. De hecho, un examen más detallado reveló que se trataba de una especie única en el mundo, desconocida hasta ahora por los científicos. Su lugar de origen: el río Samaná Norte, en Antioquia.
El hallazgo de una especie desconocida para la ciencia es siempre un acontecimiento. Pero tratándose de una planta del río Samaná Norte, las palabras del doctor Almeda no fueron para mí una sorpresa. Durante el último año, muchos botánicos especialistas en diversos grupos han quedado sorprendidos ante las plantas que mi colega Saúl Hoyos y yo hemos encontrado en este río extraordinario. Palmas, melastomatáceas, piperáceas, araliáceas, urticáceas, mirtáceas… todas han dejado boquiabiertos a los especialistas que las han examinado. El número de especies nuevas para la ciencia que hemos hallado en el río Samaná Norte durante los últimos doce meses ya va en nueve y sigue aumentando, a medida que otros especialistas examinan nuestros especímenes.
Por ejemplo, entre las piperáceas, la familia de la pimienta, el doctor Ricardo Callejas, de la Universidad de Antioquia, especialista mundial en el grupo, ha identificado ya en nuestras colecciones tres especies nuevas para la ciencia. Entre ellas se encuentra un arbusto bello y diminuto, abundante en las orillas rocosas del río pero que no crece en ninguna otra parte. Además de las descubiertas por nosotros, el doctor Callejas ha encontrado en el Samaná Norte otras siete especies de piperáceas únicas en el mundo.
Otro caso asombroso son las podostemáceas, la familia a la que pertenece la célebre Macarenia clavigera, que le da el color rojo a Caño Cristales. Esta familia de hierbas acuáticas, con aspecto de algas, incluye algunas de las más extrañas entre todas las plantas con flores. Crecen aferradas a las rocas de los rápidos y las cascadas, uno de los ambientes más extremos para cualquier planta. Muchas de ellas, como la Macarenia, son célebres por estar confinadas nada más que a uno o dos ríos. En Antioquia, después de dos siglos de exploración botánica, se conocían solamente tres especies de esta familia. En el río Samaná Norte hemos hallado las que parecen ser cinco especies diferentes, el mayor número de podostemáceas que se haya encontrado en un solo río a este lado del mundo. No sería una sorpresa si una o más de ellas resultasen ser nuevas para la ciencia.
La mayor parte de nuestros descubrimientos en el Samaná Norte se encuentra entre las plantas que crecen en las márgenes rocosas del río, a menudo entre aguas turbulentas. Este tipo de plantas, que prosperan en las orillas de aguas rápidas, se llaman reófitas y constituyen un reducido grupo de unos pocos centenares de especies en todo el mundo. En el Samaná Norte hemos encontrado ya 61 de ellas.
Las reófitas son el resultado de procesos evolutivos de millones de años que les han permitido adquirir los rasgos apropiados para resistir las condiciones adversas de su hábitat extremo: raíces fuertes para resistir el ímpetu de las feroces crecientes del río, hojas angostas para minimizar el impacto de la corriente, floración y fructificación sincronizadas con los pulsos del agua, y una extraordinaria fisiología que les permite sobrevivir sumergidas durante semanas en la estación lluviosa y soportar la aridez y el calor de las rocas durante la sequía: cerca del agua, pero sin acceso a ella.
Por su ubicación en las orillas rocosas de los ríos, a menudo entre aguas turbulentas, las reófitas han recibido hasta ahora muy poca atención. Nuestro estudio de las reófitas del Samaná Norte es el primero de su tipo en Colombia y uno de los pocos que se han hecho en el hemisferio occidental. Y es que no es fácil llegar a las márgenes rocosas de ríos que, como el Samaná Norte, corren al fondo de cañones profundos y empinados. La exploración debe hacerse desde el río mismo, en expediciones peligrosas que parecen más un deporte extremo que una misión científica. Nosotros la llamamos botánica extrema: haciendo rafting en compañía de expertos navegantes hemos podido explorar palmo a palmo las orillas del río, desde sus primeros tributarios, en un tramo de más de 60 kilómetros. Es así como hemos descubierto todas las nuevas especies de reófitas que tienen asombrados a los científicos.
Pero después de haberse adaptado por millones de años a las condiciones extremas del río, las reófitas del Samaná Norte enfrentan ahora el mayor riesgo de su historia milenaria: la desaparición de gran parte del cauce, de sus orillas rocosas, sus hermosas cascadas y sus cataratas bajo, las aguas mansas de una represa. El grupo Argos, a través de su filial Celsia, planea atravesar de un lado al otro del cañón un muro de 140 metros de altura para represar el río, ahogando todas las plantas de sus orillas en un tramo de casi 17 kilómetros. Es el proyecto hidroeléctrico Porvenir II.
Algunas de las plantas que quedarían bajo las aguas podrían extinguirse para siempre. Por ejemplo, dos de las especies nuevas para la ciencia, que hemos descubierto en nuestras exploraciones, sólo se han encontrado en la zona que quedaría sumergida. Se trata de una especie de Pilea (una pequeña hierba emparentada con los yarumos) y una especie de Peperomia, una de las varias piperáceas que asombraron al doctor Ricardo Callejas. También tres de las podostemáceas, las parientas de la hermosa Macarenia, desaparecerían bajo el agua.
Para otras especies, la inundación exterminaría entre un 28 y un 80 % de sus poblaciones. Un caso llamativo es el de Aiphanes argos, una hermosas palmita de la que, según nuestros cálculos, no hay más que unos 600 individuos adultos en el mundo entero, todos en la cuenca del Samaná Norte. Por su localización restringida y su pequeña población, esta palma acaba de ser declarada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con sede en Suiza. Pues bien, alrededor del 80 % de esos individuos se ahogarían si se construyera la represa Porvenir II. La palma fue bautizada con el nombre de argos precisamente como un llamado de auxilio al grupo que construiría la represa.
Como Aiphanes argos, muchas de las especies que desaparecerían bajo las aguas del embalse son plantas exclusivas de la cuenca del Samaná Norte que, al igual que ella, se encuentran en peligro crítico de extinción, por lo restringido de su distribución y por el pequeño tamaño de sus poblaciones. Sin embargo, ninguna de estas plantas únicas había sido descubierta cuando se realizó el estudio de impacto ambiental en el que se basó la licencia que la ANLA le dio al proyecto. De manera que, basados en información desactualizada, los planes para construir la represa Porvenir II siguen adelante, poniendo en riesgo la asombrosa flora del Samaná Norte, un paraíso de especies únicas en el mundo.
* Investigador asociado, Jardín Botánico del Quindío.
La respuesta de Argos
Ante las dudas y temores que ha despertado este proyecto, el Grupo Argos expresó en un comunicado “un mensaje de tranquilidad a la comunidad científica y a los habitantes de la zona”.
Según la empresa, su plan de manejo ambiental “es muy completo y exigente” y “protegerá un área de 5.600 hectáreas de bosques como parte de la compensación, lo que convierte al embalse en un agente protector”. Además, dicho documento contempla acciones de identificación, propagación y preservación de especies forestales con alto valor de conservación, como la Aiphanes argos.
De hecho, la compañía explica que en la expedición para identificar la población de Aiphanes argos, dirigida por científicos del Jardín Botánico de Medellín, “se encontraron numerosos ejemplares por fuera de la zona de embalse —que ocupará una quinta parte del río Samaná— en la quebrada La Miranda y en el río San Miguel, ambos afluentes del río Samaná. En estos sitios podremos realizar un manejo adecuado de la palma y su respectiva conservación y propagación, para así aumentar su población en la región”, señala Argos.
Por otra parte, la empresa ya está trabajando en la recuperación del guanábano de monte (Magnolia silvioi), una especie endémica y en peligro de extinción que se encuentra en la vereda Serranías, del municipio de Puerto Nare. De esta planta han sembrado 100 ejemplares producto de las semillas rescatadas.
Además, Argos y su filial Celsia vienen trabajando en la iniciativa ReverdeC, que busca sembrar un millón de árboles al año durante los próximos 10 años y que a la fecha ha sembrado 795.000 árboles para el rescate de cuencas en el Valle del Cauca.
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