Oaxaca: Agua, el clamor

16 febrero 2015

Ha trascendido que el motivo está en la decisión de San Agustín Etla, de  cerrar las válvulas de las fuentes de abastecimiento, porque el gobierno estatal no ha realizado el pago de las aportaciones convenidas, no ha liquidado las cuotas para mantener el derecho de explotación de los caudales.

Si esta es la causa de la medida de presión, le resultan responsabilidades a los directivos de SAPAO por incumplir los acuerdos, que no puede ser porque no tiene dinero, toda vez que en los últimos años han incrementado las tarifas en porcentajes altos, agregando un impuesto que anteriormente no se cobraba, el de descargas sanitarias que se cotiza con el 10 por ciento del consumo en metros cúbicos; que se calcula a partir de tarifas clasificadas por el uso y de acuerdo a la zona de ubicación de  los domicilios.

Hay tarifas calificadas como de consumo doméstico 1, 2 y 3; comercial e industrial, cuando aquí no hay industrias.

Por si fuera poco, como en todos los servicios  que presta el gobierno, se agrega el 1.2 por ciento del impuesto que en el sexenio anterior se estableció como de apoyo a la alfabetización y que ahora se identifica como de desarrollo social. SAPAO, establece fechas límite de pago, quien se atrasa paga recargos.

Los habitantes de la  ciudad capital, de  las comunidades de los Valles centrales dependen de la dotación de agua extraída de pozos profundos, de los veneros y manantiales de San Agustín Etla, de Huayapam.

El líquido  es más escaso por la falta de lluvias, por el aumento en el consumo, porque los pozos se agotan; por el desperdicio que tiene como causa las fugas, las malas condiciones de las redes de distribución.

De ahí que se haya propuesto el proyecto de construcción de la presa Paso Ancho en territorio de los Coatlanes, entre Ejutla y la Sierra Sur. La propuesta no avanza, ha enfrentado diversas dificultades, entre ellas la oposición de los habitantes de la zona, otras de carácter técnico, la falta de aprobación de estudios de impacto ambiental.

La solución está en esa presa, en el acueducto que debe construirse para el traslado del agua. Como suele ocurrir, autoridades y vecinos de los municipios por donde tienen que  instalarse las tuberías, se unen a la pretensión de aprovechar las circunstancias para demandar diferentes obras como pago de derechos de vía, de paso. Obstáculos no faltan. Es ahí donde el gobierno tiene que negociar, convenir y cumplir los compromisos que asuma, para concretar el proyecto que es  imprescindible, impostergable.

Mientras la falta de suministro se extiende, los reclamos se tornan  violentos ante la desesperación de la gente. La situación empeora. Los gobiernos de ayer y de hoy han tratado de paliar la creciente falta de agua. Lo que han hecho es aplicar remedios temporales.

Han acudido a lo más fácil, a construir pozos profundos y no a emprender obras de solución de mediano y largo plazo, que capten el agua de lluvia, que funcionen como “esponjas” naturales a partir de los bosques
El panorama es desolador.

El recurso natural más valioso, el agua, no está garantizado porque es escaso, o contaminado; se desperdicia, se lucra con él, como lo hacen los piperos, de donde usted sabe, de San Agustín Etla.


16 de febrero de 2015
Fuente: Tiempo en línea 
Nota de Mario Blanhir González

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