Mexicanos, esclavos del agua embotellada

26 octubre 2010

* Actualmente, la venta de agua embotellada en el país asciende a 26 mil 32 millones de litros al año, de los cuales se estima que 18 mil 222 millones (70 por ciento) fueron comercializados en garrafón y siete mil 809 millones (30 por ciento) en botellas individuales, según datos de El Poder del Consumidor.

26 de octubre de 2010
Fuente: Teorema Ambiental
Nota de Adriana Estrada

Aunque la mayoría de las familias mexicanas no cuentan con ingresos suficientes para satisfacer necesidades básicas de la vida diaria, cada vez más personas se ven obligadas a comprar agua embotellada debido a la baja calidad del agua que hoy en día llega hasta los grifos de nuestras casas. Por eso nuestro país se ha convertido en el segundo consumidor de agua embotellada después de Italia, un dato relevante tomando en cuenta que a escala mundial el negocio del agua embotellada tiene un crecimiento anual de 8.1 por ciento y tan sólo de 2004 a 2009 creció 40 por ciento.

Beverage Marketing Corporation (BMC, por sus siglas en inglés), una consultaría especializada, indica en su último reporte mundial que en 2009 los mexicanos consumimos 234 litros por persona al año de agua embotellada, una cifra muy superior al promedio individual de los estadounidenses (110 litros) o españoles (119 litros). Según especialistas, la prosperidad del mercado de agua embotellada en México se atribuye, por un lado, a las grandes campañas de publicidad, pero por otro lado, se debe a la falta de acceso al agua potable, así como a la mala calidad de los servicios de extracción y dotación del vital líquido en todo el país, lo cual parece contrastar con la información oficial, pues para la Comisión Nacional del Agua (Conagua) 85 por ciento del agua suministrada a la población  mexicana es de buena calidad y potable.

José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, acusó a la mercadotecnia de ser la responsable de generar desconfianza entre la población sobre la calidad del líquido. “Es ridículo ver a la gente en la  calle y por todos lados con sus botellas”, e indicó que él la toma de la llave, “no tengo filtros ni equipos adicionales y aquí estoy: vivito y coleando”.

La razón de la contaminación en el líquido se da por la “falta de costumbre de lavar los tinacos y las cisternas”, añadió. En pocas palabras, deslindó al gobierno federal y a los sistemas distribuidores de agua municipales de su responsabilidad en cuanto a la dependencia de los mexicanos al consumo de agua embotellada que ha servido para beneficiar a las empresas que la comercializan como mercancía.

Los datos hablan por sí mismos, y de acuerdo con la Ley Federal de Derechos, las embotelladoras pagan 18.82 pesos por metro cúbico de agua, pero a la hora de vender ese mismo metro cúbico del líquido obtienen aproximadamente seis mil pesos. Dicho de otro modo, las empresas pagan 0.0182 pesos por litro y ese mismo litro lo comercializan un precio promedio de seis pesos. Algo que ha desatado señales de alarma entre algunos sectores de la población.

“El consumo de agua embotellada es una costumbre recientemente promovida por la publicidad que realizan las empresas que se han apropiado del mercado, convirtiendo en mercancía el agua potable”, advirtió Alejandro Calvillo, director de la organización civil El Poder del Consumidor. El negocio de la botellita “El gran negocio de la venta del agua embotellada y purificada ha crecido exponencialmente en los últimos años”, denunció Aleida Alavez Ruiz, diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. Destacó que hace 11 años este nicho  de mercado empezó a fortalecerse y comenzaron a surgir, más allá de los garrafones tradicionales, botellas individuales.

Hoy en día el mercado del agua embotellada está bajo el control de empresas como Coca-Cola, con su marca Ciel; Pepsicola, con Electropura; Danone, con Evian y Bonafont, y Nestlé, con Pureza Vital. Sin embargo información de la Asociación Nacional de Productores y Distribuidores de Agua Purificada (Anpdapac) revela que existen cerca de ocho mil empresas dedicadas a la producción y distribución de agua embotellada en el país, donde más de un 50 por ciento operan en la ilegalidad.

“Gran parte de la industria pertenece a la ilegalidad y lo más preocupante es que está creciendo a niveles alarmantes debido al incremento de la demanda de agua embotellada”, señaló el presidente de la Anpdapac, Roberto Alencaster. De acuerdo con el representante gremial, el año pasado el agua embotellada en presentaciones personales creció a un ritmo de 15 por ciento, mientras que el garrafón  aumentó 8 por ciento.

Y aunque la calidad del agua del grifo es baja, el agua embotellada no se queda atrás. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), institución encargada de vigilar la   calidad del líquido en México, ha reportado que la mayoría de las empresas purificadoras del vital líquido no cumplen con la Norma Oficial Mexicana (NOM-179-SSA1-1998) en la materia, en particular  con los ocho procedimientos indispensables para garantizar su purificación. Esto significa que el agua embotellada no ofrece ninguna garantía de sanidad más allá de su etiquetado publicitario.

Agua más saludable

“No sólo es la obligación de los gobiernos de dar acceso al agua, sino que ésta sea potable y económicamente accesible. Cuando la gente se ve en la necesidad de comprar agua embotellada para beber, claramente no se está garantizando este derecho”, señaló Claudia Campero de Food and Water Watch y de Blue Planet Project, redes internacionales sobre el derecho y cuidado del agua. En 2002, el  Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) definió el derecho humano al agua como el acceso a 20 litros por persona al día, de una fuente situada en un radio de un kilómetro de  una vivienda del usuario, sin tomar en cuenta el agua embotellada ni el abastecimiento de pipas.

Pese a ello, y a que en una votación considerada histórica la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó que el acceso al agua potable es un derecho inalienable de toda la humanidad, más de  una sexta parte de la población mundial (mil millones de seres humanos) no goza de dicho derecho.

De acuerdo con Campero, las personas sin acceso a una toma de agua propia y sin servicio de alcantarillado consumen en promedio entre cinco y siete metros cúbicos de agua al mes, con un costo por  metro de entre 25 y 40 pesos; sin embargo, las personas con toma privada y alcantarillado consumen entre 22 y 30 metros cúbicos mensuales, con un costo considerablemente más bajo, entre uno y  cuatro pesos por metro cúbico. Explicó que el hecho de que el consumo del líquido se dé “como mercancía” y no como derecho humano, se debe a que la población desconfía de la red pública de agua potable, siendo los sectores más pobres los más afectados ante el limitado abasto y la poca calidad del agua que reciben.

Indicadores internacionales muestran que el agua embotellada en el mercado tiene un costo hasta de diez mil veces más caro que el del agua del grifo de cualquier tipo de vivienda, pese a que 40 por ciento  del agua embotellada sólo es tratada con varios y simples procesos de purificación, pero cuya procedencia deriva del grifo de las casas-habitación donde se localizan los locales de venta de agua.

De esta manera México termina siendo una de las naciones donde más florece el negocio del agua embotellada, gracias a una copiosa campaña publicitaria y la inacción de los gobiernos en todos sus niveles. Según la ONU, en su Informe Mundial de Desarrollo del Agua (2006), nuestro país ocupa el lugar 106, dentro de 122 evaluados en cuanto a la calidad del agua, ubicando a México como el país  eor evaluado de toda América Latina. El agua que llega a nuestras casas es de mucho menor calidad que en otros países. Por ello, los mexicanos no tienen otra opción que girar su mirada para el agua  embotellada, dejando buena parte de sus recursos económicos en las arcas de grandes corporativos que gobiernan el mundo del agua en México.

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