Querétaro: Acueducto II

31 enero 2011

31 de enero de 2011

Fuente: Diario Rotativo de Querétaro

Por Juan José Arreola

A fines de diciembre del año pasado, el investigador geológico de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Francisco Patiño Cardona, había advertido que el agua del venero Infiernillo, que será trasladada de Zimapán al Acueducto II de Querétaro, debía ser analizada para conocer si se encontraba contaminada con Arsénico, Plomo y Mercurio, debido a que la región es la segunda en México más contaminada con estos metales.

Dijo que era preocupante la situación debido a que la norma internacional establecía un máximo permisible de 0.025mg/l, y en Zimapán se había detectado que el agua contenía 50 partes por millón de Arsénico.

La preocupación se debía al saber que la región es la segunda más contaminada con estos metales en México, solamente superada por la zona de La Laguna, en Coahuila y Durango.

*Contaminación antecedente
Investigadores del Departamento de Recursos Naturales del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advirtieron, hace 12 años, en 1999, del riesgo que se corría por consumir o entrar en contacto con el agua almacenada en la Presa Zimapán, así como el comer la fauna que se desarrolla en dicho embalse.  

En ese diagnóstico, denominado “Estado de las Afectaciones Ambientales Potenciales Asociadas a la Presa Zimapán”, se advierte las aguas que surten a la presa hidroeléctrica están “contaminadas bacteriológicamente con virus, hongos y otro tipo de flora y fauna patógena, además de metales pesados como Cadmio, Plomo, Mercurio y Cobre, poniendo en riesgo la salud de quienes consumen o entran en contacto con ella”.

El estudio universitario consigna que los caudales de aguas residuales urbanas a la presa “muy probablemente han infiltrado los manantiales cercanos, como el de ‘La Ortiga’ y ‘El Infiernillo’. No obstante, se consumen los peces que ahí se reproducen (y), se practican deportes acuáticos.

*Entre Zimapán y El infiernillo
El punto de inflexión se encuentre aquí. En el hecho de que los caudales de agua que van a la Presa Hidroeléctrica Zimapán no son los mismos que vienen desde el venero de El Infiernillo.

En consecuencia, los niveles de contaminación entre uno y otro sitio no son los mismos.

Esta confusión fue dejada pasar por las autoridades queretanas; es decir, en ningún momento, desde que el tema salió a la luz -a finales del año pasado- y más aún desde que se inició la construcción del Acueducto II, hace 3 años durante el sexenio del anterior gobernador, Francisco Garrido Patrón, nada se dijo. Nunca se hicieron las precisiones requeridas.

Durante el año y meses del gobierno que encabeza José Calzada Rovirosa tampoco se hizo un intento, por mínimo que fuera, para aclarar el tema.

Fue apenas la semana pasada cuando el Vocal Ejecutivo de la Comisión Estatal del Agua (CEA) en Querétaro, Sergio Loustanau Velarde, aceptó finalmente dos elementos que con antelación se había procurado no tocar y, mucho menos, difundir.

Uno, que todas las aguas del mundo y, por supuesto las de México, Hidalgo y Querétaro, tienen un grado de contaminación por metales, por elementos fisicoquímicos y por compuestos orgánicos y radioactivos.

El problema no es ese en sí, sino el nivel cuantitativo de estos contaminantes. Saberlos controlar y mantener por debajo del límite permitido garantiza que el agua sea potable; es decir, consumible por los seres vivos.

Segundo, que efectivamente, existen filtraciones a los veneros de “El Infiernillo”, de agua contaminada con residuos residenciales que llega a la Presa Hidroeléctrica Zimapán procedente del Estado de México y el Distrito Federal, fundamentalmente.

Y otra vez, lo importante no es el fenómeno en sí, sino saber controlar esas filtraciones, evitar que crezcan y, por supuesto, que la contaminación no suba.

El director del Centro de Estudios sobre Contaminación Ambiental (CEACA) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) Gustavo Pedraza Aboytes y el subdirector de Regulación Sanitaria de la Secretaría de Salud, Ricardo Rangel Figueroa, junto con Sergio Loustanau, dieron su aval por la sanidad del agua que viene en el Acueducto II y que, por cierto, desde la semana anterior ya ha llenado sus almacenes de San José El Alto.

Hoy, un grupo de no más de 20 personas saben de estas consideraciones técnicas. Todos reporteros y reporteras que escucharon por un par de horas a científicos y técnicos, que dieron una detallada explicación sobre el asunto.

Hoy también sabemos -reiteramos- que estas explicaciones se debieron de haber dado, así, a detalle, hace por lo menos medio año. Antes de que las dudas, los conflictos y los cuestionamientos arreciaran habría sido mejor que se detallara.
Es decir, se dejó que la gente formara su criterio en torno a este asunto, sin haber vertido el punto de vista que recién se dio a conocer.

*Acotación al margen
Un diario de circulación estatal en la vecina entidad de Hidalgo, el periódico Criterio, ha levantado una encuesta entre sus lectores. La pregunta es: ¿Debe Zimapán dotar de agua a Querétaro?

De los que han contestado, 64.2 por ciento había respondido que no; 30.2 por ciento respondió que sí y 5.7 por ciento dijo no saber qué contestar.

Esto se llama percepción ciudadana; puede ser mentira, puede ser irreal o falso, pero es lo que la gente piensa.

Cuando se mal maneja la información, se oculta, se niega o simplemente se tiene miedo de darla a conocer, la población saca sus propias conclusiones que, en muchos casos le genera incertidumbre.

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