Mercado negro en el acuífero de Cuautitlán- Pachuca

29 julio 2015

Hace unos días empresarios afiliados a la Cámara Nacional de la Industria de la Vivienda (Canadevi), y en particular su líder en Hidalgo, Andrés Manning Novales, advirtieron que en el mercado de la vivienda existe un factor que lo distorsiona y que impide su desarrollo: el mercado negro de las concesiones de agua.

Manning centró su análisis en un caso que ocurre en una zona que hoy día sufre una fuerte presión urbana y demográfica: hablo del corredor Pachuca-Tizayuca donde actualmente tiene lugar una fuerte especulación inmobiliaria provocada tanto por su ubicación como por sus características físicas ideales para desarrollar grandes proyectos urbanos.

Se trata de una planicie ubicada en la cuenca del Valle de México que además es una de las últimas reservas para el crecimiento tanto para la Zona Metropolitana del Valle de México como para la expansión de la capital de Hidalgo.

Con tales características es natural que el corredor Pachuca-Tizayuca sea del interés de constructores y desarrolladores de vivienda, aunque actualmente las inversiones están detenidas porque el acuífero Cuautitlán-Pachuca ha sido vedado por la Conagua debido a que está sobreexplotado. Es decir, se extrae más agua de la que se recarga de forma natural a través de la infiltración, lo que ha provocado el agotamiento del acuífero.

No obstante, según denunció recientemente en rueda de prensa el propio Manning, a pesar de la veda, hay otra forma de conseguir un permiso para construir en esa zona: a través del mercado negro de las concesiones de agua.

El empresario contó que la forma de entrar al mercado negro es mediante sugerencia de los propios funcionarios de la Conagua, quienes piden a los desarrolladores hablar con quienes poseen una concesión cuando se enfrentan a la veda.

El meollo es que quienes actualmente tienen concesiones son los verdaderos dueños de la escasa agua que hay disponible en la zona. Y seguramente la obtuvieron hace décadas para explotar los cuerpos de agua con fines agrícolas, es decir, para regar sus cultivos.

De acuerdo con la ley de agua actual, el gobierno no puede intervenir para promover el aprovechamiento de agua con fines urbanos en una zona cuya vocación de suelo está en transición.

 

Evidentemente hoy esa reserva territorial es más productiva si se destina para ordenar el crecimiento urbano del Valle de México que para mantener la siembra de cebada o maíz, como actualmente se sigue haciendo en la zona.

Curiosamente el vilipendiado proyecto de ley de agua presentado por el gobierno federal a principios de este año pretendía precisamente facultar a las autoridades para decidir cuál es el uso más pertinente del líquido.

No obstante la iniciativa se encuentra en la congeladora y difícilmente será discutida por la actual legislatura en la Cámara de Diputados, que está a escasos dos meses de ser sustituida.

 Y mientras tanto los desarrolladores deberán entrar al mercado negro para conseguir explotar agua con fines de uso doméstico, provocando que se especule con el valor de un bien que se supone es de todos.  

Por supuesto los desarrolladores tampoco son blancas palomas, pero el hecho es que una laguna en la ley de agua actual permite el surgimiento de un mercado negro, que ya desde ahora permite que el líquido sea tratado como una mercancía.


25 de julio de 2015
Fuente: SDP
Nota de Jorge A. Romero

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