La extrema sequía de los últimos meses ha reabierto brechas políticas y reavivado agravios y debates sobre los caminos a seguir para hacerse con agua. Algunos profesionales han expresado su parecer sobre cómo afrontar un problema que coinciden en calificar de estructural, no coyuntural, con tendencia a agravarse y al que hay que dar soluciones también estructurales.
Ingenieros de diversas disciplinas se muestran de acuerdo en que lo que está ocurriendo ha dejado al descubierto una flagrante falta de planificación, y que es necesario un gran pacto político y social. Pero la trifulca política ha puesto sordina a los consejos de estos profesionales.
Ingenieros industriales
El Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña fue de los primeros en pronunciarse, con un informe donde apuestan por diversas vías para conseguir agua. Ninguna opción puede despreciarse de entrada, y menos dadas las circunstancias actuales, aunque a su juicio lo más urgente es la interconexión de cuencas.
Esta entidad pidió a la Administración que supere sus reticencias a la unión de la cuenca del Ebro con las cuencas internas de Cataluña. «En definitiva», señalan los ingenieros industriales, «la interconexión entre el Consorcio de Aguas de Tarragona y Aguas Ter-Llobregat», con el fin de que pueda ser usada, en su caso, para mejorar la garantía de los recursos disponibles.
Estos profesionales recuerdan que las sequías se han salvado por el sacrificio en los usos agrícolas y por la anulación de los caudales de mantenimiento de muchos ríos. Si no se ponen de acuerdo todas las partes -las adminitraciones, las industrias, la agricultura, los ciudadanos…-, la fuerza de las circunstancias obligará a elegir cuál de todos los usos del agua se tiene que sacrificar. ¿Y cuál?, se preguntan.
Recuerdan que el mínimo vital del país es la suma de las necesidades reconocidas para los ríos, los usuarios y las actividades económicas e institucionales. Y la suma de todas estas necesidades es superior al agua de que dispone Cataluña.
Además de la conexión de cuencas, los ingenieros industriales se pronuncian sobre las desalinizadoras de agua del mar, que ven necesarias a corto y medio plazo para amortizar la presión del crecimiento demográfico y económico. La desalinización, en la práctica, no tiene más límite que el coste, afirman: cada metro cúbico requiere 3-4 kw/h.
Insisten en que es necesaria la devolución de caudales al Ter, cuenca «excesivamente perjudicada». La región metropolitana de Barcelona recibe una aportación anual de 240 hectómetros cúbicos de este río gerundense, lo que supone una reducción del 40 por ciento de su caudal. Comunidades de regantes y entidades de la zona del Ter han comenzado ya a decir «¡basta!» a una situación que tachan de insostenible.
Los ingenieros industriales manifiestan que, a largo plazo, no deben despreciarse los travases y, en este punto, destacan las posibilidades que ofrece el río francés Ródano, el que aporta más caudal al Mediterráneo (54.000 hectómetros cúbicos al año). Ahora sólo se utiliza el 4 por ciento de su caudal medio y el trasvase supondría captar un 0,6 por ciento adicional de agua.
También se han pronunciado sobre el transporte de agua en barcos para abastecer Barcelona y el área metropolitana. Pese a no figurar en el informe del Colegio de Ingenieros Industriales, su presidente, Josep Alabern, hizo esta reflexión: «Llegados a este punto, tanto se puede transportar en barco como en helicóptero». Los buques empezarán a llegar a mediados del próximo mes al puerto de Barcelona. Nada se ha dicho de helicópteros, pero sí de trenes, otro medio de transporte que está estudiando la Generalitat como complemento a los barcos cisterna.
Ingenieros de caminos, canales y puertos
El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Cataluña también ha hecho público su parecer sobre las alternativas de emergencia planteadas para resolver la grave falta de agua. Tampoco descartan ninguna opción «a priori»: las desalinizadoras y la interconexión de las cuencas catalanas del Ebro son compatibles y no deben impedir la implantación de una cultura racional del uso del agua.
La desalinizadora de El Prat de Llobregat, cuya entrada en funcionamiento está prevista para mitad de 2009 y que tendrá una capacidad de producción de 60 hectómetros cúbicos de agua al año, se considera insuficiente para afrontar una situación de sequía como la actual. Por ello, los ingenieros de caminos, canales y puertos entienden que la transferencia de agua de la cuenca del Ebro a las cuencas internas catalanas es necesaria.
Y como las soluciones estructurales que se deben dar a un problema estructural requieren un tiempo largo de ejecución antes de su puesta en marcha, se han de adoptar medidas de urgencia para evitar el colapso. De las planteadas por las administraciones públicas, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos cree que la «captación temporal de agua del Segre, aunque técnicamente es posible, no es la mejor solución».
Argumentan estos profesionales que las tomas de agua en tramos bajos de los ríos tienen menos impacto ambiental que en las cabeceras. Y añaden que crear una infraestructura de este calado con carácter temporal -el conseller de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar, ha hablado de captar agua durante sólo ocho meses-, «no es óptimo desde el punto de vista de inversión pública».
Según estos ingenieros, la conexión de los sistemas de suministro de Tarragona, alimentados por el minitrasvase del Ebro, y el de la zona metropolitana barcelonesa es «más eficiente». Aducen varios motivos. Por una parte, el agua cogida se integra directamente en el sistema de distribución del área de Barcelona, y la captación puede hacerse con una infraestructura menor.
Esgrimen también como beneficio de esta opción que el hecho de que se trate de una infraestructura permanente, no implica que la captación de agua también lo sea. La toma debe hacerse en función de la disponibilidad y la necesidad, así como con el criterio de mantener el caudal ecológico necesario.
En cuanto al trasvase de agua del río Ródano a Cataluña, estos ingenieros creen que «es viable por lo que se refiere a la calidad y cantidad de agua y desde el punto de vista medioambiental». No obstante, la plantean como alternativa a largo plazo porque podría tardar unos quince años en hacerse efectiva por su complejidad. Al igual que los ingenieros industriales, sus colegas reclaman un pacto social y político que permita «dar estabilidad» al largo proceso que media entre la planificación de una gran infraestructura y su puesta en marcha.
Ingenieros navales
y oceánicos
Un estudio publicado por el grupo de trabajo de medio ambiente y desarrollo sostenible del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos apunta que un buque de 300.000 toneladas podría trasladar entre 20 y 25 hectómetros cúbicos de agua al año desde la desembocadura del Ebro, en Tarragona,hasta Barcelona, a un coste, antes de tratamiento, de 0,9 y 0,6 euros por metro cúbico (dependiendo de si se considera o no de interés público) y con un gasto energético de 0,5 kilowatios hora por metro cúbico.
Los ingenieros navales y oceánicos consideran que esa alternativa es más ecologica que la desalinización, el trasvase o el transporte igualmente en buques de agua sin sal desde Almería. Según mantienen, las infraestructuras móviles (los buques) no generan impacto ambiental, como ocurre con las permanentes.
