Valle de Bravo, del esplendor a la desolación

11 junio 2012

11 de junio de 2012
Fuente: El Universal
Nota de José Huerta
Fotos de Raúl Estrella

Montado en su moto acuática Salvador es uno de los dos policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que vigilan que ningún turista o habitante introduzca al lago de Valle de Bravo lanchas o cualquier otro vehículo motorizado. No recuerda un sábado más triste que el de hoy en los casi 15 años que lleva de servicio como policía, rescatista y buzo. A toda velocidad pasa por un lujoso conjunto residencial conocido como La Peña, al poniente de este cuerpo de agua, los residentes que lo ven le mientan la madre como si de él proviniera la restricción.

Juan Antonio y su familia vinieron a Valle de Bravo desde la delegación Álvaro Obregón, Distrito Federal. Provistos de lentes oscuros, gorras y bermudas se alejan del muelle luego de que una decena de lancheros les negaran el servicio.

“Váyanse al otro lado, los compañeros de allá sí están dando servicio de lanchas”, le dice al capitalino un hombre moreno y regordete que al medio día de un sábado común, con excepción de éste, ya llevaría mínimo tres viajes de 500 pesos cada uno. Pero Juan Antonio, su esposa y sus hijos se dan cuenta que tampoco del otro lado hay servicio. El hombre hace un gesto como diciendo “ni modo”.

En la parte sur del lago de Valle de Bravo tres turistas intentan meter sus lanchas, los detiene el Oficial de Resguardo Marítimo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) Juan Francisco García, quien viaja en un bote inflable, les avisa de la restricción. La diversión para estos jóvenes ni siquiera empezó.

Ricardo Medrano de la Capitanía de Puerto indica que desde ayer se estableció que se harán validas las sanciones, que van de 100 a 500 días de salario mínimo a todos los que desobedezcan la restricción. Hasta el momento, afirma la autoridad, nadie ha sido sancionado.

Son las 16 horas del sábado, segundo día de esta prohibición impuesta por la Comisión Nacional de Agua (Conagua) para que las hélices de los motores no provocaran la proliferación de un alga que llega a repercutir en el Sistema Cutzamala, pero este sábado es el primero turístico.

Con excepción de tres veleros, el lago está vacío, igual que los restaurantes flotantes Balsa y Los Pericos, que no tuvieron los comensales de cada fin de semana.

Esto se debe a que los turistas asiduos ya sabían que las actividades acuáticas están suspendidas y prefirieron no llegar, declara Gabriel Torre prestador de servicios de veleros. Hasta el momento el ayuntamiento de Valle de Bravo aún no da a conocer el monto de las pérdidas.

Jaime, Raúl y Edwin son tres de los aproximadamente 140 lancheros que esperan a que en cualquier momento el puerto se abra, aunque sea para ganarse 100 pesos, pues si bien la hora en lancha cuesta 500, ellos son empleados y 100 pesos es su comisión por hora. Ellos protestaron el viernes, cuando comenzó la restricción de las embarcaciones de motor en el lago, pero se dieron cuenta de que era inútil, pues todo depende de la Conagua.

La parte oriente del lago de Valle de Bravo es quizá la más contaminada, coincidentemente porque en ese sitio tres tubos vierten sus aguas residuales al lago a la vista de todos, a diferencia de la zona poniente.

Los lancheros dicen que el verdadero problema son las descargas de aguas negras, que no son los motores, ni las hélices la que fomenten la aparición de algas.

Conagua prohibió el uso de lanchas y motos en el lago de Valle de Bravo para evitar que éste se siga contaminando.

Fotos. Raúl Estrella

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