Vertederos incontrolados
11 agosto 201011 de agosto de 2010
Fuente: Econoticias
Plan de Residuos: Cómo acabar en 2006 con 4.000 vertederos incontrolados
Como se refleja en el Plan, el sellado de vertederos incontrolados con las debidas garantías es diferente según las características físicas del terreno y su ubicación, se requieren por tanto acciones específicas. En términos generales, el proceso precisa de la limpieza del cúmulo de desechos, el sellado del mismo y la aplicación de los controles medioambientales pertinentes. Al respecto, desde el departamento de Urbanismo y Medio Ambiente de la Diputación Foral de Álava se indica que la primera etapa en la desaparición de un vertedero incontrolado consiste en la retirada del grueso de los residuos encontrados y, generalmente, su traslado a un depósito hábil.
Recinto de características controladas
“Un vertedero debería incluir una cubierta de drenaje para filtrar los líquidos de las referidas capas. Para acabar la instalación, y si fuera preciso, se debe instalar una cubierta exterior, por ejemplo, de gravas no compactadas rematadas con césped y diversas especies vegetales llamadas a recuperar el paisaje de la zona degradada. Más tarde llegarán los controles naturales que comprueben la calidad del sellado, su aislamiento y que la zona no vuelva a acoger residuos de forma incontrolada”, detalla Estévez.
Todo ello, una vez transformado el foco de vertidos ilegales, significaría el almacenamiento de basuras en “un recinto de características físicas y técnicas específicas en el que se han tomado las medidas de seguridad adecuadas para evitar todo efecto nocivo o molesto que cause deterioro al medio donde se ubica”, explica Ana García López, del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla.
Alternativa: Valorización de los residuos
Como se puede observar evitar las sustancias peligrosas en los vertederos se ha convertido en una acción prioritaria en los últimos años por parte de las autoridades medioambientales. En este sentido, la lógica indica que la recogida selectiva de las basuras en su lugar de origen -domicilios particulares y empresas, principalmente-, con acciones concretas ideadas para el fomento del reciclaje, es parte fundamental para entender los registros dominantes en la gestión de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU). Dicha gestión se basa fundamentalmente en la minimización de las entradas de materiales en los vertederos y en el incremento de los procesos de reciclaje específicos, destinados principalmente a la recuperación de desechos procedentes de sectores económicos como el de la construcción, o en la explotación del cúmulo de basuras orgánicas para la elaboración de gas ciudad o de fertilizantes como el compost. En este sentido, las tendencias actuales predican la necesidad de generar cada vez menos basuras por habitante y de valorizar los desechos en mayor medida.
Para ello, el sistema de captación de gases en un vertedero se basa normalmente en la instalación de pozos de recogida en el lecho del vertedero, si es que éste tiene una profundidad mínima de 6 metros, separados entre sí por una distancia máxima de 60 metros y cubriendo entre todos la totalidad de la superficie del vertedero. En caso de vertederos de menor profundidad, puede resolverse la instalación mediante el tendido de tuberías perforadas horizontales, peinando toda la superficie del vertedero. “Y la extracción del citado fluido se hace imprescindible para evitar el riesgo de explosiones”, indica Daniel Estévez.
El resultado de medidas como la descrita -propia de vertederos ya controlados- se puede traducir en una producción energética sensible. La misma, en el caso de una ciudad como Vitoria (225.000 habitantes), podría alcanzar los cuatro millones de kilovatios hora, es decir, el equivalente a la electricidad que consumen anualmente 6.000 familias, según rezan los datos facilitados por el área de Medio Ambiente del Consistorio vitoriano en referencia a la planta habilitada en su ciudad para el aprovechamiento del biogás generado en el vertedero municipal de Gardélegui. La citada central funciona desde 2002 tras una inversión de 803.000 euros con la intención de reutilizar las basuras procedentes de toda Álava. Extrae biogás, metano e hidrocarburos. Otras actuaciones relacionadas con la gestión de residuos es la creación de una planta para el tratamiento integral de residuos capaz de abastecer eléctricamente a 16.000 vecinos de la referida ciudad a través de la recuperación de residuos y del biogás, prevista en 2006. Hasta su creación, el biogás que emanaba de los desechos se captaba y quemaba a través de una red de antorchas.
Reutilización de la superficie
Una vez solucionados todos los aspectos descritos, el vertedero incontrolado puede mudar su aspecto. Hay ocasiones en las que se recurre a su cubrición, hecho que facilita la vegetación de la zona ya restaurada. Con ello se logra la restauración paisajística de la superficie antes degradada con suelos estabilizados y especies arbóreas autóctonas. En los taludes del depósito cerrado -si los hubiera- se podría emplear césped.
Desde la aplicación del Plan Nacional de Residuos han sido múltiples las actuaciones desarrolladas. De hecho, la Junta de Castilla-La Mancha invirtió 1,2 millones de euros entre 1999 y 2001 en el acondicionamiento y sellado de 64 vertederos incontrolados. En la provincia de Valencia fueron sellados 863 de estos depósitos en 153 municipios y, en la Comunidad Autónoma de La Rioja, 126 en cuatro años. En Andalucía, sólo en un año se cerraron 43 vertederos con una inversión total de tres millones de euros.
Cuestiones legales
A día de hoy este tipo de vertederos son ilegales y su aparición está perseguida. Al respecto, ya existen sentencias condenatorias que han inculpado a instituciones y a sus representantes por la creación de depósitos de residuos incontrolados. En este punto cabe recordar la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona que condena a varios meses de prisión a varios vecinos de un ayuntamiento de la citada provincia por la creación de un vertedero ilegal. Otro ejemplo del celo institucional al respecto es aquel que narra los esfuerzos de las Cortes europeas contra varios vertederos incontrolados detectados en varias provincias españolas.
Una solución: la regla de ‘las Tres Erres’
La sociedad occidental cada vez consume en mayor cantidad y, por ende, produce un mayor volumen de RSU, que acaban en vertederos o en infraestructuras como las incineradoras. De una u otra forma se pierden gran cantidad de materias primas que se han utilizado en la fabricación de los productos que acaban en la basura. Al tiempo, las reservas naturales de materias primas y las fuentes energéticas disminuyen mientras los costes de su extracción aumentan y son motivos de graves impactos ambientales y desequilibrios sociales. Es la cultura del usar y tirar. Según Ecologistas en Acción, cada ciudadano genera por término medio 1 kilo de basura al día.
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