Las autoridades ambientales son cómplices de destrucción de El Nixticuil, dice Salvabosque

04 marzo 2011

Organismos critican los daños ecológicos provocados por desarrollos inmobiliarios. La Villa Panamericana devastará las cuencas de agua subterránea, asegura Juan José Sánchez 

3 de marzo de 2011
Fuente: La Jornada Jalisco
Por Jorge Covarrubias

Foto: Héctor Jesús Hernández. Bosque El Nixticuil

“Venimos llegando de un incendio. Justo media hora antes de salir para acá nos encontramos con que había fuego a escasos 20 metros de donde están construyendo Mirasierra de Zapopan, la primera parte que se llama AltaVista Residencial”, fue el preámbulo con que Sofía Herrera, integrante del Comité Salvabosque El Tigre II, inició su participación en una charla amena y desenfadada en la que convergieron las reflexiones de agrupaciones que por necesidad se convirtieron en defensores del medio ambiente.

El Colectivo, un conocido café en la ciudad, reunió el martes por la noche a los Salvabosque, a un chico de Salva El Diente, un representante de Ciudadanos por Colomos y a Jorge Regalado, académico de la Universidad de Guadalajara que se ha especializado en movimientos sociales. El tema en común, narrar sus experiencias y reflexiones en torno a un título que la Organización de las Naciones Unidas concedió al 2011: Año Internacional de los Bosques, pero que en la práctica es letra muerta.

Y para muestra un botón, los salvabosque han denunciado desde hace aproximadamente seis años la destrucción del bosque El Nixticuil, ubicado al noroeste de la Zona Metropolitana de Guadalajara en el municipio de Zapopan. La alerta llegó en el 2006 con el derribo de más de 400 árboles de encino adultos, en la administración del priísta Arturo Zamora Jiménez, para la reubicación de los habitantes de Nextipac que habían sido afectados por unas grietas en el subsuelo. El comité aún no se formaba y la destrucción de esos árboles fue el detonante de su creación. Las mujeres tomaron las riendas, se asesoraron en normas ambientales, se movilizaron y crearon su página web ( http://comitesalvabosquetigre2.blogspot.com ) a la que suben videos, boletines, notas informativas y piezas musicales.

“A la mierda las instituciones, toda clase de gobiernos, de partidos y de tradiciones, malos ejemplos que con condiciones hacen que la vida se base en sobrevivir…”, dice la letra de una canción de La Mala Rodríguez que se escucha de fondo en el más reciente video de los salvabosque, donde capturan a topógrafos de GIG delimitando trazos dentro del Área Natural Protegida El Nixticuil.

Sofía lo entendió y sus compañeros también, tenían que ser autogestivos y autónomos en sus decisiones. Así es como ha sobrevivido la agrupación.

“Lo que hemos recibido de ellas (las instituciones) han sido solapamientos y licencias irregulares. Profepa, Semarnat, Semades, Proepa, todos se lavan las manos”, se queja Sofía.

La amenaza actual para El Nixticuil, consideran los activistas, la integran el desarrollo inmobiliario Mirasierra que inició labores en octubre del año pasado con una primera etapa a la que se ha denominado AltaVista Residencial del consorcio GIG, perteneciente al priísta Raymundo Gómez Flores; un tanque de agua potable impulsado por el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) y el ayuntamiento de Zapopan; y un campo de investigación científica sobre 50 hectáreas de encino que promueve la Universidad Autónoma de Guadalajara de la familia Leaño.

Según sus cálculos el proyecto Mirasierra equivale a traerse a toda la población de Ciudad Guzmán al valle de Tesistán y el bosque de El Nixticuil, estimada en más de 100 mil habitantes de acuerdo al conteo de población y vivienda INEGI del 2005.

El 19 de febrero del 2008 El Nixticuil fue declarado como Área Natural Protegida por el Congreso del Estado bajo la categoría de Manejo de Área de Protección Hidrológica. Las zonas comprendidas en este decreto de protección abarcan parte del bosque El Nixticuil, el cerro del Diente y la comunidad de San Esteban, las cuales forman parte de la cuenca del río Blanco.

El caso del bosque Los Colomos no es diferente, durante años ha sido afectado por la depredación inmobiliaria, se dice que en su momento de esplendor llegó a contar con 248 hectáreas, y hoy sólo quedan alrededor de 92.

El arquitecto Juan José Sánchez es uno de los activistas más férreos por la salvaguarda del bosque, y uno de los opositores más críticos a la Villa Panamericana en la zona de El Bajío. Tiene un motivo, asegura que la edificación va a destruir las cuencas de agua subterráneas que desembocan en Los Colomos.

“Les quiero decir que esta famosa Villa Panamericana está manchada de verde porque es un ecocidio que se está cometiendo contra una cuenca hidrológica”, asevera.

Y añade: “Tenemos unos gobiernos chatos, corruptos, ineptos y pues yo creo que ya no podría decirles más calificativos porque ignoran estos sistemas hidrológicos con agua mucho más pura que la que nos traen de Chapala”.

El Diente, cerca de la población de río Blanco, en el municipio de Zapopan, es el centro de reunión de escaladores y parteaguas de la historia del montañismo en Guadalajara. No hay nadie que proteja a esta zona y tampoco tiene un reglamento de uso o cuidado, pero eso sí, se cobran 30 pesos a los paseantes que ingresan al sitio.

De todo esto se dio cuenta Gerardo Rizo, un joven diseñador aficionado a la escalada, y decidió iniciar una pequeña organización a la que le puso Salva El Diente, porque no se le vino otra idea –confesó–, con el propósito de proteger a esta zona que colinda con El Nixticuil y muy probablemente se verá afectada por Mirasierra.

De momento sólo él y otra persona participan en la agrupación y promueven más afiliaciones mediante su página en Facebook. Gerardo menciona que El Diente está descuidado e incluso ha encontrado graffiti en piedras de gran tamaño que es imposible escalar sin equipo.

La conclusión del encuentro en voz del académico Jorge Regalado, es que existe una actitud descalificadora y persecutoria en contra de estos movimientos. Traía preparado un ensayo al que daría lectura, pero olvidándose de las formalidades decidió improvisar con un recuento de los acontecimientos más simbólicos.

Destacó que el año pasado las protestas que más impactaron se referían a problemáticas socioambientales: Temacapulín, El Salto, Juanacatlán, Colomos, El Nixticuil, Picachos y el despojo de playas en la costa jalisciense.

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