Veracruz: Empecinados en el envenenamiento

22 abril 2014

Lo mismo sucede con lagos y lagunas. Esto es evidencia de que hace años el estado carece de una política coherente y clara para administrar el agua. Existen los organismos de administración pública para ello, la burocracia, pero no el diseño correcto ni la continuidad transgubernamental. Probablemente tampoco comprensión cabal del tema ni su importancia sustantiva para el futuro del estado.

Hace años se empezó con la instrumentación de colectores pluviales y para el tratamiento de aguas residuales; se construyeron colectores y plantas por todo el estado. Ninguno funciona cabalmente. Ni en la capital del estado que es una ciudad que acusa severos problemas hídricos.

Xalapa, el estado de hecho, tiene un manejo del agua que corresponde, en el mejor de los casos, al siglo XIX, pero en las condiciones y con los problemas del siglo XXI. Varios años después de haber sido construido, es la fecha que el colector pluvial del desastroso río Carneros no funciona. Las aguas de escurrimientos pluviales que colecta terminan en el arroyo y las inundaciones continúan. La irresponsabilidad es abrumadora. Hay un consistente desapego y desinterés en materia del agua. Lo que bien puede traducirse en el completo desinterés de diversas administraciones en el futuro del estado que han gobernado.

El asunto se agrava porque el río Carneros es, en pleno siglo XXI, receptáculo de descargas residuales. El manejo y administración veracruzano de los recursos hídricos es inaceptable. Integralmente. La variable de la civilidad sobre la base de la educación es completamente deficitaria; el desempeño del desfile de gobernantes y administradores también.

Así, el estado va encaminado decididamente hacia una crisis de proporciones mayúsculas y no parece haber signo alguno de conciencia gubernamental al respecto. Menos aún una política racional.

22 de abril de 2014
Fuente: La Jornada Veracruz