Se llevan hasta los muertos por la presa Picachos

21 julio 2009

Yovana Gaxiola Corresponsal
El Universal
Lunes 20 de julio de 2009
MAZATLÁN, Sin.— El caserío se ve triste, enfermo, desahuciado. El agua del embalse espera amenazante a las orillas del pueblo a que los comuneros afectados por la construcción de la presa Picachos terminen de cargar las camionetas con sus muebles, sus muertos y sus recuerdos para no volver jamás.

Nadie habla. El ruido del pico y la pala en el panteón de Puerta de San Marcos recorre las calles hasta llegar a la iglesia, donde un policía se apresura a bajar la campana del templo, la misma que durante décadas convocó cada domingo a los feligreses, que ahora, con lágrimas en los ojos, observan con recelo el acecho del río Presidio.

La creciente sepultará sus casas bajo 400 millones de metros cúbicos de agua turbia. Son más de 2 mil personas de los pueblos de San Marcos, Puerta de San Marcos, Las Iguanas, Casas Viejas, El Placer y Los Copales, que se van para nunca volver.

Ya han pasado tres años y los compromisos del gobierno siguen sin cumplirse: vivienda digna, indemnización económica y apoyo para sacar a sus muertos.

La tarea es dura, pero no les queda de otra; con palas y picos, y una retroexcavadora, abren las tumbas y en bolsas de plástico negras, o cajas de madera meten a sus muertos, algunos son solo polvo, pero aún así se niegan a dejarlos. Hay muertos recientes, que en sus ataudes aún en buen estado son llevados a otros camposantos, recién creados, pero que están sin terminar, lo que les llena de coraje y frustración a los moradores.

Se habla de más de mil muertos los que hay que reubicar, pero temen que muchos quedarán ahí bajo el agua, pues no habrá tiempo para sacarlos a todos y algunos ya no hay quien los reclame.

La exhumación de los cadáveres lo hacen ellos, sin protección especial, nada más apoyados con guantes y un pañuelo en la cara. Protección Civil y Seguridad Pública se limita a ver qué les falta y a ofrecer sus vehículos.

Continuará “plantón”

María del Rosario Alapizco, líder de los comuneros junto con Atilano Román, asegura que seguirán con su presión hacia el gobierno para que les otorguen las viviendas terminadas, tal y como lo prometieron hace tres años, cuando inició la construcción de la presa, pues en la actualidad en las casas que les dieron no cabe ni una cama.

En tanto no haya respuesta, seguirá el plantón afuera de las oficinas del Fondo de Infraestructura Hidráulico de Sinaloa, en la zona dorada del puerto de Mazatlán.

La exigencia los llevó a plantarse y a ser retirados la semana pasada de la cortina de la presa Picachos, donde corrían peligro de ser arrastrados ante el inminente cierre de un túnel de desvío y el descenso de la cortina de la presa, pues según el dictamen técnico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se ocasionaría la inundación de 15 pueblos de la zona baja de la presa, hasta llegar al aeropuerto internacional de Mazatlán.

Atilano Román dejó en claro que si el gobierno del estado no cumple, se van a llevar a algunos cuerpos que han exhumado a donde tienen el plantón, para que la autoridad les haga caso y asignen sus viviendas en buen estado y pronto.

El director de Seguridad Pública Municipal de Mazatlán, Trinidad Tirado Olvera, también afectado por esta presa, retiró a sus padres de la casa que habitaban en Puerta de San Marcos. Lamentó que sus recuerdos de infancia y juventud ahí quedarán, la casa se perderá.

“El agua ha empezado a subir un metro por hora, por lo que se considera que entre 12 y 18 horas, el agua ya tape algunas casas de la zona baja”, indicó.

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