¿Lento aprendizaje por no dejarnos embaucar?

12 marzo 2015

 

Es obvio que esperará a que pasen las elecciones de junio para establecer un lucrativo nicho de negocios a la insaciable camarilla que durante tres décadas se ha beneficiado con el modelo neoliberal.

Los dirigentes reales del partido en el poder deben haber visualizado que una medida tan antipopular tendría repercusiones desfavorables en las urnas en el próximo mes de junio, así que dieron marcha atrás, como lo anunció Manlio Fabio Beltrones.

Pero el proyecto privatizador del agua no se cancela; no, desde luego, mientras siga en el poder una clase política reaccionaria, dispuesta a llevar al país a su total bancarrota si eso beneficia sus mezquinos intereses, como así lo ha demostrado a partir de 1983, cuando se aceleró el proyecto neoliberal que canceló el Estado de bienestar que llegó a ser un paradigma de éxito en América Latina. ¿Acaso es una falsedad que más de mil 200 empresas que eran de propiedad estatal se privatizaron sin que ello beneficiara mínimamente a la nación? ¿Se es de “lento aprendizaje”, como dijo Beltrones, porque no se puede ver de otro modo una medida orientada a favorecer intereses privados que quieren meter el usufructo del agua en el mercado?

Con el arribo de los tecnócratas se puso fin, no sólo al Estado de bienestar en México, sino a la viabilidad de apuntalar un régimen democrático, una vez que la juventud luchó en 1968 para desenmascarar a una clase política insolente y soberbia, pero que al menos conservaba visos de nacionalismo y un mínimo respeto a los postulados básicos de la Revolución mexicana.

La tecnocracia llegó no sólo para liquidar los vestigios del antiguo régimen, sino para instaurar un modelo neofascista disfrazado de “modernidad”, que luego de tres décadas ha mostrado claramente su verdadero rostro.

El problema para la tecnocracia apátrida y mezquina es que agotó ya su bagaje de burda demagogia, por lo que no le queda más que acusar de “lento aprendizaje” a quienes no aceptamos que nos sigan viendo la cara.

¿No debería el Partido Verde, aunque fuera formalmente por su bandera ecologista, ser el primero en defender la soberanía del pueblo sobre un recurso que debe ser protegido de la voracidad empresarial? Porque lo que seguramente habría de ocurrir en cuanto se convierta en una mercancía más, es un daño ecológico irreversible de magnitudes apocalípticas. ¿Acaso la mayoría de ríos del país no están contaminados por la omisión de las autoridades y la complicidad de organismos como la franquicia política que abrió Jorge González Torres para que se enriqueciera su junior?

Está demostrado hasta la saciedad que los “empresarios”, cuando entran a un negocio con el apoyo invaluable del gobierno, lo hacen no con una finalidad “modernizadora”, sino con el fin de obtener las máximas ganancias.

Por eso cuando la explotación llega a un límite o deja de ser redituable, esos “emprendedores” estilo Germán Larrea dejan un tiradero que daña no sólo la economía del país, sino la viabilidad ecológica del territorio patrio. ¿Cuándo el Partido Verde ha protestado contra los desmanes y vilezas de las grandes empresas mineras?

Los hechos demuestran que dicho “partido” sólo ha servido para enriquecer a sus dirigentes con el encubrimiento de una realidad que provoca horror por los daños irreversibles con la explotación irracional de importantes recursos naturales.

No contentos con todo lo que han hecho con su complicidad y omisión, los integrantes de la alta burocracia y los legisladores que no son de “lento aprendizaje”, sino muy vivos para ver dónde hay nichos de lucrativos negocios, van ahora por el nicho de mercado que hay en un recurso imprescindible para la vida como es el agua.

Su privatización haría realidad las profecías apocalípticas que alimentan las películas futuristas que nos muestran lo que nos puede ocurrir “cuando el destino nos alcance”, como se tituló en español un filme que marcó una época. Se empezarían a morir miles de personas de sed, como se muere ganado por las sequías, porque no tendrían los medios para adquirir el vital líquido.


11 de marzo de 2015
Fuente: Revolución tres punto cero
Nota de Guillermo Fabela Quiñones

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