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Michoacán: Contaminación ocasiona desplome de visitantes en la cascada La Tzaráracua

24 julio 2012

24 de julio de 2012

Fuente: Cambio de Michacán

Por Grecia Ponce

Unos 300 costales diarios de basura, principalmente botellas de refresco y unicel, equivalentes a unas quince toneladas diarias de desechos se están extrayendo de la cascada La Tzaráracua. Se trata de desperdicios que los propios habitantes de Uruapan tiran en el Río Cupatitzio o en las barrancas y que al ser arrastradas por las corrientes de agua, van a depositarse a uno de los principales atractivos turísticos de la entidad.

La caída de agua conocida como La Tzaráracua, cuyo nombre purépecha puede traducirse como cedazo o coladera, no sólo es un atractivo escénico, sino la fuente de ingresos de cientos de familias, tanto de los ejidatarios de Jucutacato como de las personas que ahí trabajan y de las que gozan de los frutos de los empleos indirectos.

Pero la situación es aún más compleja, ya que en la caída de agua que deslumbra con el espectáculo de su belleza y el sonido de la voz del líquido al chocar en su caída, se nutre por las aguas del Cupatitzio, las cuales arrastran en su afluente las aguas negras que la población vierte, ya que a pesar de los millones de pesos que desde hace más de 20 años se han gastado en saneamiento, aún no se ha logrado limpiar ni una gota.

Este grado de contaminación y la situación financiera crítica que padece la mayor parte de los mexicanos se ha traducido en este lugar en un desplome de hasta el 35 por ciento del flujo de visitantes, durante los últimos tres años.

Sin embargo, ni los ejidatarios ni la cascada se resignan al desplome del lugar y los primeros están tratando de sanearla y de buscar apoyos para su promoción, conservación y mejoramiento.

En el centro ecoturístico que se ha levantado a su alrededor, ya no únicamente se ofrece el tradicional recorrido para llegar al pie de la cascada y disfrutar de su incomparable belleza, sino que su gama de actividades se ha diversificado para atraer a los visitantes, a pesar de que los mismos que tiran basura y sus aguas negras en el lugar -los habitantes de Uruapan- se han encargado de desprestigiar este sitio.

Además los ejidatarios planean tareas de reforestación para ayudarle a la naturaleza a limpiar lo que el hombre contamina, el pasado miércoles acudieron a Morelia para recoger los primeros 30 mil pinitos de un total de 55 mil que planean plantar en sus predios.

De belleza natural a desagüe y tiradero

En su turno, el presidente del Consejo de Administración del Centro Ecoturístico La Tzaráracua, Ricardo Noviedo González, señaló que la basura que se vierte en el Río Cupatitzio y que al final “se recolecta a diario en la ribera de la cascada equivale a unos 300 costales diarios. Los desechos son arrastrados como consecuencia de las lluvias fuertes que se generan en la ciudad de Uruapan”.

Recordó que “la gente que vive en las orillas de las barrancas tiene a veces hasta una ventana especial para tirar la basura a las barrancas y los desechos son arrastrados por la creciente en lluvias hasta el río y de ahí a La Tzaráracua”.

Denunció por otra parte que “en el Puente del Terror, camino a La Tamacua, hay camiones particulares de volteo que descargan escombro y basura que va a dar a la caída de agua, a unos cinco kilómetros adelante y todo eso aparte de la contaminación del agua nos está afectando bastante”.

Explicó que esta situación se hizo del conocimiento del anterior director de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Eduardo Moreno Muñoz, quien no intervino. Ahora el asunto se hizo del conocimiento del actual director de esa área, Rubén Quintero, hace unos 20 días, pero todavía no ha llevado a cabo acciones en consecuencia.

Consideró que estos problemas se solucionarían si el gobierno local realizara una campaña de concientización para invitar a que la gente no tire sus desechos sólidos a las barrancas y los ríos, pero que también es necesario que se construya de una vez por todas la planta de tratamiento de agua que el Cupatitzio requiere para sanear las aguas y que no todo el afluente sea de líquidos residuales.

Drenaje descomunal

Aparte de la situación de los desechos sólidos, la cascada La Tzaráracua es una caída de aguas negras, ya que aún todos los drenajes de la ciudad desembocan en ese lugar. Esto ha provocado que de las aguas emanen malos olores: “Eso es lo más grave que tenemos. Mucha gente se va muy inconforme de ver la cascada. En temporada de aguas no se aprecia mucho el olor, pero en temporada de secas sí se percibe el olor de drenaje. La gente se va molesta y ya no nos recomienda”.

Recordó que ante el desplome de visitantes “el año pasado nos tocó pagarle a los trabajadores con otro presupuesto; con el recurso que obtenemos de rentarle al Ayuntamiento el terreno del tiradero municipal. Del basurero estuvimos solventando los gastos de La Tzaráracua, porque no salía ni para pagarle a los trabajadores. Actualmente tenemos cuatro trabajadores, pero llegamos a tener en un tiempo a doce. Nos tocó despedir a varios”.

Indicó que debido a que ha disminuido drásticamente la afluencia de visitas los comercios del lugar no son rentables. Dijo que él mismo tiene un restaurante ahí, pero que si no fuera el propietario, lo que le permite ahorrar algunos costos, ya lo hubiera “desalojado, porque no alcanza uno a mantenerse ahorita”.

Lamentó que actualmente en plena temporada vacacional, la afluencia es muy baja y los visitantes “vienen muy limitados, como que no quieren gastar”.

Dijo que el temor a la inseguridad no ha repercutido, ya que muchas personas dicen al llegar que se imaginaban otra cosa, debido a las noticias que se dan a conocer en los medios informativos. Consideró que lo que más limita a los visitantes es la situación económica.

Mala publicidad

Lamentó el presidente del Consejo de Administración del Centro Ecoturístico La Tzaráracua, Ricardo Noviedo González, que la misma gente que vierte sus drenajes al Río Cupatitzio y que tira su basura aleja a los visitantes.

“Aquí en Uruapan tenemos un grave problema: La misma gente que nos está contaminando y que tiene sus desagües directos al río, cuando viene un familiar de otro estado o del extranjero a visitarnos le dicen que no vengan, que es un inmenso drenaje y una porquería.

“Esto pasa en lugar de que nos apoyen. Ellos contaminan y todavía nos critican. Si no nos ayudan a mantener limpio, por lo menos deberían quedarse callados”.

Gestionando apoyos

Informó por otra parte, Ricardo Noviedo, que los ejidatarios se encuentran haciendo gestiones para obtener apoyos y que “conseguimos un presupuesto para hacer publicidad y bajamos un apoyo para hacer un taller participativo de servicios ambientales”.

“Estamos a la espera de reunirnos con el presidente municipal, Aldo Macías, para en conjunto con todas las comunidades que viven en las cuencas desarrollar este taller, que versará sobre métodos para evitar la contaminación y fomentar la reforestación y la conservación”.

Desplome del 35% de visitantes

En los últimos tres años la afluencia de visitantes al bello paraje natural se ha desplomado por lo menos en un 35 por ciento, ya que de los 150 mil paseantes que se registraban al año, ahora se recibe a 90 mil.

Así lo informó el administrador del Centro Ecoturístico La Tzaráracua, Jesús Mendoza Magaña, quien dijo que en años anteriores la caída de los turistas se había estimado en un cinco por ciento, en relación a los 190 mil visitantes de las épocas buenas.

Opinó que lo que ha logrado que el centro permanezca es que con los servicios adicionales que se ofrecen se ha incrementado, tanto la permanencia de visitantes como su consumo, ya que se ofrecen actividades de aventura y hospedaje.

Por lo que toca a la basura que actualmente se está extrayendo “por parte de los trabajadores del ejido en la ribera del río, en la cascada”, la cual se acumula mayormente después de que llueve, durante todo el periodo de lluvias.

Comentó que de entre lo que se extrae “principalmente es plástico, tipo pet, del que se usa para los envases de refresco, y unicel, siendo este último el más pesado”.

Agregó que “en promedio se extraen un total de catorce toneladas de basura en el periodo de lluvias. El plástico pet es separado y canalizado para su reciclado”.

La labor de extracción es dura, pero “después de un difícil trabajo realizado viene otra parte cargada de dificultades, para subirlo en costales a caballo hasta la parte alta donde haya acceso a vehículos”.

La cascada de La Tzaráracua

Pareciera que la cabellera de la madre naturaleza, nutrida por el Cupatitzio, es la que se precipita eternamente y forma una impresionante caída de agua que se llama La Tzaráracua; una cascada de unos 45 metros de altura, situada a diez kilómetros del centro de Uruapan, en donde los ejidatarios han establecido un centro ecoturístico.

El ingreso del lugar es una explanada en donde los caballerangos ofrecen a sus nobles bestias para descender hasta donde se encuentra la cascada, a unos 600 metros hacia abajo. La entrada cuesta diez pesos adultos y cinco pesos niños. El recorrido a caballo se paga aparte.

Pero ahí también hay venta de alimentos y de artesanías, servicios sanitarios y diversos artículos.

Además del recorrido hacia la caída de agua, hay un venadario, en donde se exponen ejemplares vivos de venado cola blanca; un iguanario; hay cenadores, comedores, servicio de seguridad pública y de primeros auxilios.

Para los amantes de la aventura, hay dos tirolesas, una de 600 metros y otra de 110. Hay rapel, rutas de ciclismo de montaña y áreas para acampar al aire libre y bajo techo.

Si se saca una cita se pueden ofrecer pláticas de conservación y educación ambiental, en un salón que se puede utilizar para actividades que van desde reuniones de trabajo hasta para festividades.

También hay servicios de hospedaje, ya que hay un albergue para 20 personas y cabañas para cinco.