Unos 12 mil habitantes de la séptima sección de Juchitán, viven desde hace ocho meses con el agua del drenaje afuera de sus casas debido a que el colector de aguas residuales colapsó.

El Presidente Municipal, Daniel Gurrión Matías. informó que el problema viene desde la administración anterior, que encabezó Mariano Santana López Santiago, debido a que no concluyeron con las obras de rehabilitación de la red de drenaje.

“Este problema es de la administración anterior, nosotros desde el primero de enero que tomamos posesión dimos atención y solicitamos al director de la Comisión Estatal del agua que viniera y fuimos a ver el problema, caminamos con la gente en ese lugar”, dijo Explicó que junto con el titular de la Comisión Estatal del Agua Rolando García Varela recorrieron el lugar y acordaron agilizar los trámites para la obra que solucione este problema de salud pública.

Detalló que la obra tendrá una inversión de 6 a 7 millones de pesos y va a consistir en la rehabilitación de la red que está desnivelada así como la construcción de un cárcamo que permita a la red bombear el drenaje hacia el colector que se conectará a la planta de tratamiento de aguas residuales.

“Esta obra tendrá un costo de más de 6 millones de pesos para solucionar el problema vamos a construir un cárcamo de bombeo para que pueda impulsar la red hasta el colector”, detalló.

Mientras tanto los vecinos de las calles de la séptima sección y 16 de Septiembre tienen que soportar los nauseabundos olores y atravesar las calles que han sido han sido cubiertas por el afluente de aguas negras a través un ‘puente’ de costales y piedras.

Todos los días a las 8:50 horas, a doña Roselia Esteva Luis no le queda de otra que cargar a su hija para cruzar el agua de drenaje que ha tapado la calle principal del periférico, para llevarla al jardín de niños que se encuentra cercano a la zona inundada.

“¿Qué vamos hacer? Tenemos que vivir con la peste, no nos queda de otra, ya nos quejamos, el Presidente nuevo dice que ya lo va arreglar y pues aquí seguimos”, dijo.

Después de cruzar este río, la señora Roselia tiene que desinfectarse con cloro para evitar infecciones en los pies.

“Después de llevar y traer a mi hija me lavo con cloro si no, me pueden salir granos en los pies”, dice.

Doña María es una vecina de la Colonia 16 de septiembre, quien con su bebé de meses en brazos también cruza por las aguas negras, pero prefiere meterse a ellas que sortear las piedras y costales que fueron puestos y no exponerse a caer.