Promesa de crecimiento menospreció medio ambiente

04 septiembre 2014

Se trata de dos derrames petroleros: uno en Cadereyta, Nuevo León y el otro en Huimanguillo, Tabasco; así como el vertido de agua con cianuro en el municipio El Oro, Durango y el derrame de 40,000 metros cúbicos de sustancias tóxicas en los ríos Sonora y Bacanuchi, provenientes de la mina Buenavista de Grupo México, que ha afectado al menos a 22,000 personas en siete municipios y es considerado por el titular de la Semarnat como “la peor catástrofe ambiental en la industria minera del país en los tiempos modernos”.

La organización civil Greenpeace expone que dichos casos son la punta del iceberg de la opacidad en la que actúan las industrias en México, “donde la laxitud de las leyes les permite contaminar a cambio de multas irrisorias”.

Asimismo, esta organización civil expuso que en 20 meses de gobierno el titular del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, consolidó un modelo extractivo de los recursos naturales bajo la promesa de un crecimiento económico que no ha llegado y menospreció al medio ambiente.

“Con la promulgación de las leyes secundarias de la reforma energética, el gobierno actual selló el retroceso ambiental en el país, al persistir con la dependencia de los hidrocarburos para la generación de electricidad”, afirmó.

El director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), Gustavo Alanís, expuso que diversas disposiciones de las leyes secundarias en materia energética provocan daños, menoscabos y prejuicios a los derechos humanos como el derecho a la tierra, el territorio y los recursos naturales, así como a la consulta.

Indicó que existen pendientes en inspección y vigilancia del cumplimiento del marco legislativo ambiental, fortalecimiento de las instituciones de procuración de justicia, y más y mejores confinamientos de residuos peligrosos, entre otros.

4 de septiembre de 2014

Fuente: El Economista / Ana Langner