Se plantan contra la hidroeléctrica en Los Pescados y los embustes para iniciar obras

21 enero 2014

Los campesinos dan un no rotundo a la presa hidroeléctrica, por eso bloquearon el tramo carretero Tuzamapan-Jalcomulco, a la altura del predio Tamarindo, en donde permanecerán el tiempo que sea necesario hasta que las empresas retiren su proyecto.

Estaba todavía oscuro, el sol no se asomaba en el horizonte y la gente empezaba a llegar en camionetas y dice Juan: “todos apretujados pero venimos a defender nuestro río, nuestra agüita, allá en Tuzamapan nos dijimos mañana los que sabíamos, los que no escucharon las campanas de la iglesia y quisieron venir aquí estamos, no somos pendejos. Vamos a defender”.

La entrada del predio Tamarindo era el punto de reunión y mientras un círculo rojo en el cielo lanzaba los primeros rayos del sol, ya son unos 300 manifestantes, calculaba Amelia. Hombres y mujeres, ejidatarios y productores de limón, caña, mango y café estaban allí, mientras las mujeres de Tuzamapan se quedaron a hacer el humilde almuerzo que repartirían con la gente horas más tarde.

Un grupo pequeño caminó por veredas, entre cañales y limonares, entre los terrenos aledaños al caudal del río, en donde se detecta que ya hay 14 perforaciones en línea recta, que forman parte de los estudios de factibilidad para el proyecto Propósitos Múltiples de Xalapa; la maquinaria, las perforadoras están en medio de terrenos propiedad de campesinos, algunos de ellos jamás dieron permiso a las empresas Odebrecth y Geogrupo, pero eso no importó.

También allí estaban los transportes con placas de Guanajuato y la tarjeta de revista del Transporte Público del estado de Jalisco de este año 2014. Cerca de la maquinaria se encontraban los vigilantes, unos pobladores de la zona que entran a trabajar todos los días a las seis de tarde y salen a las ocho de la mañana, por un salario quincenal de 3 mil pesos, aunque no saben si la presa les beneficiará o les perjudicará.

El camino sigue y nos encontramos que la veda del río es trastornada, ya hay trabajos de albañilería dentro del cauce, ya se delimita la cortina de la presa,“que será de 700 metros de ancho y 150 metros de altura”, acota un vigilante. Aunque todavía no haya permisos para esta zona que la Ley Nacional de Aguas define como “áreas específicas de las regiones hidrológicas, cuencas hidrológicas o acuíferos”, en las cuales no se autorizan aprovechamientos de agua adicionales a los establecidos legalmente y éstos se controlan mediante reglamentos específicos, en virtud del deterioro del agua en cantidad o calidad, por la afectación a la sustentabilidad hidrológica, o por el daño a cuerpos de agua superficiales o subterráneos.

Dentro de las consecuencias de la construcción de la presa podría ser la inundación de 400 hectáreas de tierra, se afectarían los cultivos y el ecosistema, daños a la producción y a la vida social de la gente de la región.

A lo lejos, se veía la carretera, a nuestro guía, un integrante de Pueblos Unidos de la Cuenca La Antigua por un río libre, le notifican: “ya llegó la policía”. Nuestro recorrido termina, retornamos a la carretera Tuzamapan-Jalcomulco. Ya son más, ahora son como 800 pobladores que han llegado de Monte Blanco, Llano Grande, Tlaltetela, Tuzamapan, Tlalcomulco, Apazapan, Coetzalan, Paso Limón y Xotla, dicen los organizadores.

También con ellos ya están los alcaldes de Apazapan, Efraín González Flores y de Jalcomulco, Gilberto Ruiz Chivis; el diputado del Partido del Trabajo Fidel Robles Guadarrama; miembros de las organizaciones Pueblos Unidos de la Cuenca La Antigua por un Río Libre, La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (Lavida); Movimiento de Afectados por Presas y en Defensa de Ríos (Mapder).

A esa hora ya habían bloqueado la carretera, molestos porque el 16 de octubre de 2013, un representante de la empresa Odebrech, Gonzalo Basalleu logró que a espaldas de la Asamblea Ejidal, se firmara un acuerdo con dueños de terrenos, autoridades ejidales de Tuzamapan y representantes del gobierno de Veracruz –Roberto Sánchez Olguín y José Carcaño– se autorizó la realización de estudios sociales, ambientales y técnicos, con un plazo de tres meses, pero éste vencía ayer.

Por ello, los pobladores de Tlatetela argumentaban su rechazo rotundo a la presa, porque los trabajos de exploración ya han generado contaminación del río debido a la bentonita, utilizada para los estudios de sismicidad, afectando a la flora y fauna de la región, además se violó el derecho a la información de los ejidatarios, porque les dijeron una cosa y encuentran otra.

Al igual que ellos, los habitantes de Jalcomulco consideraron que sólo les traerá cosas negativas “por eso queremos que se lleven su maquinaria, nos van a pasar a traer nuestros plantaciones, lo que cosechamos se va a perjudicar, de eso vivimos y los 120 mil pesos que nos ofrecen por hectárea no los queremos”.

El aire hace que una bandera mexicana que traían los jalcomulquenses, donde entre los manifestantes, algunos hombres con machetes dicen “no nos van a ver la cara de pendejos”, mientras el mariachi del pueblo entona “El rey” y en plena carretera le cantan las mañanitas a una joven que cumplió años y lo festejó protestando. La solidaridad de las comunidades y la unión del pueblo no fueron desdibujadas por la presencia de militares, quienes pretendieron ir a cuidar la maquinaria de la empresa brasileña, pero que al mirar el contingente se marcharon del lugar al escuchar “no a las presas”, “no a las presas”.

Y ahí estarán, en el campamento del bloqueo carretero, hasta que las autoridades determinen una mesa de trabajo, con autoridades de las dependencias federales y estatales, en donde no se engañe a la gente, “porque eso está haciendo la empresa, va diciendo de localidad en localidad que muchos han aceptado vender cuando no es así”.

21 de enero de 2014

Fuente: La Jornada Veracruz / Norma Trujillo Báez