Se instaló el Consejo Municipal de Protección Civil en Tampico, a propósito de que la temporada de huracanes 2012 está cerca, para la zona del Atlántico.

Al evento asistió el director de Protección Civil en Tamaulipas, Pedro Benavides; el secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Homero de la Garza Tamez, así como la presidente municipal de Tampico, Magdalena Peraza Guerra.

De acuerdo a los pronósticos que se tienen sobre huracanes, para este año están contemplados diez fenómenos climáticos para el litoral del Atlántico, cantidad que de entrada es menor con la relación a la temporada anterior.

De igual manera la información que se maneja es que si bien los ciclones tropicales serán menor en cuanto a número, su intensidad se presagia puede ser mayor, y en ese sentido el cambio climático tendría mucho que ver.

El Consejo de Protección Civil instalado ayer en este puerto, no es otra cosa que el banderazo de comienzo de los preparativos respecto a la temporada del año en el que las lluvias son de mayor intensidad, que es otro punto de atención para las autoridades.

Y es que no se necesita de un huracán para que la zona conurbada padezca problemas de inundaciones. Es cosa de que llueva, días consecutivos ríos arriba, o varias horas seguidas en el caso de nuestras ciudades, para que salga a relucir lo vulnerables en que se encuentran miles de familias y que otros tantos más sufran los estragos de las inundaciones.

Por ahora la cultura de la prevención sigue siendo la mejor fórmula para matizar los efectos de las inundaciones, pero en cuestión de obras que vengan a reducir aún más las afectaciones, eso sigue siendo materia pendiente.

La falta de grandes como importantes construcciones que den cauce a volúmenes extraordinarios de agua que caen en la zona en temporada de lluvia, es tema que vuelve a la escena de la discusión, precisamente cuando las afectaciones vuelven a ser inminentes.

La única opción al respecto para las familias más expuestas, la más económica y que no necesita grandes inversiones, es prepararse para cuando los grandes escurrimientos aparezcan, abandonar el patrimonio, dejar que se lo lleve… el agua, y esperar al próximo año a que las autoridades atiendan este otro pendiente.