Trombas de agua y vientos huracanados causan estragos en Portugal

23 diciembre 2009

23 de diciembre de 2009
Fuente: La Voz de Galicia

El servicio de Protección Civil mantiene a todo el país en alerta por el mal tiempo previsto también para los próximos días.

Las trombas de agua y los vientos huracanados que azotan de forma intermitente a casi todo Portugal han causado estragos en el país, donde las caídas de postes y árboles han cortado carreteras y dejado a 350.000 familias sin luz.

El temporal de frío y nieve ha causado también interrupciones del tránsito, sobre todo en las carreteras del norte del país, y retrasos y desvíos de vuelos, tanto en el Portugal continental como en las islas Azores y Madeira.

Tras las inundaciones que sufrió en la madrugada del martes la región de Oporto, en las últimas horas las lluvias torrenciales y los vientos de hasta 140 kilómetros por hora causaron destrozos en muchos distritos, especialmente en la zona central.

Aunque las autoridades sólo han informado de daños materiales y no se han registrado víctimas, el servicio de Protección Civil mantiene a todo el país en alerta por el mal tiempo previsto también para los próximos días.

Los bomberos y los cuerpos de seguridad informaron de que no han tenido tregua desde el martes para atender centenares de peticiones de ayuda por casas anegadas, tejados arrancados, automóviles inmovilizados, derrumbamientos y caída de árboles y tendidos eléctricos.

En Beja tres hombres tuvieron que ser rescatados hoy de un árbol por un helicóptero tras quedar atrapados en medio de una riada que se llevó su automóvil cuando circulaban cerca de la localidad de Castro Verde.

En Torres Vedras, a 66 kilómetros al norte de Lisboa, se declaró hoy el estado de «emergencia municipal» por los destrozos causados en las últimas horas por la lluvia y el viento, que derribó decenas de árboles.

En la segunda ciudad portuguesa, Oporto, un gran árbol cayó sobre la céntrica avenida Boavista, donde el martes cientos de viviendas se quedaron sin luz por las lluvias torrenciales que inundaron los transformadores de energía eléctrica.

En Castelo Branco, a 230 kilómetros al noreste de la capital, los bomberos tuvieron que despejar más de una treintena de árboles de las vías públicas, mientras al sureste del país, en Santarem, las principales vías de circulación tuvieron cortes temporales y algunas familias tuvieron que ser realojadas por los daños que sufrieron sus viviendas.

Tampoco se salvaron de los estragos del temporal las islas Azores y la de Madeira donde varios vuelos fueron cancelados y otros sufrieron retrasos por los fuertes vientos que impedían el despegue y aterrizaje normal de las aeronaves.

Además de la destrucción causada por los vientos más de 350.000 residencias de la zona central de Portugal se quedaron sin luz durante la madrugada por la caída de tendidos y torres.

Según la principal suministradora del servicio, Energías de Portugal (EDP) hay serias dificultades para normalizar el servicio a más de la mitad de los afectados.

En la región de Lisboa los vientos huracanados arrancaron también tejados y árboles y la lluvia torrencial causó varios derrumbes e inundaciones además de muchos problemas de circulación en los accesos a la capital.

El aeropuerto de Lisboa sufrió además retrasos de varios vuelos por las malas condiciones meteorológicas, que el martes obligaron a suspender cinco conexiones.

Los servicios de Protección Civil de la capital y su zona de influencia tienen previsto mantener al menos hasta mañana jueves el estado de alerta en la región más poblada de Portugal, donde viven más de una cuarta parte de los 10 millones de habitantes del país.

Los bomberos lisboetas realizaron más de doscientas intervenciones desde la madrugada de hoy por los daños de la lluvia y el viento.

En el norte del país, donde las temperaturas han sido más bajas, la nieve y el hielo interrumpieron durante varias horas la circulación en carreteras y autopistas de Viseu, Vila Real, Guarda y Braganca, algunas próximas a la frontera española.

También cuatro puertos marítimos, los de Faro, Sao Martinho do Porto, Duero y Caminha fueron cerrados a la navegación por el fuerte oleaje, mientras los de Aveiro y Figueira da Foz no permitían la entrada de barcos grandes.