De las 17 presas reguladoras que se encuentran en el Distrito Federal y cuya función es dosificar los torrentes de agua pluvial para que no se colapse el Drenaje Profundo, ocho de ellas son monitoreadas a base de sonidos.

De la misma manera que los buques y los barcos, que permanentemente envían sonidos al mar para comunicarse y monitorear el espacio para no encallar, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM) emplea esa técnica, desde hace casi tres años, para monitorear los niveles de agua en los diques.

“No es un radar, son sondas que están midiendo a través de sonido (…) están colocadas a una determinada distancia. Cuando empieza a llover, esa distancia se va reduciendo y a la vez se reduce el tirante que tenga la presa, eso nos indica a qué capacidad se encuentran”, explicó Humberto Martiñón, subdirector de Macromedición y Control de Redes del SACM.

Las ocho presas monitoreadas con este sistema son: Anzaldo, Becerra C, Mina, Mixcoac, San Joaquín, Tacubaya, Tarango y Texcalatlaco, ubicadas principalmente al poniente de la Ciudad.

Si alguna de estas presas excediera su capacidad y se desbordara, demarcaciones como Álvaro Obregón, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Coyoacán correrían riesgo de inundaciones.

Cuando alguna presa excediera el 60 por ciento de su capacidad, automáticamente se activa una alarma para que personal del Sistema de Aguas acuda al lugar a abrir las compuertas y libere el líquido.

Martiñón señaló que el objetivo de la dependencia capitalina es monitorear las 17 presas con esta técnica, además de tener la capacidad para abrir las compuertas de manera automática; es decir, desde las instalaciones del SACM, con lo que se ganaría tiempo en caso de una emergencia.

“Siempre hemos tenido recursos finitos pero las necesidades que tiene el Sistema de Aguas son muchas; entonces, eso nos limita para contar con recursos suficientes, pero de alguna manera sí está contemplado para hacerse en el futuro.

“Lo ideal sería la sistematización de manera automática y eso es lo que nuestro director (Ramón Aguirre) quiere, que las presas se abran de manera automática y hacer el desalojo (del agua) de esa manera (…) ya dimos el primer paso en ocho, que es la medición (por sonido)” señaló Martiñón.

Las sondas funcionan con electricidad y en dado caso que por las tormentas la zona se quedara sin energía, éstas cuentan con una batería de respaldo de larga duración.

“Cuando la electricidad nos falla tenemos un respaldo de baterías que nos pueden durar el tiempo suficiente hasta que vuelva a regresar la energía; no perdemos datos, incluso hasta por 24 horas seguimos tomando datos, hasta que regresa la energía y se restablece el sistema”, añadió.

Proceso de vigilancia

Monitoreo del Sistema de Aguas a ocho presas del poniente.

· La sonda instalada en un punto de la presa emite un sonido.

· El sonido “choca” con el espejo de agua. Rebota y regresa a la sonda.

· La sonda crea un dato.

· Ese dato se envía a una Unidad Terminal Remota (RTU).

· Vía radio se transmiten los datos.

· Decodifican los datos y, con base en escalas existentes en el SACM, obtienen el nivel al que se encuentran las presas.

Así lo dijo

“(Para monitorear las presas antes) tenían una especie de lacito e iban tomando la medida que iba tomando la presa; también tenía sus señalamientos ahí naturales; es decir, señalamientos bajo una escala que decía: ‘esta es la base de la presa'”.

“Cuando hay un escenario de lluvia, la presa que estamos midiendo nos está mandando información y nos está diciendo que ya tomó un metro, dos metros; la evolución que vaya teniendo con respecto al almacenamiento”.

Humberto Martiñón,
Subdirector de Macromedición y Control de Redes del SACM.