Cada día, millones de litros de aguas residuales caen en cascada por un cañón hasta el Océano Pacífico, justo al sur de la frontera entre Estados Unidos y México. Como sabe cualquier surfista de San Diego, las marejadas de verano que vienen del sur empujan el líquido tóxico hacia el norte.
Mientras tanto, millones de litros más de aguas residuales tratadas y no tratadas bajan por el río Tijuana y hacia el mar justo al norte de la frontera.