Pekín «provoca» una fuerte nevada artificial para aliviar la sequía

03 noviembre 2009

Aprovechando la bajada de las temperaturas, el Ejército disparó contra las nubes cohetes con yoduro de plata, un catalizador que acelera las precipitaciones

3 de noviembre de 2009
Fuente: ABC Diario
Nota de Pablo M. Díez

El pasado jueves hacía en Pekín un día tan primaveral que se podía pasear en mangas de camisa. Hoy, una espesa nevada cubría de blanco toda la ciudad y, en medio de un fuerte viento que ha tumbado árboles y quebrado ramas por doquier, las temperaturas habían descendido hasta los tres grados bajo cero.

Entre medias no sólo ha irrumpido en la capital china un potente frente frío procedente del norte que ha llevado la nieve a las regiones de Mongolia Interior y Jilin, sino también la mano del hombre. Aprovechando la prevista disminución del termómetro, la Oficina de Modificación del Tiempo de Pekín utilizó métodos artificiales para provocar la nieve y aliviar así la sequía que sufre la ciudad.

Desde las ocho de la tarde, ayer se dispararon contra las nubes cohetes con 186 dosis de yoduro de plata, una sustancia catalizadora que libera hidrógeno y, al entrar en contacto con el oxígeno de la atmósfera, acelera la lluvia, que cuajó en hielo y nieve en cuanto el mercurio bajó por la noche de los cero grados. Como consecuencia, la ciudad vivió su primera nevada del año – la más temprana de la última década – al caer el equivalente a unos 16 millones de toneladas en copos. «No perderemos ninguna oportunidad de precipitaciones artificiales porque Pekín padece una prolongada sequía», explicó a la agencia estatal de noticias Xinhua Zhang Qiang, responsable de dicho organismo capaz de manipular el tiempo.

Niebla grisácea

No es la primera vez que el régimen chino recurre a estos métodos para causar lluvia o nieve inducidas. En verano, especialmente cuando la contaminación forma una espesa capa de niebla grisácea que cubre Pekín, se suelen lanzar cohetes con yoduro de plata contra el cielo para provocar precipitaciones y limpiar la atmósfera.

En abril de 2007, los científicos ya «fabricaron» nieve artificial en el distrito tibetano de Nagqu, a unos 4.500 metros de altura, para paliar los efectos de la sequía y reverdecer las praderas. El pasado mes de febrero, un avión liberó en Pekín 400 litros de nitrógeno líquido que, combinados con el yoduro de plata, provocaron una tormenta torrencial después de más de tres meses sin caer una gota.

Las fuertes precipitaciones o la alteración de los ciclos naturales son algunos de los efectos secundarios que tienen estos métodos artificiales. Otros son los derivados de la propia nevada, que alcanzó 9,3 milímetros en Tianjin, a unos 120 kilómetros de Pekín, y dañaron 5.455 hectáreas de cultivos en Yanji, en la provincia septentrional de Jilin.

Además de provocar atascos en las colapsadas autopistas de la capital china, la nieve retrasó 200 vuelos en el aeropuerto internacional de Pekín, donde llegó a los 17,2 milímetros. Algunas zonas de la ciudad, como los distritos de Changping, Chaoyang, Haidian y el extrarradio de Shunyi, vieron interrumpido el suministro eléctrico hasta en 60 ocasiones.

«La nieve ha llegado a Pekín dos meses antes que el año pasado», indicó el Observatorio Meteorológico de la capital, en alerta naranja junto a buena parte del noreste de China, desde Shaanxi hasta las provincias costeras de Shandong y Jiangsu, donde las temperaturas han llegado a bajar hasta 15 grados.

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