Pago y obras para agua claman campesinos

17 diciembre 2014

Varios productores de la región Ciénega, zona líder en la producción del grano en Jalisco y en México, me dijeron aceptar que el modelo de producción bajo contrato, que promueve el gobierno estatal a través del titular de la Secretaría de Desarrollo Rural, Héctor Padilla, les ha permitido sortear de mejor forma la volatilidad del precio del maíz, pero lamentan la lentitud y burocratismo con que fluyen los pagos en la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios, conocida como ASERCA, y que depende de la Secretaría de Agricultura del gobierno federal.

El común denominador de sus comentarios es que la renuencia de los campesinos a hacer contratos, ya sea de maíz amarillo o blanco, es que ASERCA se tarda más de cuatro meses después del cierre de cosecha en cubrir la totalidad del pago por el maíz entregado, causándoles problemas graves de liquidez. Este problema, aseguran, golpea la confianza en el instrumento del contrato.

Este problema de pagos, pues, de no resolverse podría frenar la buena respuesta de los productores del campo a este esquema, al que se inscribieron 18 mil de los 19 mil 500 productores del estado para este temporal, y en el que se pasó de una producción bajo contrato de un millón 200 mil toneladas que se acumularon en 2013, a casi dos millones en 2014.

El planteamiento en el que coinciden en que si ASERCA pagara parte del contrato a la hora de cerrarlo, y el resto en un plazo no mayor a un mes luego de entregada la cosecha, todo el agro se vería beneficiado y este instrumento adquiriría prácticamente una total aceptación.

Plantean también que para lograr una mejor rentabilidad para la zona maicera de Jalisco que es la Ciénega, lugar donde se concentra toda la problemática, además de la reconversión al maíz amarillo que plantea la autoridad, se les debe apoyar  con infraestructura para que puedan almacenar el agua de temporal y entrar a un sistema de semiriego.

Proponen, por ejemplo, canjear los apoyos tipo  Procampo y subsidios diversos por la construcción de “aguajes o bodegas de agua” en las mismas parcelas. Esta infraestructura, aseguran, les permitiría en un plazo no mayor a dos años, por más irregular que sea el temporal, almacenar para poder dar un riego de auxilio al maíz, con lo que se abatirían las pérdidas por baja producción, logrando rendimientos promedio de 10 toneladas por hectárea, e incluso intentar la rotación de cultivos más rentables.

Mañana un repaso de las tres líneas estratégicas de la Seder para afrontar los desafíos del maíz, que junto con los planteamientos de los productores bien podrían dar luz a un mejor y más sustentable modelo de producción de este arraigado alimento en la dieta del mexicano.


17 de diciembre de 2014
Fuente: Milenio
Nota de Jaime Barrera Rodríguez

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