José Luis Hernández Amaya, directror del organismo metropolitano, explica que la nueva apuesta se fija con el ánimo de asegurar el líquido suficiente para que la ciudad atraviese los próximos 30 años sin problemas de abasto. El Río Verde, expone, podrá encauzar hasta 10 metros cúbicos (10 mil litros) por segundo a la ciudad, aunque en una primera etapa se buscará que sean al menos 5.6. “No, de momento no lo puedo señalar así (que se construya el Acueducto II en los próximos seis años), porque la prioridad va sobre el Río Verde”.

Actualmente, Guadalajara recibe menos de esa cantidad en todas sus fuentes de abastecimiento: la Presa Calderón, el Lago de Chapala y los pozos de extracción. De acuerdo con Hernández Amaya, arrancar las obras de la presa derivadora de El Purgatorio (vital para que el agua de El Zapotillo sea dirigida a la ZMG) dependerá en gran medida de una coordinación entre los tres niveles de Gobierno.

Si esta premisa se cumple, y todas las autoridades ponen de su parte para que los recursos fluyan y los trabajos comiencen a la brevedad, Guadalajara podría comenzar a recibir agua de El Zapotillo en sólo tres años.

El SIAPA había mantenido una postura de defensa al Acueducto II, cuyo costo se proyectaba en dos mil millones de pesos. Las autoridades del organismo hicieron frente en varias ocasiones a los habitantes de la Ribera de Chapala, quienes manifestaron su molestia por la construcción de un nuevo ducto que “extraería más agua al lago”.