Por Fermín Cabanillas
Todo ello gracias a un proyecto iniciado hace once años en la Laguna Primera de Palos, una laguna natural de agua dulce que se encuentra incluida en la Red de Espacios Protegidos de la Junta de Andalucía con la figura de Paraje Natural, y desde 2005 tiene categoría RAMSAR (Convenio Internacional para la conservación de estos espacios).
La laguna nació a raíz de la restauración promovida por CEPSA, empresa que tiene en Palos de la Frontera algunas de sus instalaciones más importantes, y precisamente está en terrenos de propiedad de la compañía, que gestiona sus más de dieciséis hectáreas.
El jefe de comunicación de CEPSA en Huelva, Jesús Velasco, ha explicado a Efe que todo surgió a finales de 1999, con motivo de la construcción de cuatro nuevos tanques en las inmediaciones del paraje, que suponen una importante reserva para el Estado en caso de necesidad.
“Como todo proyecto, siempre existen medidas compensatorias, y tomamos la decisión de restaurar la laguna, que ha supuesto asentar su política de sostenibilidad y de responsabilidad social y empresarial”.
Todo lo referente a este paraje constituye una singularidad en el contexto nacional, lo que le confiere un excepcional valor, pues contribuye a la riqueza de especies florísticas y faunísticas de la zona actuando como refugio y abastecimiento de elementos amenazados (nutria, malvasía, focha cornuda) o raros (avetoros, porrón).
En este sentido, se marcó un hito, ya que por primera vez en España, una industria colaboró con la Administración y centros de investigación en labores de restauración de un espacio natural definido por la Ley para Espacios Protegidos y también, por vez primera, una entidad privada dedicada al refino de petróleo se comprometió en la puesta en valor para uso público de este recurso.
Entre otras actuaciones, se realizó la eliminación de infraestructuras obsoletas, revegetación con árboles y arbustos autóctonos, así como el apantallamientos alrededor de los tanques de crudo para evitar los impactos paisajísticos”.
Se hizo un cercado ecológico de la parcela para evitar invasiones y ocupaciones, se retiraron los sedimentos aportados por los cultivos intensivos o se construyó un itinerario didáctico y un observatorio con tipología típica de la zona de las marismas de Huelva.
Así, cada semana, una media de 55 personas visitan y recorren uno de sus itinerarios didácticos, y se ha establecido un programa de estudio y seguimiento anuales con el fin de garantizar las actuaciones realizadas y también específicos, lo que suma ya más de 34.000 visitas desde su inauguración en 2001.
La actuación ha obtenido importantes premios nacionales y autóctonos, como el Premio de Medio Ambiente Garrigues Walker, Doñana 21 de Sostenibilidad o de Medio Ambiente del Empresario del Año de la Fundación El Monte-FOE. EFE