CIUDAD DE MÉXICO, 2 de mayo.- A pesar del poco auge que han tenido en México los Silos de Agua o Lluvia Sólida, un producto creado por el ingeniero mexicano Sergio Jesús Rico Velasco, podría ser importado por el Líbano y distribuido a los países árabes para contrarrestar la falta del líquido, favorecer la producción agrícola, mejorar la calidad de vida de los habitantes y en consecuencia reducir la migración.

Se trata de pequeños granos de plástico, del tamaño de uno de sal, que químicamente se denominan compuestos de copolímeros reticulados de ácido acrílico y acrilamida a base de potasio, no tóxico, ni contaminante para el suelo o plantas, que al ser hidratado puede almacenar el agua en lapsos de hasta seis meses y con posiblidades de ser rehidratado durante diez años.

Su uso en plantaciones puede disminuir el consumo del líquido por irrigación hasta en 98 por ciento, según datos de Silos de Agua, empresa que da origen al producto homónimo.

En entrevista con Excélsior, Salim Joumblat, empresario libanés dedicado a la importación de productos “verdes”, expresó su interés por llevar este producto al norte de África y la península arábiga para potenciar la agricultura local, ya que recientemente se ha implementado una política de autosuficiencia agrícola en la región, “pero, a excepción de Líbano, el resto de los países árabes tienen problemas de agua”, dijo.

“Lo que hacen ahora es utilizar el agua del mar y la desalinan para poder usarla, pero eso es muy caro. Pienso que este producto puede ayudar mucho a la agricultura”, dijo mientras mostraba algunas fotos de como se emplea el producto.

Detalló que gran parte del dinero que ganan los países árabes por su producción petrolera lo gastan en comprar agua, “pero deben pensar en lo que viene después, porque el futuro no es el petróleo, es la energía verde”.

Contra la migración

Salim Joumblat agregó que actualmente mucha gente migra a Europa en busca de una mejor vida, y que la implementación de esta tecnología en la producción agrícola daría a las personas la posibilidad de trabajar en su país.

Por su parte, el ingeniero químico egresado del Instituto Politécnico Nacional, Sergio Jesús Rico Velasco, dijo a Excélsior que además del ahorro energético y en consumo de agua, la Lluvia Sólida genera mayor productividad en el campo.

Detalló que en plantaciones de maíz donde se ha implementado este producto se incrementó la producción de 600 kilogramos a 10 toneladas, mientras que en cultivos de frijol aumentó de 400 a mil 800 kilogramos.

“Con esta tecnología podemos incrementar por tres, cuatro y hasta más de diez veces la productividad del campo. Podemos superar las etapas de sequía, porque el agua sólida nos permite, primero, cosechar lluvia, solidificarla, almacenarla en costales y utilizarlas para sembrar sin estar a expensas de cuándo va a comenzar la temporada”, explicó.

En 2011, las pérdidas por la sequía en la producción agrícola en México ascendieron a 16 mil millones de pesos (mil 300 millones de dólares), según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).

Jesús Rico indicó que el principio básico para implementar los Silos de Agua es la captación de lluvia y la optimización de su uso a través de los polímeros.

Explicó que se puede plantar la Lluvia Sólida ya hidratada, o bien mezclar el producto con las semillas y fertilizantes al momento de sembrar, e hidratarlos posteriormente.

Dijo que cuando las plantas se riegan convencionalmente, 80% del agua se pierde en evaporación y filtración. En cambio, con la Lluvia Sólida se puede aprovechar casi en su totalidad, ya que el líquido permanece gelatinizado en la raíz de los cultivos y de ahí van tomando la humedad necesaria hasta por seis meses.

Para los agricultores mexicanos el temor a perder su inversión inicial para implementar los Silos de Agua por no tener la maquinaria adecuada y la falta de conocimiento, ha frenado el impulso del producto.

Un costal de 25 kilogramos de Silos de Agua tiene un valor de siete mil pesos y alcanza para utilizarlo en una hectárea de cultivos. Sin embargo, Silverio Basurto, productor del Estado de México, dijo a Excélsior que él no se arriesgaría a gastar tanto en el producto sin tener la tecnología y usarlo adecuadamente.

“A largo plazo el costo beneficio está bien, porque si dura diez años y cuesta siete mil pesos, serían 700 pesos anuales, y si te ahorra agua, trabajo y fertilización, pues suena atractivo, pero aún da miedo arriesgarse.”