Pueblos de media España se quedan sin agua potable: “Los acuíferos están secos”
19 agosto 201719 de agosto de 2017
Fuente: El Confidencial
Nota de: David Brunat
Los camiones cisterna han dejado de ser un servicio puntual de verano en un puñado de pueblos para ser imprescindibles en más de 100 municipios a lo ancho de la península.
Cada vez para más españoles la imagen del verano no es el chiringuito, la playa o la tumbona. Es el camión cisterna apostado en mitad de la plaza abasteciendo de agua al municipio. Lo que antes eran episodios de escasez en puntos concretos de Andalucía o Castilla-La Mancha es hoy una realidad en casi todos los puntos de la península, desde Asturias a Navarra pasando por Castilla y León y Murcia. Estamos ante el quinto año consecutivo de sequía y la situación de muchos acuíferos españoles es ya insostenible, lo que convierte la falta de agua potable en un problema de salud pública general.
“Si la semana que viene no llueve, nos quedamos sin agua. Los acuíferos están secos, no lo había visto en mi vida”
“Yo no sé si podremos aguantar lo que queda de verano. Si la semana que viene no ha llovido, nos quedamos literalmente sin agua en el pueblo. No sin agua potable, sino agua en general. Los acuíferos están secos, no lo había visto en mi vida”, clama Paco Hidalgo, alcalde de Fuente de Piedra (Málaga).
Este municipio de 2.500 habitantes y el resto del norte de Málaga, como Casariche, La Roda de Andalucía o Campillos (un global de 20.000 habitantes) se encuentran en situación crítica. No llueve, los acuíferos están sobreexplotados y no ven una solución ni a corto ni a medio plazo. “Sería insostenible llegar a 2018 con sequía. No lo quiero ni pensar.
El año pasado salvamos el tipo, hubo que traer dos cisternas para que los vecinos hicieran acopio pero al menos teníamos reservas para tareas domésticas. Con la Junta de Andalucía estamos viendo de abrir un trasvase desde el pantano de Iznajar (Córdoba), pero eso puede llevar cinco o seis años”, resume Hidalgo.
PP y PSOE, a la greña por un trasvase de 40 kms que pondría fin a la sequía en Andalucía
En Campillos, municipio vecino, la preocupación se ha convertido en enojo. Llevan desde mayo con problemas muy serios. En plena primavera hubo que inyectar 70.000 litros de agua desde cisternas y se realizaron cortes nocturnos de suministro.
“Desde el Ayuntamiento compartimos absolutamente la indignación de la ciudadanía, se ha agotado nuestra paciencia. Este equipo de gobierno lleva trabajando desde el primer día para poner solución al problema del agua en Campillos. Pero las soluciones más importantes no están en nuestras manos, sino en las de la Diputación de Málaga y la propia Junta de Andalucía”, exclamó entonces el alcalde, Oscar Guerrero, ante 2.000 vecinos congregados.
“Cada vez hay más lluvias torrenciales que sobrepasan la capacidad de regulación de los embalses o son muy dispersas en el tiempo”.
En Andalucía no es solo el norte de Málaga. Es parte de Sevilla, Granada y Almería. Un problema que no se resuelve con un poco de lluvia en algún momento de las próximas semanas. “En los últimos años vemos que aunque el volumen de lluvias sea el mismo llueve diferente, con un reparto desigual a lo largo del año”, explica Inmaculada Cuenca, directora general de Infraestructuras y Explotación del Agua de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía.
“Hay más lluvias torrenciales que sobrepasan la capacidad de regulación de los embalses (con lo que se pierden millones de litros) o muy dispersas en el tiempo (lo que impide que penetren las capas freáticas). Por eso en nuestra planificación también contemplamos la variable del cambio climático. Ante esta realidad, la buena gestión y la concienciación de que el agua es un recurso muy frágil son fundamentales”, prosigue.
Cuenca considera que situaciones como la de Fuente de Piedra, donde literalmente no hay agua, “nunca deberían llegarse a producir, por mucha sequía que haya”. En concreto, el norte de Málaga se abastece de recursos propios gestionados por los ayuntamientos y no por la Consejería. Es en estos lugares con pozos y acuíferos propios donde suelen producirse los casos más alarmantes. “Hay que llevar una buena previsión de tus recursos. No puedes sacar agua sin freno y no controlar los consumos en acuíferos en mal estado. Hablamos de muchos municipios de 2.000 habitantes que presentan consumos de 600 litros por habitante y día (piscinas, riego de jardines, etcétera), cuando en Sevilla o Málaga no pasan de 180 litros al día. La Consejería en estos casos solo puede ordenar y quitar presión de otros usos. Estamos tratando de llevar a cabo infraestructuras para que en la próxima sequía esos municipios no sean tan vulnerables”.
La peor semana del año
El mapa de la península se llena de puntos rojos de norte a sur en la semana del año más crítica (ecuador del mes de agosto) en cuanto a desabastecimiento de agua. En León se han distribuido ya 650.000 litros en cisternas para aliviar a nueve municipios, la mayoría en el Bierzo. También se ha hecho reparto de garrafas de agua, como los 4.320 litros de Crémenes (584 habitantes), y captaciones superficiales en ríos. La Diputación de León reconoce el “agotamiento de los manantiales que abastecen a estos pueblos por escaso o nulo caudal” y los ayuntamientos reclaman ayuda urgente. Un ejemplo simbólico: es la primera vez que Molinaseca tiene que suspender su Fiesta del Agua, una popular batalla con cubos de agua que data de 1954. La diputación recuerda que es habitual que en verano se abastezca de agua a algunos pueblos, si bien este es “uno de los veranos más secos”.
Lo mismo ocurre en Burgos, donde tres cisternas trabajan a todo rendimiento para abastecer a 30 municipios. Cada cisterna tiene capacidad para 16.000 litros y hay otra más de reserva de 11.000 litros. Castrojeriz, Reinoso o Manzanedillo son algunos núcleos que se sostienen gracias a cisternas, y la Comisión de Fomento de la Diputación de Burgos no para de recibir solicitudes de alcaldes. Los manantiales y depósitos están secos o en niveles mínimos, y la previsión de no tener agua potable se extiende un mes más, hasta la llegada del otoño. Una crisis que no es solo de salud pública, ni siquiera medioambiental. Es un azote a los frágiles presupuestos municipales. Cada cuba tiene un precio de 400 euros, aunque en Castilla y León el coste es compartido entre la Junta (50%), diputaciones (30%) y finalmente municipios (20%), la mayoría pueblos que no alcanzan el millar de habitantes.
La falta crónica de precipitaciones y la resaca tras la primavera más cálida en medio siglo han provocado que incluso las cabeceras de los principales ríos de la península sufran escasez. En el tramo alto del Ebro, en Navarra, se vive una situación de emergencia, según el Gobierno regional. Las zonas de regadío ya están sujetas a restricciones en el agua destinada a cosechas y río abajo, en Zaragoza, la situación es tan alarmante que la Confederación Hidrográfica del Ebro la considera “de emergencia”.
Zamora, Oviedo y Zaragoza son algunas de las grandes ciudades que viven con preocupación el drástico descenso de caudal de sus ríos
Entre las grandes ciudades amenazadas por el suministro potable destaca Zamora, a causa de la extrema sequía de la cuenca del Duero. El consistorio tiene ya listo un plan de acción que implica la prohibición de llenar piscinas o racionar el riego en las zonas verdes. La Confederación Hidrográfica del Duero insiste en que, por ahora, la situación es “estable”, pero los medios locales advierten de que el río apenas alcanza los 30 centímetros de profundidad a su paso por la ciudad, con un caudal al 15% de su capacidad que ha llegado algunos días a un muy alarmante 5%.
Un caso parecido es el de Oviedo. La capital asturiana lleva desde junio en prealerta y aplicando un estricto plan que reduce el riego de jardines o baldeo de calles y aceras. Para no presionar el embalse de Afilorios, que abastece a la ciudad, el Ayuntamiento está usando cuatro pozos subterráneos del río Nalón que únicamente se explotan en épocas de extrema escasez. Una alternativa que no tienen los varios concejos del principado que, además de ejecutar cortes nocturnos, han emitido bandos en las últimas horas urgiendo a los vecinos a no malgastar una gota de agua. Es el caso de Belmonte de Miranda, Villamejín o Bustiello y un puñado de municipos del oeste asturiano que dependen de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico.
Politización y trasvases
Donde el suministro de agua potable ha escalado al plano político es, como resulta habitual, en Castilla-La Mancha. Igual que en tantas provincias, en Guadalajara hasta 34 municipios han tenido que recibir agua de camiones cisterna en lo que va de año. Hoy, 23 de ellos mantienen una situación crítica, sin agua suficiente para cubrir sus necesidades mínimas y con dificultades para tener algo de presión en sus grifos. Un ejemplo alarmante es el de Chillarón del Rey y Mantiel, ambos al pie del embalse de Entrepeñas y sin embargo asolados por la escasez. Un hecho que, sumado al 11% de capacidad que presenta la cabecera del Tajo, ha levantado las iras de los detractores del trasvase Tajo-Segura.
“Aquí no tenemos ni agua para beber y estamos trasvasando agua a otra cuenca (la del Segura, en Murcia). Es el mundo al revés”
“Desde el año 1993 hay un proyecto de abastecimiento a los municipios colindantes de los embalses de Entrepeñas y Buendía y todavía no se ha constituido ni la mancomunidad. Siempre hay algún motivo para que el dinero de esta obra se destine a vaya usted a saber qué, gobierne uno u otro, hablamos del año 93”, se quejó amargamente en en la cadena SER días atrás el alcalde de Mantiel, Julián Rebollo. “Yo ya no entiendo nada. Una cuenca trasvasa a otra cuando tiene excedente. Pero aquí no tenemos ni agua para beber y sin embargo estamos trasvasando agua a otra cuenca (la del Segura, en Murcia). Es el mundo al revés, al menos ahora empiezan a darse cuenta”. Mantiel recibe varias visitas semanales de camiones cisterna para regular sus reservas.
El mismo portavoz de la Junta, Nacho Hernando, reconoció la “dramática situación” que vive Castilla-La Mancha, al tiempo que “se tiene que trasvasar agua a otras zonas y aquí no hay suficiente para el consumo humano”. El último episodio de la disputa entre Castilla-La Mancha y Murcia la ha protagonizado la venta de dos hectómetros cúbicos de agua del Ayuntamiento de Hellín (Albacete) a la Mancomuidad del Taibilla (Murcia) por 360.000 euros. Un excedente de agua que ha hecho volar cuchillos entre el PP y el PSOE castellano-manchegos.
“Por suerte, el debate de los grandes trasvases hace tiempo que está superado. Nadie tiene en mente ya los grandes tubos transfiriendo agua, sino pequeñas transferencias entre sistemas que, sin ser muy elevadas, permiten aliviar tensiones y proteger acuíferos. Pero son casos muy concretos, más allá de eso no tiene sentido la política de trasvases a excepción de algunas zonas costeras donde la mejor apuesta es la desalación”, indica Cuenca.
La única esperanza de los municipios afectados es que este otoño e invierno llueva, y que lo haga de forma prolongada para que el agua alcance los acuíferos. De otro modo, nadie sabe cómo se podría encarar un 2018 convertido en sexto año consecutivo de sequía en España. La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, adelantó a finales de julio que el Gobierno revisará los planes especiales de actuación en situación de sequía, vigentes desde el año 2007, para introducir modificaciones a la hora de gestionar los recursos hídricos.