México: alto riesgo ante desastres naturales
14 julio 2009Nuestro país padece alta vulnerabilidad ante fenómenos hidrometeorológicos: 17 entidades están ubicadas en zonas de peligro, donde vive casi la mitad de la población. En la última década, más de 80% de las pérdidas económicas por desastres fueron causadas por lluvias torrenciales. El peor año fue 2007, en el que resultaron afectadas más de 250 mil viviendas y cinco mil 500 escuelas. Este 2009 se espera que haya seis huracanes de alta intensidad
Fuente: Excélsior
14 de julio de 2009
Por Mario Luis Fuentes
México es considerado un país de alta vulnerabilidad ante fenómenos hidrometeorológicos, al estar situado entre dos océanos y al contar con más de 11 mil kilómetros de litorales.
Debe destacarse que las consecuencias más graves de estos sucesos afectan mayoritariamente a los pobres, quienes, debido principalmente a su pobreza y a que habitan en viviendas precarias o ubicadas en zonas de alto riesgo, son generalmente los grupos de mayor vulnerabilidad y quienes mayores pérdidas humanas y económicas reportan cuando son afectados.
Por lo anterior, y debido a que estamos en plena época de huracanes en nuestro país, se presenta a continuación un breve diagnóstico sobre las condiciones de inseguridad y vulnerabilidad de la población frente a los huracanes y otros sucesos meteorológicos.
Los fenómenos naturales que con mayor frecuencia se presentan en México son las heladas, la sequía, las tormentas de granizo, los frentes fríos, las inundaciones y los ciclones tropicales o huracanes.
De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) el huracán es un sistema atmosférico cuyo viento circula en dirección ciclónica, esto es, en el sentido contrario a las manecillas del reloj (en el hemisferio norte), y que crea tormentas destructivas capaces de producir vientos superiores a los 250 km/hr.
Para que se forme un ciclón es necesario que se conjuguen altos niveles de calor y humedad; es por ello que sólo se desarrollan en los trópicos, en regiones y temporadas en que la temperatura del mar es superior a los 26° C. Al respecto cabe mencionar que dadas las previsiones con respecto al incremento paulatino de al menos 0.2 grados centígrados por década en la temperatura del planeta, el número de huracanes que se generarán en todo el mundo irá incrementándose aceleradamente.
Los ciclones se clasifican de acuerdo con la intensidad de los vientos máximos que sostienen; cuando éstos van de 119 a 177 km/ hr, se le denomina “huracán moderado”, que a su vez se divide en dos categorías, y pueden provocar olas de 1.2 a 2.4 metros con un potencial altamente destructivo; finalmente, cuando los vientos son superiores a 178 km/hr se denominan como “huracanes intensos”, que se encuentran divididos en tres categorías. Éstos tienen un potencial extremadamente destructivo en tierra.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) indica que el inicio de la temporada de vigilancia de ciclones en el Océano Pacífico comenzó el 15 de mayo y se tiene previsto que termine el 30 de noviembre de 2009. En el Océano Atlántico la temporada inició el 1 de junio y también termina ese día de noviembre.
De acuerdo con la Tercera Versión (junio) del Cuadro Resumen del Pronóstico de Ciclones 2009 del SMN, en 2009 se presentarán 11 ciclones en el Atlántico y 13 en el Pacífico Nororiental que podrían afectar al país. De estos 24 ciclones, se prevé que 11 lleguen a tormentas tropicales; ocho sean huracanes moderados y seis se vuelvan intensos.
De acuerdo con el documento Estadísticas del Agua en México 2008 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), entre 1970 y 2007, 162 ciclones han impactado a México. De ellos, 42 llegaron a depresiones tropicales, 56 a tormentas, 45 a huracanes moderados y 19 a huracanes intensos.
Según Conagua, los años en que mayor número de ciclones han impactado en México fueron 1995, 1997, 2002, 2003 y 2005.
Esto muestra uno de los impactos esperados del calentamiento global, el cual provocará más fenómenos y, sobre todo, de mayor intensidad.
El riesgo no sólo comprende las amenazas naturales, sino que es una combinación de factores sociales, económicos y políticos, que vuelven vulnerable a la población y que complica la recuperación frente a los desastres.
Entre esos factores puede destacarse que 17 entidades federativas cuentan con zonas costeras donde, en 2009, vivían 49 millones 197 mil 975 personas; las cinco entidades con mayor porcentaje de pobreza se encuentran entre ellos.
De acuerdo con el último documento de la serie Impactos socioeconómicos de los desastres en México del Cenapred, hay una tendencia hacia el aumento en la incidencia de los fenómenos hidrometeorológicos y en la magnitud de los daños, y más aún si se prevén los riesgos debido al cambio climático. En 1999, 75% de las pérdidas económicas por desastres fueron ocasionados por fenómenos hidrometeorológicos, y en 2007 ese porcentaje ascendió a 97.6%. Así, 2007 “marco un hito en la historia de los desastres en México” por la magnitud de las inundaciones en Tabasco (que afectaron a tres cuartas partes del estado), así como graves daños debido a los deslaves que bloquearon parcialmente el río Grijalva.
El documento indica que en 2007, murieron en el país 187 personas por sucesos hidrometeorológicos y dos millones 997 mil 258 personas resultaron damnificadas, principalmente en Tabasco, Chiapas, Veracruz, Hidalgo, Quintana Roo y Puebla.
Por otro lado, las pérdidas económicas ascendieron a 49 mil 147.5 millones de pesos. En esta cifra se consideran los gastos que representó la atención a heridos, desalojados y damnificados.
Respecto de los daños en infraestructura, el Cenapred contabilizó que en 2007 se presentaron afectaciones en 225 mil 835 viviendas, en cinco mil 463 escuelas y en 529 hospitales. Por otra parte, la dependencia señala que en ese año 18 mil 474 kilómetros de carretera y 723 mil 899 hectáreas de cultivo fueron afectados.
Para la prevención y mitigación de desastres, sobresale el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) como un mecanismo que utiliza el gobierno federal para autorizar y aplicar recursos que mitiguen los efectos de un fenómeno natural, cuando los daños ocasionados por los mismos superen la capacidad de respuesta financiera y operativa de las entidades.
Para acceder a los recursos del Fonden, los gobernadores deben solicitar, dentro de los cuatro días hábiles después de ocurrido el fenómeno, la presencia de “instancias técnicas facultadas” que corroboren la existencia del fenómeno.
Según el Segundo Informe de Gobierno federal, el Fonden tuvo en 2008 una asignación autorizada de 263.7 millones de pesos.
Según la base de datos sobre declaratoria de emergencia, desastre y contingencia climatológica 2000-2009 del Cenapred, en 2008, 307 municipios de 16 entidades federativas fueron declarados “en desastre” por la Secretaría de Gobernación y accedieron al Fonden. Así, en ese año, 212 municipios fueron declarados en desastre a causa de lluvias, 87 por inundaciones y 26 por ciclones.
El Cenapred señaló que en 2007 la inversión destinada a la atención de zonas de desastres naturales ascendió a 15 mil 893 millones de pesos, de los cuales cinco mil 852.4 millones fueron destinados a infraestructura pública; cuatro mil 422.0 millones fueron destinados a rehabilitar carreteras y sistemas de transporte; 95.3 millones se destinaron a reparar infraestructura educativa; 170.8 millones a infraestructura de salud y mil 438.2 millones fueron destinados a la atención a damnificados.
Uno de los fenómenos que mayor daño ocasionan a las personas, al ambiente y a la economía de las sociedades son las sequías, las cuales son cada vez más frecuentes e intensas en el país. El Cenapred consigna que las regiones más afectadas por esta causa se localizan en dos grupos de estados. El primero reúne a los que tienen afectaciones severas: Durango, Chihuahua y Coahuila; y el segundo a los que tienen afectaciones graves, pero de menor intensidad: Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes y Guanajuato.
En México se presenta un fenómeno cada vez más recurrente, producto del cambio climático, que son las heladas durante el verano, las cuales ocurren en el centro del país y en zonas altas, y son las que provocan mayores pérdidas económicas en Nuevo León, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y San Luis Potosí.
Finalmente, en nuestro país hay 21 entidades en las que año con año se presentan sistemas invernales, en los que cada vez se registran, en promedio, temperaturas más bajas, generando con ello importantes impactos en la salud y en las que las pérdidas económicas por ausentismo laboral ascienden a más de dos mil millones de pesos.
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