Se pudo evitar el desastre de La Aurora si se hubiera observado el suelo, aseguró Enrique Santoyo

12 octubre 2009

12 de octubre de 2009
Fuente: La Jornada de Oriente
Por Javier Puga Martínez

El desastre de la colonia La Aurora, en el municipio de Teziutlán, Puebla, pudo haberse evitado si a alguien se le hubiera ocurrido observar con más detalle la inclinación que presentaba una iglesia que estaba en el cementerio de ese lugar. Cualquier especialista en suelos pudo haber advertido que cuando ese suelo se humedeciera totalmente, todo se iba a venir abajo.

Así lo indicó el especialista Enrique Santoyo Villa, quien este viernes impartió una conferencia en la Facultad de Ingeniería de la UAP a una década del desastre que terminó con la vida de más de 200 personas.

Santoyo Villa participó en labores de reconstrucción en la Sierra Norte y es el responsable de detener el hundimiento de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, así como de haber corregido las fallas del puente más alto del país: el Mezcala, en la autopista México–Acapulco. Durante su exposición a estudiantes y catedráticos, el especialista sostuvo que una regla de la ingeniería es que siempre habrá una fisura en un talud.

“La vean o no la vean, ahí está la maldita fisura. Siempre habrá una arriba de un talud, eso es una regla de oro”, aseguró Santoyo para agregar que eso fue lo que observó en La Aurora tras recorrer el panteón y percatarse de que las tumbas estaban cubiertas con más de 10 metros cúbicos de agua.

Al fisurarse uno de esos depósitos de agua, que son muy frágiles, provocará una reacción en cadena haciendo brotar al líquido y encontrar la grieta, en la cual entraría más agua de la que podría caer en cualquier tormenta.

“Si a mí me dan una montaña o un talud y me dejan juntar 100 metros cúbicos de agua para meterla en unos tubos de PVC, chicos, y los conecto a un tanque de 80 metros cúbicos de agua, tiro el talud que me pongan enfrente. Así de fácil es tirar un talud. Yo creo que esto pasó en Teziutlán”, indicó.

La reconstrucción de esa parte del cerro donde está asentada La Aurora costó más de 15 millones de pesos y para poder estabilizar el talud fue necesaria la colocación de 281 anclas de 24 metros, de 22.5 toneladas cada una; asimismo, fueron colocadas otras 81 anclas, pero de 27 metros y 45 toneladas, y 112 drenes de 13.7 metros de penetración.

En total, se hicieron perforaciones de 10 mil 465 metros entre anclas y drenes.

Santoyo Villa recordó que cuando su equipo comenzó a perforar el cerro, el agua salía por todos y a la fecha continúa saliendo pero sólo en la parte baja. “Si en un talud el flujo de agua está organizado, entonces pierde la capacidad de destruirlo”.

Actualmente bajo el lugar donde ocurrió el deslizamiento de tierra existe un centro comercial, lo que da una idea de la seguridad del lugar pues ninguna empresa con concentración masiva de gente correría el riesgo de un accidente. Los breves chorros de agua que continúan saliendo del cerro que se desgajó en octubre de 1999 son utilizados por los taxistas para limpiar sus vehículos.

El ingeniero indicó que hace falta un mayor estudio y comprensión de la Sierra Norte de Puebla, ya que sus características geológicas son particulares y no corresponden a la de ninguna otra serranía del país. Sólo así se podrán evitar fenómenos y accidentes como los ocurridos en Teziutlán y en como otros municipios serranos que han padecido problemas de deslizamientos como Pahuatlán, Huauchinango y Zapotitlán de Méndez.

 

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