Se perdió en Michoacán 50% de la producción de maíz

27 enero 2010

27 de enero de 2010

Fuente: Cambio de Michoacán

Por Ivonne Monreal

Morelia, Michoacán.- El 50 por ciento de la producción de maíz en Michoacán se perdió en 2009 por el temporal, lo cual equivale a más de 500 mil toneladas y mil 500 millones de pesos, dieron a conocer los profesores investigadores José Martín Arreola Zarco, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias, y José Alfredo Carrera Valtierra, de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Como un “año atípico, malísimo y de los peores que se han presentado en el estado”, fue descrito el 2009 por ambos, “sin nada de lluvias cuando empieza la siembra en julio, sin agua en septiembre cuando florea el maíz, con precipitaciones en el mes de noviembre cuando está seco y la cosecha se moja y se pudre, y luego llegaron las heladas tempranas de octubre y noviembre, así que lo poco que habían rescatado del otro temporal, se les heló”.

Pérdidas que fueron parejas tanto para quienes tienen sistemas de riego como para aquellos que dependen del clima, aunque naturalmente comentaron que las ganancias son disímiles en términos económicos, porque mientras los productores del Bajío que están orientados al mercado y cuentan con sistemas de riego invierten por hectárea unos once mil pesos para cinco toneladas de a tres mil cada una, gana unos cuatro mil por producción anual.

Pero quienes dependen de la lluvia y colocan su producto en tortillerías, con vecinos y para consumo personal y de ganado, invierten alrededor de cuatro mil 500 pesos para dos toneladas y media, vienen ganándole unos tres mil pesos, a lo que se suma el que pese a que “en teoría no se importa maíz michoacano, pero la realidad es que se importa más de 700 mil toneladas a otros estados y después tenemos que comprarlo”.

La razón, explicaron, es que “no existe en el estado infraestructura para almacenar, clasificar, transportar y comercializar el maíz. El productor siembra por necesidad, porque ocupa el dinero que pidió prestado para cosechar y quien se lo compra se lo lleva en diciembre a Jalisco, Guanajuato y el Estado de México, después desde enero, febrero y hasta el otro diciembre están comprando maíz 20 por ciento más caro del precio inicial que él puso”.

Como ejemplo puso el caso de productores que venden todo su maíz criollo en dos mil 500 y un mes después lo compran hasta en tres mil 500 pesos, “se necesitan sistemas de crédito para ellos, para que puedan conservar su maíz porque se perpetúa un sistema vicioso, en muchos de los casos los que ganan son los acaparadores, el intermediario”.

Existen grupos de productores, comentaron, que se han organizado en busca de revertir esta situación, “compran insumos a mayoreo a bajos precios, los venden entre ellos y buscan sistemas de comercialización que les permitan no depender de los intermediarios”, porque éstos lo que hacen es “darles créditos para que cosechen, les venden fertilizantes caros, les compran barata la cosecha, revuelven maíz de calidad michoacano con maíz de menor calidad que compran en Estados Unidos, lo revuelven y lo venden a un costo mayor para el consumidor”.

Otro de los problemas graves que enfrenta la producción de maíz en el estado ha sido la pérdida de 150 mil hectáreas en los últimos quince años -diez mil por año- en áreas de agricultura campesina, donde se siembran semillas criollas y maíz de temporal, “por el cambio de uso de suelo, siembran otros productos más redituables, se utilizan para pastoreo o se abandonan porque no existe infraestructura”.

La pérdida de superficie y su abandono también tiene otra consecuencia grave, como es el riesgo de extinción de doce razas de maíz de las 34 detectadas en la entidad por el investigador José Alfredo Carrera Valtierra, “porque la agricultura no es redituable y la gente de sembrarlas, y por cambio a cultivos más redituables como el llamado oro verde”.

Las razas en peligro de extinción, enumeró, son en región Costa, Otero de Sinaloa, reventador y tabloncillo perla; en el Bajío, dulce, Celaya, elotes occidentales, tabloncillo y zamorano amarillo; en la Meseta-Ciénega de Chapala, el argentino y mushito, y en Tierra Caliente, conejo y vandeño.

De todas estas razas, añadieron, “un 90 por ciento de material genético no ha sido aprovechado para mejorar el maíz que es de uso frecuente, así que se perderá sin ser explotado, porque aunque hay bancos de germoplasma para su conservación no es los mismo que in situ, donde se adapta a las condiciones del medio, porque con el cambio climático si las guardamos y dentro de una década intentamos sembrarlas no van a prosperar”.

 

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